Eje Berlín y el retorno del rock que nunca se fue

El regreso de Eje Berlín, el mítico grupo de rock de Albelda, que ha reaparecido con fuerza, con un sonido renovado y más en forma que nunca, ha sido uno de los eventos musicales y culturales más destacables del último año en La Litera. Es hora de indagar un poco en una resurrección tan inesperada como excitante.

Hay que ponerlo en contexto: La efervescencia musical y festiva que se vivió en la Litera entre las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado es algo difícil de olvidar. Pasarán los años, pero nunca podremos acabar de librarnos del recuerdo de aquella exuberancia rockera. Después de décadas de dictadura, el advenimiento de la democracia supuso cambios en todos los ámbitos de la vida social, por lo que en la Litera en poco tiempo se generó una extensa red de pubs y discotecas, así como un circuito de conciertos, fiestas mayores incluidas, que facilitaba que la plana mayor del pop y del rock ibérico pasara de forma regular por nuestra comarca.

Todo esto configuró un ambiente propicio para la aparición de una buena remesa de grupos de rock locales, que conectaron con el espíritu popular de la época y que jugaron un papel clave en la expresión de las inquietudes y anhelos de una parte de la juventud, que buscaba ensanchar los estrechos límites marcados por las caducas instituciones heredadas. Una prueba de fuerza en toda regla.

Algunos de esos grupos se convirtieron en emblemáticos, grabaron discos (lo que no era fácil en la época del vinilo), y trascendieron fronteras con el reconocimiento de minorías selectas pero muy activas de todo el Estado. Sin ir más lejos, en la línea imaginaria que conectaba Almacellas con Binéfar, encontrábamos a Primavera Negra en un extremo y a los Proscritos en el otro, como representantes de un rock con guitarras, letras lúcidas y una envidiable repercusión popular y mediática. Y, a medio camino de esa línea continua, cogiendo el desvío perpendicular hacia Albelda, relucía por derecho propio Eje Berlín.

Eje Berlín eran Javi Llop (guitarra y voz), José Antonio Mayénch ‘May’ (guitarra solista y voz), Juan Oriach (bajo) y Alfredo Seira (batería), cuatro personas bien distintas, que por separado seguramente no pegarían ni con cola, pero que juntas fueron capaces de destilar composiciones notables, con melodías contagiosas, ritmos contundentes y unos textos inspirados y desgarradores, siempre con el grado de electricidad necesario. El grupo contaba con dos compositores de altura, Javi y May, que, a la manera de unos Beatles cualquiera, se alternaban cantando unas composiciones frescas y reflexivas a la vez, siempre sobre una base rítmica densa y sincopada como la de los mejores Stooges, comandada por Juan y Alfredo.

Eje Berlín dejaron huella aquella temporada 1989-1993. Un período corto pero intenso, durante el que grabaron un disco (un EP), ofrecieron un buen zarpazo de conciertos, en los que hicieron de teloneros de varios grupos de primera línea estatales (como Tahures Zurdos o Distrito-14) y también internacionales (aquel concierto tan impensable de los Immaculate Fools). La música como forma de vivir. O vivir con la música siempre en la punta de los dedos. O el rock como filtro neuronal para interpretar al mundo.

En algún momento entre 1993 y 1994, la maquinaria de Eje Berlín dejó de funcionar. Siempre habíamos pensado que se habían disuelto y desaparecido para siempre, pero años después comprendimos que simplemente se habían quedado hibernados a la espera de tiempos más propicios. Los años 90 fueron muy duros con la escena rockera anterior, una travesía del desierto que pocos grupos resistieron. Eje Berlín entraron en un estado de letargo, como los astronautas de Kubrik, hasta que en tiempos recientes comenzó el deshielo.

Primero fue con un concierto sorpresa por el 50 cumpleaños del guitarrista. Después vino un concierto con motivo del 25 aniversario de la creación del grupo. Más tarde hubo una actuación acústica en la Rambla de Albelda en plena pandemia, con aroma clandestino, mascarillas en las bocas y sillas esparcidas. Hasta llegar a su reaparición triunfal en el Festival FAT de Binéfar de abril de 2022. A partir de ahí, durante el verano y otoño de 2022 el grupo inició una gira por diferentes municipios literanos a la que aún no se le ve el final.

En esta nueva reencarnación se mantienen los pilares compositores e interpretativos albeldenses, Javi Llop, Juan Antonio Mayénch ‘May’ y Juan Oriach al bajo, pero han sumado dos incorporaciones que les han inyectado sangre nueva, el tamaritano Juan Luis Arias a la armónica y el alcampellense Carlos Simó a la batería. Una formación bien compenetrada con la que han confeccionado nuevos arreglos a unas canciones que ahora suenan como debían sonar.

