Mañana podría ser en tu casa

Cada día se suicidan en España una media de 10 personas.

Tenemos las personas la tendencia a creer que ciertas cosas nunca pasarán en nuestra casa o en nuestra familia o entorno más cercano. Como, por ejemplo, el suicidio. Y como lo creemos así, evitamos hablar del tema, lo convertimos en tabú y acabamos estigmatizándolo. Pero por desgracia, el suicidio es una realidad cercana, una tragedia que se repite cada día y que puede prevenirse, al menos en parte, si le damos visibilidad. Tan cercana como que cada día se suicidan en España una media de 10 personas. Tan real como que es la primera causa de muerte no natural entre nuestros jóvenes y adolescentes. Tan actual como que durante este año 2021, según registro del Teléfono de la Esperanza, se han incrementado las consultas de adolescentes por ideación suicida en un 250%. Por eso hoy es importante publicar este artículo y que tú lo estés leyendo.

Hoy, 10 de septiembre, que es el Día Internacional para la Prevención del Suicidio.

Nuestra cultura, basada en el cristianismo, ha clasificado el suicidio como una conducta censurable. Durante muchos siglos se ha condenado a las personas suicidas y a sus familias a prácticas vejatorias lo que lo ha ido configurando como un tema tabú, vergonzoso… una muerte silenciada en los medios de comunicación y totalmente desatendida por los gobiernos. Pese a que el número de muertes por suicidio en España supera al de accidentes, no se ha puesto en marcha ningún Plan estatal de prevención, como sí ha sucedido con la prevención de accidentes de tráfico, con gran éxito, por cierto. Expertos y familiares llevan años por mejorar los presupuestos, la formación y los recursos públicos para que esta prevención sea una realidad.

La muerte por suicidio está rodeada de un montón de mitos, ideas preconcebidas en absoluto basadas en la realidad, que dificultan su prevención. Algunos de estos mitos son:

Mito: “Un intento de suicidio es una llamada de atención”. Realidad: Es una manifestación del sufrimiento y la desesperación de la persona.

Mito: “La persona que realmente quiere acabar con su vida, no avisa” o “El que lo va diciendo por ahí, luego nunca lo hace”. Realidad: Muchas personas avisan de algún modo a las personas de su entorno.

El suicidio no suele ser una conducta impredecible y espontánea… No es algo que alguien piense un día de repente y de la noche a la mañana lo consume… la conducta suicida se considera un contínuum, un concepto que tiene diferentes niveles de riesgo a lo largo del tiempo, durante el cual, las personas suelen ir lanzando señales de alerta. Saber que existen estas señales, que el suicidio es algo que se va ideando a lo largo del tiempo con subidas y bajadas y que suele ir ligado a un profundo malestar emocional o a una enfermedad mental, no solo ayuda a detectarlo sino también a intervenir como sociedad, desde los colegios e institutos, pasando por los centros de salud hasta la propia familia y entorno laboral o de amistades… toda la comunidad puede actuar para la prevención del suicidio.

Una de las maneras más sencillas, económicas y accesibles de intervenir para prevenir el suicidio es hablando. Si crees que alguien que conoces está sufriendo y podría estar pensando en suicidarse, puedes preguntarle, ofrecerte para buscar juntos ayuda profesional, sin juzgar ni culpabilizar, simplemente dándole un espacio para expresar su dolor, su vacío o su sinsentido vital y buscar juntos recursos de ayuda. Estar atento a las señales de alerta es más fácil si conoces cuáles son:

  • Amenazas directas de hacerse daño o quitarse la vida.
  • Buscar un modo de cometer suicidio; por ejemplo, comprar un arma o acumular píldoras.
  • Estar enfocado en la muerte, ya sea por medio de conversaciones, escritos, dibujos o publicaciones en línea acerca de la muerte o el suicidio; escuchar música o visitar sitios web relacionados con la muerte.
  • Tener un plan para un intento de suicidio; usualmente, mientras más detallado sea el plan, mayor es el riesgo.
  • Comportamientos y estados de ánimo asociados con la depresión.
  • Cambios de personalidad o de humor, incluso ponerse feliz o tranquilo repentinamente después de estar triste.
  • Descuidar la apariencia o higiene.
  • Hacer cosas arriesgadas o autodestructivas.
  • Regalar pertenencias significativas.
  • Atender asuntos del final de la vida, como crear un testamento o poner en orden el seguro de vida.
  • Despedirse de amigos y seres queridos.

Por cada suicidio consumado, hay 20 tentativas.

Tras todas estas cifras que aparecen en este artículo, existe mucho sufrimiento de personas reales, con nombres y apellidos, no son un mero número en la estadística. Siempre creemos que a nosotros no nos puede pasar algo así. Pero la realidad es que, como seres vulnerables que somos, puede ocurrirnos. Y aunque duele pensarlo… Sí, mañana podría ser en tu casa.

RECURSOS DE AYUDA

Ante riesgo inminente o consumación: 061/112

Ante ideación suicida: Acudir a tu centro de atención primaria o de salud mental.

Teléfono de la Esperanza: 717 003 717 (Disponible las 24 horas, todos los días de la semana).

Teléfono contra el suicidio: 911 385 385

Fundación española para la prevención del suicidio: www.fsme.es/

Asociación para la prevención del suicidio y la atención del superviviente: www.apsas.org

Begoña Giménez Gabaldón es Licenciada en periodismo por la UAB. Coordinadora del Servei de suport al dol de Ponent. en Lleida. Máster en Counselling en pérdidas duelo y trauma por la UB-Instituto IPIR. Certificación para la intervención psicosocial en catástrofes y emergencias por la Universidad de Cantabria. Actualmente estudiante de Psicología en la Uned. Vive en Tamarite de Litera dese hace 13 años.

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