MadamPom, música rap desde lo rural

“Mi nombre artístico es MadamPom y hago rap. Tanto la parte de escribir y cantar como la producción musical. También soy osteópata.”

¿Alguna vez os habéis planteado de qué forma reinventar la música rural? Nosotras no, hasta que no charlamos con Anna Pallarés, alias MadamPom. Lo cierto es que el rato que compartimos nos hizo reflexionar acerca de las problemáticas de la creación cultural en ambientes rurales y cómo se perpetúa esta retórica a través de la fuga de cerebros y el vaciamiento de dichos entornos. Anna es una mujer con ganas de crear algo nuevo y sus letras son de reivindicación, reforma e introspección.

-Disculpa mi ignorancia pero, ¿podrías explicarnos qué es la osteopatía?

Es una medicina manual que tiene en cuenta el cuerpo como una unidad capaz de autorregularse. El rol del osteópata es cooperar con él para mejorar la fisiología de la persona.

-¿Y se le da un abordaje más espiritual?

Esta es la gran pregunta. Muchos osteópatas te dirían que no pero los iniciadores de la osteopatía dejan claro en sus textos que sí. Pero claro, esto es muy difícil de entender y aceptar en la sociedad en la que convivimos.

-Me parece muy curioso esto de que seas osteópata y lo combines con el rap y vivas en Alcampell. ¿Por qué te llamas MadamPom?

Esto me lo pregunta mucha gente. Madame Pomme me llamaba mi ex pareja, que era francesa. Para mí no tiene nada que ver con la manzana, me gusta la sonoridad y me gusta también que tenga un sentido emocional.

-¿Hace cuánto llevas siendo MadamPom?

Pues desde 2015. En verdad tengo poco publicado pero hace mucho que compongo y escribo. Y ahora sí que quiero publicar una maqueta y un CD, pero realmente que escribo y que hago cosillas de rap hace bastante también.

-¿Qué te empujó a querer hacer música?

A mí lo que siempre me ha gustado es escribir, desde que soy muy pequeña. Y me acuerdo que cuando tenía 16 o 17 años empecé a tocar la guitarra. Entonces había unas chicas en Lleida, ya que yo en ese momento vivía allí, que tenían un grupo de música. Se llamaban Les Fèmines. Una amiga me dijo que estaban buscando guitarrista y ahí me ficharon y aprendí a tocar un poco más. Como también escribía poesía pensaba en escribir rap, pero lo que se hacía en ese momento en España no me gustaba porque no me sentía identificada ni con las letras ni con la música. Luego me fui a vivir a Francia y allí descubrí un montón de grupos que me gustaban mucho y fue como decir “esto es lo que yo quiero hacer”.

-¿Cuál dirías que es el motivo de tus letras?¿Qué es lo que te hace sentir representada?

Pues hay una parte más de reivindicación social y luego hay otra parte que tiene mucho que ver con mi experiencia personal y con mi conexión con el universo. Que a nivel de temática creo que no tiene tanto que ver con lo que se hace hoy en día: a nivel de reivindicación social un poco más, sobre todo mujeres, pero desconozco si en España hay artistas que traten temas más relacionados con lo espiritual.

-Tras todo lo que hemos conversado, ¿qué crees que distingue el rap de aquí con el de Francia?

Para mí las temáticas son muy diferentes. En Francia tienen todo un mundo de barrios y es muy diferente al que hay aquí. Mucha gente lo compara pero si has vivido en Francia, sabes que no tiene nada que ver. Hay mucha gente musulmana haciendo rap, con la que conecto mucho por lo que dicen… Me gusta mucho grupos como Keny Arkana, Orelsan o Bigflo&Oli. Sus temas hablan de su experiencia personal, de temática social y también de la espiritualidad. Y no sé, aquí en España es verdad que ahora hay más artistas hablando de cosas más reivindicativas pero el punto desde el que lo hacen es diferente.

-Supongo que no existe ese background. En Francia hay muchas generaciones de países periféricos instauradas que influyen en que la vivencia y por ende la producción cultural está ligada a las experiencias de estas personas.

Claro, eso es otro mundo. Yo he vivido en Grenoble, en el Pirineo y luego en Perpiñán. Recuerdo que en Perpiñán el ayuntamiento organizaba unos cursos de música y cultura y me apunté a un curso de rap. Los profesores eran raperos con experiencia, entonces íbamos ahí a escribir, y nos decían cómo entendían el rap a nivel histórico. Eso fue muy guay porque me di cuenta de que lo que estaba escribiendo en ese momento tenía poca calidad. Eso me hizo ver qué es lo que yo quería hacer, cómo cuadras las rimas, cómo haces las instrumentales…

-¿Lo haces todo tú?

