Entrevista con Eduardo Bayona

El pasado 3 de mayo, día Internacional de la Libertad de Prensa, la Asociación de Periodistas de Aragón entregó a Eduardo Bayona el premio “Asociación de Periodistas de Aragón - Ciudad de Zaragoza” 2016 por su trayectoria profesional y por su «visión crítica y enfoques poco habituales que aportan originalidad, valor añadido y una especial función social a sus artículos».

Nacido en Esplús, localidad literana en la que sigue manteniendo una intensa vida social, y con una dilatada trayectoria en importantes medios de comunicación de Cataluña y de Aragón (La Mañana, Segre, El Periódico de Aragón), en los últimos años Eduardo Bayona ha protagonizado una ejemplar evolución hacia destacados medios digitales como Público, eldiario.es, o ctxt, donde ha podido desarrollar como nadie su estilo incisivo y cercano, analítico y riguroso, siempre con la vista puesta en el bien común de las personas más que en los intereses particulares de los medios o de los poderes fácticos. Conversamos con él pocas horas antes de que recogiera el premio y esto es lo que nos dijo.

El pasado 3 de mayo, día Internacional de la Libertad de Prensa, la Asociación de Periodistas de Aragón entregó a Eduardo Bayona el premio “Asociación de Periodistas de Aragón – Ciudad de Zaragoza” 2016 por su trayectoria profesional y por su «visión crítica y enfoques poco habituales que aportan originalidad, valor añadido y una especial función social a sus artículos».

Nacido en Esplús, localidad literana en la que sigue manteniendo una intensa vida social, y con una dilatada trayectoria en importantes medios de comunicación de Cataluña y de Aragón (La Mañana, Segre, El Periódico de Aragón), en los últimos años Eduardo Bayona ha protagonizado una ejemplar evolución hacia destacados medios digitales como Público, eldiario.es, o ctxt, donde ha podido desarrollar como nadie su estilo incisivo y cercano, analítico y riguroso, siempre con la vista puesta en el bien común de las personas más que en los intereses particulares de los medios o de los poderes fácticos. Conversamos con él pocas horas antes de que recogiera el premio y esto es lo que nos dijo.

Pregunta —Enhorabuena por el premio.

Eduardo Bayona —Es curioso porque un día me llamó un compañero para preguntarme si me había presentado, porque le había llegado algún rumor de que me lo podían dar a mí; pero yo le dije que no, que no me había presentado. Por lo visto hubo gente de la asociación que me propuso y el jurado decidió dármelo a mí. Les estoy muy agradecido, es un reconocimiento de la profesión tan inesperado como bienvenido.

P —Es una muy buena noticia, un reconocimiento a la línea de periodismo crítico que llevas últimamente.

EB —Esta profesión está cambiando mucho. Trabajé muchos años en medios de papel, pero ahora estoy en Público, eldiario.es y Contexto [ctxt]. Ah, y en El Salto.

P —El Salto no lo conocía.

EB —El Salto es una publicación mensual que ha aparecido hace poco, con una estructura muy novedosa, una especie de confederación de medios de varias comunidades autónomas con un formato de cooperativa de segundo grado. Aparece en papel, que te llega a casa por subscripción, y lo hay también en digital. Algunas de las piezas que salen en El Salto-Aragón luego las publica también Ara-Info en su web. También forman parte de El Salto medios como Diagonal, El Crític, El Salmón Contracorriente y otros.

P —Muy polifacético. Sólo te falta trabajar en la tele.

EB —Bueno, la verdad es que colaboro también en la tertulia “Puntos de Vista”, de Aragón Televisión.

P —Tu itinerario refleja muy bien las mutaciones que ha experimentado el periodismo en los últimos años, cuando los medios tradicionales han ido perdiendo peso a medida que han ido surgiendo los nuevos medios digitales, que a menudo han resultado ser más rigurosos abordando temas socialmente relevantes.

