Marita Nadal mostró en Tamarite la fuerza de su obra pictórica

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Texto e imágenes: Jaume Garcia Castro

 

Tamarite de Litera, 22 de junio de 2014.- Cuando nos movemos por La Litera para asistir a las diferentes ferias de artesanía solemos encontrarnos en muchas ocasiones a las mismas personas. Hay artesanos de todo tipo, desde cerveceros a queseros, pasando por artesanos del jabón, joyeras, verdmeladas o alfareros. Es inusual encontrar a personas que se dediquen a la pintura o la ilustración, pero en La Litera solemos encontrar a dos mujeres que suelen exponer sus obras más populares en este tipo de ferias. Las dos son buenas amigas y ambas viven en Tamarite de Litera, pero hoy queremos hablar de una de ellas.

Marita Nadal lleva pintando desde muy niña. En plena adolescencia dejó los pinceles y los retomó ya siendo una mujer madura. Desde hace unos años se expresa artísticamente con un estilo y unas formas que le son muy propias, con una fuerza muy especial en el retrato, un género en el que ha conseguido plasmar no solo la imagen, sino también el alma de quien posa. Durante dos fines de semana expuso su obra en la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Tamarite, por primera vez una exposición para ella sola, y allí pudimos ver un resumen de su trayectoria artística a través de la evolución de su obra.

Los que conocen a Marita Nadal saben que es una persona con una sonrisa casi perenne pintada en el rostro, pero durante los días de la exposición su sonrisa se ensanchó todavía más. Escogió bien las fechas. El último día coincidió con la celebración del Corpus, con lo que muchos visitantes aprovecharon para contemplar las alfombras y acercarse hasta la exposición. Lo que más ilusión parecía hacerle era el hecho de que fuera precisamente en Tamarite de Litera el lugar donde se celebraba la exposición: “Por fin en casa. Y con una exposición que es mía. Por fin sólo mía. Mía y en casa. Estoy muy contenta, porque la gente lo aprecia, porque vienen y lo comentan y porque se sorprenden de que haya pintado tantos cuadros”, comentaba la artista.

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Muchos de los que la conocen solo han visto los cuadros que expone en las ferias. Son cuadros muy pequeños que muestran gatos, perros… ¡Hasta cerdos! Cuadros pintados en un estilo muy naíf, pequeños detalles en los que ya se ve su habilidad para el trabajo con el color y las formas. “Ya hay gente que ha visto mi obra expuesta en Binéfar, pero en Tamarite no habían podido ver mi evolución. Me vieron en Arte-Litera. Allí fue cuando cogí a Juan [de Pano, como profesor de pintura] que me ha enseñado a pintar con más fuerza, con más técnica, mejor”, añadía Marita mientras observábamos alguno de sus retratos.

Marita estuvo viviendo una temporada en Canarias y allí fue cuando empezó a pintar en serio. Cuando volvió a La Litera empezó a exponer en Arte-Litera y Juan de Pano se le acercó en una de esas exposiciones para comentar su obra. Así fue como ella entró a formar parte de su taller de pintura y cómo se estableció esta relación en la que el pintor ayudó a Marita a definir su estilo. Este aprendizaje le ha dado a Marita una base sólida de técnica y ahora que empieza a dominar las diferentes técnicas, puede empezar a romper las reglas e investigar hacia dónde dirigir sus pasos como pintora: “Ahora veo que mis cuadros hasta ahora han sido muy clásicos y empiezo a tener ganas de romper, de cambiar. Pero bueno, ha sido una fase de aprendizaje muy interesante. Lo que sí sé es que pintar me gusta cada día más”. Esta última frase la dice frente a una copia de un cuadro de Sorolla, uno de sus pintores favoritos. A Marita le gusta la luz y Sorolla le ofrece una paleta de colores, de luz y movimiento que es lo que a ella le apetece en estos momentos.

No sabemos hacia dónde evolucionará el estilo de Marita Nadal, pero lo que sí sabemos es que evolucionará. Tiene muchas ganas de seguir pintando, de seguir buscando, y no va a parar hasta que lo encuentre. Nosotros seguiremos disfrutando de su obra, fresca, ingenua y madura al mismo tiempo, dotada de luz propia y fuerza interior, y esa es una característica en todos sus cuadros, desde los más pequeños, de cerditos o gatos, que vende a 10 euros, hasta los retratos más elaborados o los cuadros que muestran calles y edificios emblemáticos de Tamarite. Precisamente por eso, porque esa fuerza y esa frescura está en toda su obra, es por lo que sabemos que no es una impostura, sino que es real, que todos y cada uno de sus cuadros son 100% Marita y que ella nos sonríe desde cada uno de ellos.

 

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