En un pequeño territorio, una mirada diferente al paisaje

Miguel Alcubierre

En la mañana del sábado 10 de septiembre, quedamos en Purroy de La Solana para comenzar la georuta organizada por los Amigos del Parque Geológico y Minero de Litera-Ribagorza que nos llevará bajo la presa de Canelles, en la orilla derecha del Noguera Ribagorzana, a conocer los restos de las entradas a la mina de sal, subiendo el monte al poblado en ruinas y las balsas o pequeñas piscinas abancaladas para su producción. Después nos acercaremos a las salinas de Caserras por arriba del puente de Penavera ya que la cola del pantano de Canelles no tiene nada de agua y se llega a lo que queda de las balsas de la salina y el pozo de donde la sacaban; existe un pozo de cal un poco más arriba.

En todo el recorrido se nos explica muy bien por los guías Sebastián y Jorge la composición del terreno, que de no ser por la sequía actual, no podríamos caminarlo. Vemos cómo las rocas, por la acción del agua se han ido erosionando componiendo distintas formas, a veces parecen grandes setas. Afloran desde el periodo Mesozoico hasta el Paleoceno y Eoceno como yesos del Keuper acompañadas de arcillas, areniscas y cantidades de rocas ofitas calizas que se presentan como amontonamientos oscuros muy alteradas y disgregadas. Los enormes desplazamientos tectónicos de la placa ibérica provocaron colisiones y los enormes sedimentos del mar pirenaico se comprimieron y elevaron en pliegues desarrollando cabalgamientos formando los relieves, que aún en movimiento, observamos en la estratigrafía que asoma entre un anticlinal. Estamos en una pequeña zona entre la geología del Pirineo y la de la Depresión del Ebro.

La erosión fue modelando a lo largo de millones de años zonas deprimidas, de barrancos en los que aparecieron pequeñas surgencias de agua cargada de sales y es lo que desde la antigüedad y hasta las primeras décadas del siglo XX fueron explotando con rudimentarios recursos las distintas generaciones. Una producción conocida como las minas de sal de Forcada (por el arrendatario que las explotaba) o conocidas oficialmente como salinas de Estopiñán.

José Ramón, interviene relatandonos la importancia de la sal a lo largo de nuestra historia hasta las guerras carlistas del S. XIX e incluso hasta la producción de los años cincuenta del S. XX; si vital era ayer, ése que llega hasta el siglo veinte, ¿qué diríamos hoy de su importancia? Antes era imprescindible para personas y animales. Para hacerse con una salina y con su provisión de sal, los acontecimientos a lo largo de la historia nos han dejado muchas acciones militares de alto riesgo, acciones bélicas largas y de desgaste, pues la falta de sal podía derrotar al más pertrechado y poderoso ejército; e incluso enfermaban hombres, sufrían mujeres y niños en las retaguardias; podían morir las bestias (caballos, mulos, burros) empleados en las batallas, o para el acarreo y avituallamientos; y sin sal incluso podía morir el ganado de subsistencia. No se podría guardar carne ni pescado. Por tanto había que asegurar la sal.

¡Qué importante ha sido la Geología!, la evolución tectónica de la Era Terciaria, hizo que afloraran a la superficie las salinas en este territorio y por extensión en lo que llamamos Aragón.

En la Edad Media, y su peculiar estado feudal, casi todos los salinares eran patrimonio real, sólo algunos eran de la nobleza o alta clerecía en sus señoríos. Con lo cual constituían un monopolio y los vasallos adquirían la sal del almudí o alfolí y al precio marcado por él, controlada socialmente; sin permiso era delito comerciar, y robar la sal conllevaba la muerte. Desde el S. XIV se impuso por parte de la corona una tasa sobre la compra de la sal. Al ser necesaria para personas y animales, se convirtió en instrumento de poder. Con el Estado Moderno el monopolio se llamó “Estanco”. Y así se establecieron otros sobre diferentes productos. Y sólo desapareció el estanco salinero a partir de 1869; su explotación y venta dejaban de ser monopolio.

En fin, pasamos un día intenso y productivo por las enseñanzas, y aunque un tanto caluroso, mereció la pena por todo lo aprendido que me ha llevado a indagar sobre lo relativo a la sal y las salinas. ¡Bueno y práctico día de campo!

Saludos a todos de Michel.

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