EB —El formato digital lo que ha traído es una cierta democratización de la información, en el sentido de que por un lado es más fácil el acceso a la información y, por otro lado, mucha gente puede proveer noticias a los medios, puesto que hoy todo el mundo tiene a mano un teléfono móvil con el que grabar, hacer fotos o enviar mensajes a una web. Esto supone un cambio decisivo. Además, los nuevos medios digitales tienen un modelo de negocio que los hace más ágiles, más cercanos a lo que era el periodismo en sus orígenes. En las últimas décadas los grandes medios se convirtieron en grandes monstruos burocráticos, medios como el New York Times, Le Monde, El País, etc., alcanzaron una infraestructura tan enorme que se volvieron muy dependientes del mundo financiero. Y claro, llegó un momento en que con las reestructuraciones económicas empezaron a expulsar personal. Pero no sólo por motivos económicos, sino también por motivos de conciencia, ya que a menudo hubo cambios de línea editorial. Esto provocó que muchos periodistas abandonaran las redacciones y, una vez fuera, fueron montando otros medios aprovechando las oportunidades que ofrecían las nuevas tecnologías. Claro, eran periodistas y sabían cómo hacerlo. Si hubieran sido trabajadores de empresas del metal, pues hubieran montado talleres, pero como eran periodistas… ¿qué iban a montar si no?

P —Está claro.

EB —Están apareciendo nuevos modelos de medios que me parecen fascinantes. Contexto [ctxt] es uno de ellos; El Asombrario me parece tremendo; o como El Salmón Contracorriente y otros similares. Todos ellos son medios fundados por periodistas, muy buenos en lo suyo, que de ahí sacan un medio de vida. No aspiran a tener grandes beneficios ni grandes negocios, ni a influir en los poderes directamente —otra cosa es que influyan a base de dar información, que es lo que debería hacer toda la prensa; pero no a mangonear en política directamente. Somos así de ingenuos, pero estamos convencidos de que el periodismo debería ser así. Una herramienta de transparencia y control indispensable para que la democracia funcione. Para que los poderosos no nos tomen tanto el pelo.

P —¿Cuánto tiempo llevas colaborando con estos medios digitales?

EB —Yo me voy del papel (de El Periódico de Aragón) en junio de 2014. Estoy un tiempo en Radio Ebro y en un suplemento digital (Diario Aragonés) y luego, en la primavera del 2015, empiezo a colaborar con eldiario.es, luego con Público, y luego un amigo me dice si me quiero sumar a un medio que están creando que se llamará Contexto [ctxt]. Poco a poco he ido entrando en otro tipo de engranajes, utilizando las redes sociales para difundir mi trabajo y haciendo el proceso completo de adaptación a la nueva realidad mediática. Un cambio drástico, que hace unos años no podíamos ni imaginar pero que ha venido para quedarse.

P —En este nuevo contexto mediático, ¿en qué medida dirías que ha cambiado tu forma de escribir?

EB —No, cambiar no. Mi estilo es similar. Lo que sí que ha cambiado son las posibilidades temáticas. Las redacciones de los periódicos de papel tienen sus secciones, y si estás en la sección de Política, te tocará cubrir unos determinados partidos; si estás en la de Economía puedes llevar temas de laboral, macroeconomía o consumo; si estás en Tribunales puedes estar llevando la delincuencia común o la corrupción política, etc. Todo está muy compartimentado. En cambio ahora estoy tocando unas temáticas mucho más amplias, estoy haciendo temas de economía, sociales, ambientales, algo de tribunales… Sigo con mis temas de siempre, pero tengo libertad para ampliarlos en la medida que veo que puede ser de interés.

P —El medio digital debe ser muy diferente al de papel también en otras cosas; en la relación con los lectores, por ejemplo.

EB —Sí. De hecho, para mí la diferencia fundamental es que en la prensa digital se puede saber automáticamente cuánta gente lee cada información y así saber lo que despierta interés. De esta manera se han ido descubriendo nuevos nichos. Hace 15 años en la prensa dábamos noticias sobre las actividades de grandes constructoras, pero con el tiempo ha resultado que lo que realmente tenía interés eran las consecuencias de aquellas actividades y políticas, que han comportado paro, desahucios, al desbarajuste bancario, etc. Ahora te das cuenta de que la gente lo que quiere saber es eso, y puedes demostrarlo. Que, a ver, yo ya había tratado estas cosas antes, siempre había un punto de crítica en mis crónicas, pero normalmente no había mucho espacio para poder incidir en ello. Ahora eso es diferente.

