Josep Anton Chauvell

El gobierno de Aragón PP-VOX tiene intención, antes del verano, de eliminar el reconocimiento expreso del aragonés y el catalán recogido en la Ley de Patrimonio Cultural. Esta Ley, en su artículo 4 determina que el aragonés y el catalán de Aragón, en los que están incluidas sus variantes dialectales, son lenguas y modalidades lingüísticas propias. Como se recordará esta redacción fue introducida en 2016 mediante una enmienda de CHA a la Ley de acompañamiento a los presupuestos.

Canción repetida, siempre la misma canción. Ya cansa. Esto supondrá volver al modelo que impulsó el Gobierno PP-PAR en 2013. Fue la época en la que se popularizaron los acrónimos LAPAO Y LAPAPIP, para no reconocer el catalán y el aragonés. Insisto, ya cansa esta canción.

Fui el primer alcalde de lo que conocemos como La Franja en manifestarme en contra de esta aberración de LAPAO, asimismo la Corporación Municipal que presidía y la población de Alcampell, del cual he sido 20 años alcalde, aprobaron una resolución que declaraba la lengua catalana como propia de la localidad, y así sigue en la actualidad, en la que es empleada tanto a nivel oral como escrito: rotulación de calles, señalizaciones, voz pública, carteles de festejos y, por supuesto, la lengua habitual en los plenos municipales.

Cabe recordar también que hubo un tiempo en que los miembros del PAR literano apostaban por la cooficialidad del catalán en la Comarca de La Llitera, concretamente presentaron una moción en la extinta Mancomunidad de La Llitera en este sentido. Era primeros de abril de 1996, lo recuerdo bien. Esa moción salió adelante por 21 votos a favor de 25 miembros que éramos del pleno. O sea, que según esa moción que no ha sido derogada, hoy por hoy el catalán sigue siendo cooficial en la Comarca de La Litera-La Llitera.

No nos viene de nuevo este ataque a nuestra lengua, este menoscabo, este desprecio. Las derechas de Aragón nunca han destacado por su apoyo a la cultura en general y, en particular tienen una profunda aversión a la lengua catalana y por extensión a todo lo que lleve el calificativo de catalán. Es una inquina atávica que busca culpar de todos los males habidos y por haber a Catalunya y los catalanes. Solo faltaba ya, que en la conocida coma Franja, se hablara la lengua de tan pérfidos vecinos, eso nunca, antes preferirían denominarla “ostrogodo”.

Sé que no serviría de nada remitirles a que revisaran la historia, a que consultaran a los filólogos y lingüistas de probada solvencia, estas derechas decimonónicas se bastan y se sobran para determinar y sentenciar qué es lo que se habla en nuestras tierras. Pero les recuerdo que su lengua castellana también procede de otra tierra que no es Aragón y nadie cuestiona ni su validez, ni su nombre.

Les puedo asegurar que, aunque se inventen nombres para denominar nuestro catalán, aunque nos ignoren y desprecien, no nos callarán y seguiremos haciendo honor a nuestros ancestros que nos dejaron este legado tan preciado, lo transmitiremos a nuestros descendientes porque son nuestras raíces y nadie debe nunca renunciar a ellas.

Hace más de 900 años que nuestros repobladores nos trajeron su lengua, igual que a los aragoneses que hablan castellano les dejaron la suya los recién llegados de Castilla y nadie cuestiona ni su nombre, ni su legitimidad.

Tienen todavía la oportunidad de dejar las cosas como están, no les recomiendo el nuevo ridículo que protagonizarían si vuelven al LAPAO-LAPAPIP, que supuso una mofa nacional e internacional.

Por cierto, no necesitamos hablar como en Barcelona, con nuestra variante dialectal tenemos más que suficiente para comunicarnos con quienes compartimos una lengua común.

Josep Anton Chauvell

Exalcalde de Alcampell, expresidente de la Comarca de La LLitera y escritor en lengua catalana.

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