Hemos quedado en su cuartel general, un curioso antro de Tamarite de Litera, para hablar de su trayectoria musical y sobre las circunstancias de su actividad actual. Juan, May y Arias aparcan los instrumentos, excusan la ausencia de Javi y de Carlos, atareados con otras urgencias, y sacan unas birras de la nevera mientras pone en marcha la grabadora. Tres, dos, uno… He aquí la entrevista:

En estos últimos meses estáis haciendo muchos conciertos. ¿Era algo que esperabais?

JUAN: Sí, hemos dado conciertos en Albelda, Alcampell, Binéfar, Azanuy… En algunos sitios dos veces. Y todavía tenemos apalabrados algunos más… En todas partes está funcionando muy bien, ha sido una sorpresa que todavía nos cuesta de creer.

MAY: Yo escribí en el Facebook que el concierto del FAT de Binéfar sería el primero y el último que haríamos. Pero he de reconocer que después me animé y ahora ya no pararía.

¡A ver si haréis más que en la época clásica!

JUAN: En aquella época hicimos muchos. Se tocaba mucho, las fiestas eran diferentes, se hacían muchas cosas a la vez… Los años 90, 91, 92, 93… Fueron cuatro o cinco años de no parar.

MAY: Fue una época de cierta vorágine. A la gente le gustábamos mucho. Tocamos también en Lleida en el Enderrock y quedamos cuartos, entre más de una veintena de grupos. Era un festival que organizaba Médicos Sin Fronteras. Y eso que se me rompió una cuerda y tuvieron que dejarme una guitarra de otro grupo.

JUAN: Nos ha pasado tantas veces eso. Siempre confiábamos en que, pasara lo que pasara, teníamos a May, que era quien sabía cómo hacer las cosas. Pero a la hora de la verdad a May siempre se le rompía la cuerda. Me acuerdo que teloneábamos los Tahures Zurdos en Altorricón y empezamos la canción de ‘Ziggy Stardust’, estábamos el batería y yo haciendo bum bum bum, esperando a que entrara May con la guitarra, y no entraba… Cuando ya llevábamos un rato así vimos que había desaparecido porque había ido a cambiar una cuerda… Le costó volver, pero nos quedó una intro instrumental de lo más apañada…

Yo me acuerdo de veros de teloneros de Immaculate Fools en Altorricón.

MAY: Sí, para ese concierto tuvimos que ampliar el repertorio y compusimos alguna canción más. En concreto una titulada “El Puente de Brooklyn”, que ahora volvemos a tocar. La compusimos dos días antes del concierto.

Por entonces, los británicos Immaculate Fools estaban en el momento álgido de su éxito. ¿Cómo fue la relación con ellos? ¿pudisteis hablar con ellos? ¿os dejaron el equipo? ¿os facilitaron las cosas?

MAY: Sí, por supuesto. Nos dejaron el equipo y nos trataron muy bien. Estuvimos en el camerino con ellos e incluso nos firmaron discos. Fuimos con mi hermana, que era la única que hablaba inglés. Era una gente muy preparada. Los organizadores de Altorricón se lo montaron muy bien y fue un gran concierto.

En ese momento ya habíais publicado el disco (De tu pasión…, Discos La Isla de la Tortuga, 1990)? Hay que recordar que en aquellos momentos erais una de las pocas bandas literanas con producción discográfica editada. ¿Cómo lo conseguisteis?

JUAN: El disco lo grabamos en julio de 1990. Fuimos a grabarlo a Barcelona.

MAY: El primer día llegamos allí y nos dijeron “ya podéis iros, que dais manía, iros a dormir y volved mañana en mejores condiciones”.

JUAN: Como la cosa iba por horas, fuimos tocando y grabando y rápido-rápido. Allí iban con claquetas y otros no estábamos acostumbrados.

MAY: La grabación fue muy intensa. Hubo un momento en que se fueron todos con sus novias y sólo quedé yo grabando por allí. Las guitarras las acabé de poner casi todas yo.

¿Cómo hicisteis para elegir las canciones del disco?

JUAN: Canciones teníamos ya unas cuantas, pero en el disco sólo cabían cuatro. Era un EP. Pusimos dos de cada compositor. Dos son de Javi (‘La puerta’ y ‘Las lágrimas corren por dentro’) y las otras dos de May (‘Tumbas frías’ y ‘De tu pasión’).