P —Eso es cierto, siempre has sido un periodista crítico.

EB —Sí, bueno, pero ahora más. Las condiciones ahora lo permiten. Las técnicas periodísticas son las mismas, las del periodismo de investigación, el periodismo de datos, el contrastar con varias fuentes; el lenguaje intentas que sea ameno, evitando palabros que asusten al lector, intentando que el texto sea atractivo… Pero sí que hay un cambio de perspectiva, pues hay temas como los de igualdad de género, de identidad sexual, de pobreza y desigualdad económica y social, de abusos de poder de instituciones, sectores empresariales, temas ambientales, etc., que ahora puedo tratar con más profundidad. Hoy día se han abierto nuevos nichos temáticos.

 

A nivel comarcal está habiendo una explosión de medios tremenda e interesantísima

 

P —¿Pero es por la época en que vivimos, o porque las empresas de periódicos de papel no podían publicar ciertas cosas por su dependencia económica o política?

EB —Depende de cada medio. La selección y el tratamiento de temas es compleja. En Madrid, por ejemplo, entre los medios de papel (El País, El Mundo, ABC, etc.) existe una gran coincidencia en la forma de tratar la información nacional, pero sin embargo, en las informaciones locales presentan grandes diferencias. La prensa de papel local es diferente. A mí me resulta sorprendente. Antes era normal que hubiera pulsos entre los grandes medios de comunicación, a veces por políticas meramente comerciales, pero ahora cada vez se diferencian menos. Entre los medios nacionales hay ya muy pocas diferencias en los temas que sacan y el tratamiento que les dan. Sólo se diferencian en temas muy puntuales, como cierta información local. Por otro lado, en los medios regionales o autonómicos, en los provinciales… los temas de más interés social tampoco suelen encontrar su sitio, más allá de en ciertos suplementos concretos… Les cuesta entrar, por unas inercias que no acabo de adivinar a qué responden, supongo que deben tener que ver con la propiedad y con la situación financiera, pero les cuesta entrar. Es decir, tanto entre la prensa nacional como en la autonómica y provincial ha habido una tendencia a la homogeneización que ha dejado a muchos lectores huérfanos, de ahí que los nuevos medios digitales tengan cada vez más demanda y crezcan con tanto empuje.

P —A nivel comarcal ¿mantienes algún contacto con los medios de comunicación de la Litera?

EB —Mantengo algunos contactos personales, y voy siguiéndolos en la medida que puedo. A mí me parece un fenómeno digno de estudio, que estará relacionado con eso de la “glocalización”, y es que con el tema de Internet, las redes, etc., está habiendo una auténtica explosión de medios locales, es impresionante. El caso de la Litera es ejemplar. También están los ejemplos del Cinca Medio, del Sobrarbe, de la Jacetania… Sobre todo por la provincia de Huesca está habiendo una explosión de medios tremenda e interesantísima.

P —Con la escasez que habíamos tenido históricamente…

EB —Lo que está pasando en estas comarcas refleja un poco lo que decíamos. Antes había unos medios de comunicación de tipo más industrial, con sus talleres, sus imprentas, sus transportes, con un modelo de negocio por el que te vendían la información en un medio material, en un periódico, una revista o un formato de este tipo… Ahora, en cambio, es posible montar un medio de comunicación mucho más ágil, que solo funcionará si lo haces funcionar, ojo, porque requiere ofrecer algo de mucha calidad y que interese al lector. Hay que tener en cuenta que hay muchísima información que no entra en los grandes medios, pero que es información de interés para mucha gente, y esto es lo que los nuevos medios pueden cubrir. Sobre todo a nivel local. Para mí que, a nivel local, tanto los medios de papel como los digitales pueden tener un protagonismo importante en el futuro, y, en cambio, a un nivel más amplio el papel quedará reducido a unos pocos medios de calidad, y los medios digitales encontrarán sus nichos de lectores exigentes. Yo lo veo así.

