La historia que hay tras las alas de los escaparates de Binéfar

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Texto: Jaume Garcia Castro

Imágenes: Asociación de Comercio y Servicios de Binéfar y Comparca de La Litera

 

Estos días la Asociación de Comercio y Servicios de Binéfar y Comarca de La Litera ha organizado un Curso de Escaparatismo con Material Reciclado impartido por la decoradora y escaparatista María José Gil, persona sobradamente conocida dentro del mundo del comercio de la comarca. En este curso las alumnas han aprendido, entre otras cosas, a confeccionar unas alas con cuchillos, cucharas y tenedores de plástico. No son un elemento escogido al azar, ya podemos ver en los escaparates de los comercios asociados el por qué de esas alas. Como nos llamó la atención tanto la historia como la trayectoria profesional de la profesora del curso, nos acercamos una tarde al finalizar la clase para poder hablar tranquilamente con María José Gil.

Está elegantemente vestida, y eso que viene de dar una clase de manualidades. Se mueve con la seguridad de quien no da un movimiento en falso. Es una persona que transmite seguridad, fortaleza y que sabe transmitirla a través de su trabajo. Empezamos a charlar hablando de todo un poco y enseguida suelta una afirmación que es un titular: “Estoy enamorada de lo que hago”. Poco importa lo que dice antes o después de esta frase, porque es tan potente en sí misma que anula todo lo demás. Durante seis años ha tenido una tienda de decoración en Monzón, junto con una socia. Ahora ha registrado su propia marca, Mar Gil, y abre su propio estudio en Binéfar, en la Avenida Nuestra Señora del Pilar, 27 de Binéfar.

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La suya es una vocación temprana que se ha ido consolidando a través de los años, la educación, la sensibilidad y el trabajo. Ha ayudado mucho que su madre y su hermana menor también lleven esta fascinación por la decoración en las venas. “No decoras tu casa, decoras la de tu cliente”, nos comenta, “Y detrás de todo eso hay un trabajo técnico y un trabajo psicológico. Yo me meto en tu casa y tengo que crearte espacios. En casa vivimos las personas, no los muebles. Es difícil, porque cada persona es un mundo y cada uno tenemos nuestras preferencias”. Los años y las tablas son las mejores armas para conseguir tener el oficio necesario para realizar una buena decoración. Pero a pesar de su habilidad como decoradora, María José Gil prefiere su faceta de escaparatista.

Desde hace años diseña escaparates e interiores para sacar el mejor partido de locales comerciales, para iluminar y crear espacios, para realzar aquello que es importante y para que los clientes vean lo que tienen en exposición. Fruto de esta pasión son los cursos que lleva realizando desde años en diferentes poblaciones y con clientes de todo tipo, desde pequeños autónomos a grandes superficies. “Me llamaron para hacer estos cursos de la Asociación de Comercio y me dijeron que tenía que utilizar material reciclado. Está de moda, queda bien y hay un poco de esnobismo en ese tema, pero hay que escoger bien el material con el que se va a trabajar. Tenía que ser una cosa visualmente agradable, así que se me ocurrió que con cucharas, cuchillos y tenedores de plástico se podía hacer una idea sencilla, dulce y fácil de ejecutar”. Una vez estén acabadas las alas que se hacen con estos elementos viene una segunda parte del curso, que es un asesoramiento gratuito individualizado que se realiza en el establecimiento de los participantes para que puedan integrar de forma natural este tema común en todo tipo de tiendas y establecimientos.

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“A mí lo que más me gusta es hacer escaparate”, nos confiesa María José, “el escaparatismo es lo más difícil de la decoración. Es mucho más difícil hacer un buen escaparate que decorar una casa. Un escaparate es dar un mensaje muy concreto en un espacio muy pequeño. Y lo difícil es que el adorno no supere lo que quiero vender, porque lo que yo vendo no es el adorno, sino el producto expuesto. Yo no quiero que estas alas que estamos haciendo sean lo más llamativo del escaparate, lo que quiero es que llamen la atención lo suficiente como para que se acerquen y vean los productos que tenemos en el interior. No hay que poner ni mucho ni poco, bien iluminado, los rincones bien solucionados, las volumetrías… Es muy complejo”. Para María José el peor problema son las luces mal colocadas y peor elegidas, “hay muchas luces que desvirtúan los colores de los productos. Ahora con las luces LED es una maravilla, porque tiene muy bajo consumo, un precio competitivo y no falsea el color, es una luz muy natural”.

Ahora, con la crisis golpeando en todas las puertas, María José Gil ofrece un servicio que son contratos de mantenimiento del escaparate, porque hay muchos comercios que no se pueden permitir gastos muy elevados. El contrato de mantenimiento consiste en pagar los cambios de escaparate prorrateados mes a mes en lugar de pagarlos todos de golpe, así cada cliente sabe lo que cuesta cada vez que se cambia el escaparate y para repartir equitativamente durante todos los meses del año el coste, como si fuera el recibo de la luz. El precio varía dependiendo del tamaño del escaparate, del presupuesto y de las veces que quieran que se cambie anualmente dicho escaparate.

Así que ya lo saben, ya podemos ver los comercios de Binéfar llenos de alas que nos quieren transmitir un mensaje conjunto. Y en breve podrán contratar los servicios de María José Gil, para mejorar el interior de su vivienda o la imagen de su negocio.

 

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