Estaba este sábado en un pueblo del Cinca Medio, en una reunión familiar, cuando al finalizar prácticamente la comida y antes de la sobremesa, una de las personas se encuentra indispuesta y al instante está en el suelo con su tez súper blanca, inquieta, semiinconsciente y, lo que es peor, sin médico en el lugar. Llamamos inmediatamente al 112 y comienza el rosario de cristal.
Nombre, apellidos y edad de la persona, qué es lo que le pasa, cómo se encuentra, quién es usted, qué vinculación tiene, dónde se encuentra la población, a qué demarcación corresponde; posiblemente la tendrán que llevar a Zaragoza, un teléfono de contacto. Ante la situación de la persona inconsciente, volvemos a llamar y otra vez lo mismo; el tono de voz sube por momentos, han pasado más de 30 minutos y la situación es insostenible. Llaman de urgencias de Monzón y otra vez el rosario de preguntas, con una parsimonia impresionante: pregunta el médico de turno si ha recobrado la consciencia. Tras 45 minutos de espera, tomamos la decisión de ir a urgencias del Hospital de Barbastro, donde con profesionalidad es atendida con todo tipo de pruebas para su recuperación.
Muy mal por el servicio 112, así como por ‘urgencias’ del Centro de Salud de Monzón: entendemos que deben verificar si la llamada es o no de urgencia, pero en 45 interminables minutos ¿qué podría haber ocurrido?, ¿quién hubiese sido el responsable? En el 112 queda todo grabado, ¿de quién es la decisión de actuación? Esta y otras muchas situaciones me hacen concluir que los ciudadanos estamos pendientes de un hilo de araña.
Somos solidarios con los más desfavorecidos del tercer, cuarto mundo. ¿Con nosotros actuamos de igual manera? Los pueblos continúan con sus guerras ancestrales, con sus rencillas de antaño; son poco colaboradores, no hay visión de futuro en su planificación industrial, urbana ni de servicios. Equidistamos unos de otros en pequeñas distancias; por ello, ¿no sería importante ser solidarios en la población? ¿En la ubicación de polígonos industriales? ¿En infinidad de servicios, para acercar a los vecinos e intentar potenciar zonas que recojan los beneficios con miras al mañana? Serían beneficiosas para todos, incluso para los políticos que hoy deciden… y mañana ya no estarán, pero sí estarán los lugares, pueblos y vecinos de esta comarca que tan huérfana de grandes decisiones está.
Dos muestras de ello: hace unos años le hice una propuesta-reflexión al Alcalde de Tamarite de Litera: polígono industrial a 5 km entre Tamarite y Binéfar; y otra al Alcalde de Esplús: no autorices ninguna empresa entre Esplús y Binéfar. Mi idea era que Tamarite acogiese el polígono industrial de la Litera por un lado y a la postre tuviese unas conexiones y crecimiento poblacional que, hoy por hoy, son impensables. «No», fue la respuesta, ya que sólo beneficiaría a Binéfar. Y Esplús que se expandiese urbanísticamente hacia Binéfar: otro «No» rotundo por igual circunstancia.
Sabias decisiones. Los unos sin conexión a la autovía, sin polígono industrial referente, sin crecimiento poblacional y con sus mismas rencillas de siempre; y los otros, con un territorio estrangulado por la instalación posterior de una industria. Solidaridad con otro hilo de araña.