P —Hablando del nivel local: has colaborado alguna vez en medios de comunicación de la Litera. Por ejemplo, en Radio Binéfar, o en El Semanal, aquel suplemento que editaba el Diario del Alto Aragón a finales de los 80… Había mucha gente implicada, incluso yo mismo estuve publicando una tira cómica semanal, alternada con la de Paco Paricio, durante un par de años…

EB —Sí, había hecho algunos trabajos para El Semanal al principio, había colaborado con ellos cuando lo llevaba Jaime Armengol, con quien luego coincidí en La Mañana y en el Periódico de Aragón. También había colaborado con Radio Binéfar en varias de sus etapas. Después, yo había cubierto mucha información de la Franja, concretamente de las comarcas de Ribagorza, Litera y Bajo Cinca, durante mi época en La Mañana. Luego, en mi época en Segre ya me centré más en temas de tribunales, por lo que de la zona ya sólo sacaba cosas relativas a juicios, temas judicializados, que también los había.

Eduardo Bayona (izq.) en Alcampell, 27 agosto 2011. En segundo plano, este preguntador.P —¡Es cierto! De hecho, el verano de 2011 te invitamos a dar una conferencia sobre el crimen de Fago en el marco de las Tertúlies a la fresca que organizábamos en Alcampell. ¿Has seguido con el tema de los crímenes rurales?

EB —Sí, toqué algunos más… Entonces ya había publicado el libro El crimen de Fago, y en El Periódico de Aragón me ocupaba de la sección de Sucesos y Tribunales y me tocó cubrir bastantes casos parecidos. Recuerdo el crimen de Sabiñánigo; el asesinato de Pilar Blasco, que fue un caso atroz y tremendo; los descuartizamientos de Ricla y Cadrete… La verdad es que ha habido unos cuantos crímenes rurales bastante estremecedores, de poner los pelos de punta, pero en los últimos tiempos que estuve en El Periódico de Aragón la sección de Sucesos y Tribunales se empezó a llenar con los casos de corrupción. Los de La Muela, el de PLAZA, el caso Becerríl, el caso Mallén, etc.: empezaron a florecer una serie de casos de corrupción que todavía siguen y que aún tardarán en amainar. Parece que hemos estado en manos de gente poco recomendable, y todavía durarán porque esto viene de muy atrás. El de La Muela creo que fue uno de los primeros y estalló en marzo de 2009, por lo que han pasado ocho años y todo sigue saliendo.

P —Salen con efecto retardado. Es un juicio a toda una forma de gobernar, al funcionamiento de un sistema político y empresarial que algunos han llamado el capitalismo de amiguetes…

EB —Claro, son gente que ha asaltado las instituciones. Esto en Italia tiene un nombre. Aquí no se le quiere dar, pero es lo que es. Yo tuve ocasión de leer el volumen de contratos amañados que había en este país y estaba hasta el conserje. No es una cosa de cuatro políticos de altura sino algo mucho más extendido. Es algo sistémico.

P —Lo más desesperante es que las denuncias y juicios a la corrupción no se activan por el propio funcionamiento de las instituciones, sino a causa de batallas internas en los propios partidos políticos, o entre ciertas élites. El caso Pujol, por ejemplo, aunque lo sabían desde hace años, no lo activan hasta que les conviene para desacreditar un proceso político en marcha. Y todo lo de Madrid de ahora, Púnica, Gurtel, Lezo, no deja de ser producto de una lucha entre diferentes facciones del PP ¡pero no sale por el propio funcionamiento del sistema!

EB —Hace unos años un policía judicial de Lleida me dijo “nosotros siempre empezamos a trabajar cuando se termina el amor”. Y es así. Los grandes temas de este tipo siempre salen por despecho. Por despecho económico, sentimental, personal… Siempre hay un despecho detrás. Es muy difícil que un funcionario revisando datos o formularios llegue a iniciar un proceso de este tipo… No. Normalmente estas tramas trabajan con un gran asesoramiento legal, con una gran preparación, y si no hay alguien que se vaya de la lengua es prácticamente imposible desvelarlas. Ahora, que cuando se va… ¡la que llega a caer!