Sí, lo hago todo yo. En la maqueta hay una instrumental que no la hice yo y luego en la canción de Oda, que es la última que publiqué, el chico del estudio donde la grabé me ayudó en alguna cosa pero sino sí, prácticamente lo hago todo yo. Y eso me gusta porque antes cogía instrumentales de internet pero no me acababan de gustar: todo era lo mismo y no me veía ahí. En ese momento solo tocaba la guitarra, y pensaba que ojalá pudiera encontrar a alguien que hiciera instrumentales como las que yo tenía en la cabeza. Pero no conocí a nadie y entonces probé a hacer una instrumental, y así es como empecé.

-Además siento que el rap es un género más flexible que otros, no sé qué piensas tú.

Estoy de acuerdo. Eso es lo que me gusta porque me ha pasado que hay gente que escucha lo que hago y me dice “es que esto no es rap” por la manera como son las bases o porqué no es un rap más hardcore. Y yo pienso que la gente lo ve así porque se basan en lo que es el rap clásico, pero en otros sitios hace 15 años que han dejado atrás la idea de rap clásico. Lo que hay ahora son unas letras más trabajadas, unas melodías más libres… aquí hasta ahora sonaba todo más parecido.

-Quizá porque ahora el rap se sigue asociando a ciertas cosas, y siendo esa su base y su origen se trata de no desvirtuarla. Quizá al querer mantenerlo como algo estanco es lo que hace que se tenga esa perspectiva.

Es lo que hablábamos antes. En Francia, por ejemplo, tuvieron esta contradicción hace más de diez años y ya la tienen superada. Empezaron a aparecer raperos blancos y de clase media y fue algo bastante chocante, porque hasta ese momento el rap era algo que casi solo hacían personas racializadas en barrios periféricos. Y el cambio fue difícil de aceptar. Pero esto también dio pie a que se incorporan nuevas visiones sobre cómo hacer rap.

-¿Cómo ha sido para ti hacer del rap algo rural?

Esto es otra cosa, porque te dicen que si haces música tienes que ir a la ciudad, ya que todo pasa allí. Pero las ciudades no producen alimentos básicos: necesitan del campo. Y cuanto más se potencia que todo suceda ahí, más se va la gente. Es cierto que me he criado en el campo y por mi manera de ser siempre he estado más cómoda en la naturaleza que no en el cemento. Retomamos lo del término urbano, que no sé si sale porque nació en ciudades pero, ¿por qué todo tiene que salir de las ciudades?
Muchas veces me pasa que estoy feliz en mi casa pero me siento sola porque me gustaría que hubiera más personas de mi rollo en el pueblo. Entonces también el hecho de quedarme es como reivindicativo porque yo estoy bien aquí -sino no estaría- y no entiendo que haya que irse a las ciudades para crecer y no pase al revés. Al final los pueblos se vacían y eso tiene consecuencias en un montón de cosas: mueren las escuelas, se reducen los servicios, falta mano de obra… ¿y los que quedamos aquí?

-¿A qué tipo de público te gustaría llegar?

Es una pregunta que yo también me hago porque hasta hace poco escribía para mí y no me veía compartiéndolo. Mi hermana es ingeniera de montes y además tiene una compañía de teatro y escribe. Yo a nivel artístico no he estudiado, no he ido a una escuela ni de música ni de producción. Ella que sí que lo ha hecho me explicaba que hay un punto del arte que tiene que ver con que tu mensaje llegue a los demás y esto me ha hecho replantear la manera de crear. Ahora digo “vale, lo quiero compartir pero ¿cómo lo hago?” si no uso casi redes sociales… En mis letras hablo mucho de mi historia personal, de alguna época que he tenido mala y ahora que estoy bien, aunque hable de esas cosas lo hago desde una perspectiva de mejora. Me gustaría llegar a gente que está en un mal momento y que se piensa que nunca podrá estar bien, porque al escuchar a personas que han tenido experiencias parecidas se te abren nuevas perspectivas que te pueden ayudan a seguir adelante.

-¡Rapterapia!

Sonríe… No sé muy bien adónde quiero ir, hago esto porque me gusta. En todo caso, es como me siento cómoda. Tengo claro que no haría algo que me incomodara solo para gustarle a la gente. Tengo un trabajo que me encanta y del que puedo vivir, y eso me da libertad para componer y escribir a mi ritmo. La manera que tengo de ver la osteopatía va muy de la mano de mi manera de ver el rap, y mis letras son muy osteopáticas.

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