 

Con la revolución digital la información ya circula sola, por lo que los medios deben aportar reflexión e interpretación

 

P —¿Qué perspectiva le ves al periodismo del futuro? ¿Adónde crees que va? ¿Cómo piensas que será el periodismo dentro de unos años?

EB —Esa es la pregunta del millón. La respuesta… no sé si la sé. Lo que te puedo decir es que la palabra “periodismo” viene de periodicidad, de ritmo, de que con cierta periodicidad salgan publicaciones, diarias, semanales, horarias en el caso de la radio… Eso significa que alguien tiene que dedicarse a recoger información de interés para la gente. El periodista es el intermediario, lo puede hacer con mayor o menor gracia, con más implicación o menos, pero el periodista no deja de ser un intermediario. Esta profesión no es más que eso. Pero resulta que en estos momentos hay muchos medios de comunicación que hacen noticias sobre lo que ocurre en las redes sociales, lo cual es una contradicción. Eso supone que las redes sociales van por delante de los medios, y entonces los periodistas ya no somos intermediarios. Yo creo que estamos en un momento de reconversión total, de agonía, en el sentido griego de la palabra, de agónico, de que de aquí sales para delante o te hundes del todo…

P —Hombre, pero un mundo sin medios de comunicación no lo vamos a ver…

EB —Claro que no. Pero los medios deben pasar de describir el mundo a interpretarlo y a ofrecer reflexiones. Interpretación y reflexión son la clave. No se trata sólo de decir que pasan cosas, sino de explicar por qué pasan. Ya no vale con decir que han pasado. Mira, hace poco hubo un atentado frente al Parlamento británico y pasaba por allí un exministro polaco que grabó en vídeo cómo el coche del terrorista se estampaba contra la pared del Parlamento, y eso dio la vuelta al mundo en minutos. La información puntual ya circula sola, hoy día circula por sí sola. La tarea de los medios debe consistir en algo más. Es llegar a explicar qué pasó allí, y por qué pasó, qué es lo que hay detrás, cuáles son las consecuencias, etc. Ese nuestro gran reto. El primero.

P —Un reto importante. ¿Y el segundo?

EB —La otra cosa importante es encontrar un modelo de negocio que sea sostenible. Que todavía casi no existe, aunque ya hay algunos medios que están funcionando de maravilla con modelos nuevos de información de pago, con unas cuotas baratas… De hecho, ya hay medios que ni siquiera tienen local, que cada periodista trabaja desde su casa y quedan en ciertos lugares, hacen videoconferencias, etc. Esto permite trabajar de otra forma, reduciendo costes… El tema está en encontrar ese modelo que te permita subsistir mediante suscripciones, publicidad, y ofreciendo trabajos de muy alta calidad. El reto está en encontrar tu nicho de lectores y hacer tu orfebrería o artesanía informativa… Al lector que paga por la información no le puedes dar gato por liebre. Es un lector que te pide calidad y que, además, sabe más que tú sobre determinados temas. Por tanto, sólo se interesará por los temas que no conoce, en tu medio, cuando estén bien tratados los temas que sí conoce.

P —Aunque habías dicho que no sabías la respuesta a cómo será el periodismo del futuro, sí que estás dibujando cómo será ese futuro. Que ya es un presente.

EB —Yo creo que el futuro viene por unir eso: el explicar por qué pasan las cosas con una cierta profundidad de interpretación, y con un modelo de negocio que permita unas condiciones de trabajo adecuadas para poder dedicar tiempo a la investigación, a contrastar datos, etc. Medios como El País lanzan más de 300 noticias al día. Contexto [ctxt] está lanzando 30, pero según datos de OJD tienen una media de lectura de 12 minutos por sesión. La gente se pega un rato, pero es que merece la pena.

P —Es que son un lujo de leer. Es el tipo de información de calidad y en profundidad que en los medios normales te aparecían cada cierto tiempo, y en los digitales aparecen continuamente.

EB —Además, cada medio, cada periodista, puede tener una agenda de temas propia. Hasta ahora había una información de alcance —sobre qué dice el político de turno, qué ha pasado en la bolsa, o dónde ha sido el accidente o la explosión— que va a quedar para la radio y para los flashes de los informativos. En cambio, la prensa escrita se va a ocupar más de la interpretación de los hechos. Varios periódicos de papel ahora ya se están planteando el dejar de hacer información diaria y pasar a hacer un par de ediciones semanales, con una parte de informaciones de ocio, de agenda de fin de semana, etc. Yo creo que al final vamos a volver al gran periodismo de los inicios, basado en la investigación, la interpretación y la reflexión bien informada. En la investigación de cosas que el lector no puede hacer por sí mismo. Si ha habido una crecida del Ebro, podemos dar la noticia de que se ha inundado tal o cual zona, se puede mostrar en tiempo real las imágenes, pero el saber cómo está el Ebro y cuáles han sido los factores que han propiciado que las cosas sucedan de esa forma, qué consecuencias tienen esas crecidas… eso puede tener mucho interés para la gente, al menos para cierto tipo de gente. Dejar un poco de lado esa fugacidad que es pasto de las redes sociales, y pasar a temas más interpretativos, más de análisis y de profundidad, es sin duda el futuro. ¡El futuro no, es el presente!

P —Pero eso supondrá un cambio radical en la estructura de los medios de comunicación ¿Cuántos periodistas podrán vivir con este nuevo modelo?

EB —Hombre, no va a ser fácil, pero no hay otro camino. La clave está en conseguir dar calidad… a la gente que la está buscando. Es como eso que algunos llaman la teoría de la croqueta. Cuando tú abres un bar quizá no puedes aspirar de entrada a competir con McDonalds, pero quizá sí que puedas tener una vida holgada con los cuatro buenos productos que vendes en tu barra…

P —Es curioso, porque es el mismo planteamiento que tenemos en el Posgrado de Dinamización Local Agroecológica de la UAB. El alumnado son personas que tienen inquietudes por el sector agrario y el mundo rural, que pretenden ser agricultores o generar redes y circuitos agroecológicos a nivel local. Pero en lugar de plantearse producir grandes cantidades de alimentos para enviarlos a miles de kilómetros de aquí, optan por un cultivo agroecológico a pequeña escala, más respetuoso con la tierra y con las personas, que les proporcione productos ecológicos para vender a sus vecinos, generando circuitos de comercialización alternativos, de pocos kilómetros, con un mayor valor añadido y que les permita vivir dignamente. Hay una verdadera eclosión de este tipo de iniciativas.

EB —Claro, es justo eso. Los productos de ‘kilómetro cero’ deben tener unas condiciones de frescura y maduración que los hacen más apetecibles por los consumidores, pero no se pueden llevar muy lejos. Al fin y al cabo así es como se genera comunidad, la riqueza se mantiene en el territorio y todos salen ganando, productores y consumidores. Periodistas y lectores.

P —Pero ¿dirías que el nuevo modelo digital acabará con el papel, o es posible una convivencia entre ambos modelos?

EB —Hay un debate artificial entre papel y digital, cuando de lo que se trata es de dos medios distintos. Cada medio te da unas posibilidades y tú tienes que aprovecharlas. La cuestión está en hacerlo con oficio, y en que cada medio sepa encontrar su comunidad de lectores, unos lectores que serán tan militantes como exigentes.

P —Has dibujado un buen estado de la cuestión. Ahora sólo nos queda invitar a los lectores de La Litera información a seguirte en tus crónicas y artículos.

P —Gracias por vuestro interés. Podéis seguirme también por facebook y twitter. Y, sobre todo, animo a las personas implicadas con los medios de comunicación de la Litera a seguir adelante: el futuro del territorio comarcal necesita de una buena prensa de calidad y de proximidad. Alimentos de kilómetro cero, sí, pero prensa de kilómetro cero, también.

Tu publicidad






Banner 3
Aquí tu publicidad
Sitio web

Otras noticias

Ir al contenido