¿Fue una autoedición? En los créditos dice que fue grabado en los estudios Dinámica y editado por Discos La Isla de la Tortuga…

JUAN: Lo pagamos con patrocinadores. El dinero lo pusieron entre el Pub Universal, Ramiro se portó muy bien, y la Peña Lo Magré, que aún fue más generosa. Se ve que éramos populares y la gente estaba dispuesta a colaborar para oírnos plastificados. Hay que reconocer la actitud positiva del Pub y de la Peña, que confiaron en nosotros.

Por cierto, uno de los temas que grabasteis es ‘Tumbas frías’, que parece algo profético, ¿no? Resulta extraño que hicierais una canción que decía que “el mar está lleno de tumbas frías”, cuando en aquella época aún no se habían desencadenado las trágicas travesías migratorias a través del Mediterráneo.

MAY: No, no es una profecía. «El mar está lleno de tumbas frías» no iba por las pateras de ahora, sino que es una metáfora sobre la filosofía de la vida. Pretende transmitir la idea de que, en muchas ocasiones, los males que te puedan venir te los haces tú mismo. Lo cierto es que prefiero no hacer reivindicaciones políticas o sociales desde el escenario, ni desde las canciones.

ARIAS: A mí es la canción que más me gusta, desde siempre. ‘La Puerta’ es más contagiosa, ‘Las Lágrimas…’ es un hit radiofónico, pero ésta es la más profunda y bien parida. May tiene un don para componer este tipo de cosas. Le sale de forma natural.

Sólo salió en vinilo, ¿verdad? ¿Casetes no hicisteis?

JUAN: Hicimos mil discos. Casetes no. Recuerdo que fuimos a un festival de UGT en Lleida y llevamos los discos y los regalamos a toda la gente que había. Éramos muy desprendidos. Hace poco vi en Facebook a uno de Lleida que enseñaba sus vinilos y allí estaba Eje Berlín. Éramos muy así. Nunca ganamos nada, pero si lo hubiéramos hecho lo habríamos gastado sin conocimiento.

MAY: Fuimos a presentar el disco a la radio, en los 40 Principales de Lleida, con aquel locutor que se llamaba Toni Aguilar.

¿Y a partir de esto no decidisteis buscar una discográfica en serio?

MAY: No. No nos lo planteábamos. Me acuerdo de que cuando tocamos con los Immaculate Fools algunos amigos nos decían que era nuestro momento, que a partir de ahí debíamos haber grabado un disco y petarlo… Pero nosotros no nos lo planteamos. Lo nuestro era más de ir haciendo y pasarlo bien tocando.

Pero en el disco dice que teníais un mánager. Hay una foto suya y todo…

JUAN: Sí, era Rafa, el hermano de May. Él era originalmente el cantante, pero como teníamos a dos compositores que cantaban sus respectivas canciones, él lo dejó. Y después nos hacía de manager, pero de baja intensidad. Pero a nosotros ya nos iba bien así.

Por tanto, el grupo tuvo una formación previa ¿no? ¿Cómo fueron los inicios?

JUAN: Unas vacaciones volví de Barcelona, donde estudiaba por aquel entonces, y encontré a Javi y Alfredo tocando en un almacén en la entrada de Albelda, con Rafa Mayench de cantante. Les pregunté qué hacían y me sumé al grupo. Y al día siguiente llegó May y también entró. Él era el que más sabía de música, pues ya había formado parte de algún grupo con anterioridad.

MAY: Sí, yo había tocado en un grupo en el que hacíamos una especie de heavy medieval, con Maúll de Tamarite y unos músicos de Almacellas. Siglo XV, se llamaba el grupo, pero duró poco. Cuando entré en Eje Berlín, éramos cuatro personas que no teníamos nada que ver. Éramos de peñas distintas, de la Figuera, de la Sitera, etc. Estábamos un poco picados y todo. Después ya fuimos madurando…

JUAN: Era un contraste muy fuerte. Teníamos dos compositores, Javi tenía una temática más clásica, más de amor y desamor, de trabajar las emociones. May tenía una temática más esotérica y subversiva, más filosófica.

MAY: Sí, Javi era como el cantante de Danza Invisible o Los Secretos, Juan parecía Iggy Pop, yo parecía Ian Paice y Alfredo parecía Loquillo.

¿Habíais tenido formación musical previa?

JUAN: No. Bueno, sí. Con Enrique Noguero, el de Alcampell. El hombre que nos daba clases en la rondalla.

MAY: Sí, por supuesto. En realidad, aunque no teníamos mucha relación entre nosotros, nos conocíamos de tocar en la rondalla, de cuando tocábamos la bandurria.

ARIAS: Sí, yo también aprendí a tocar el laúd con Enrique Noguero. Toda la técnica musical la aprendimos con la rondalla. Era muy bueno porque, igual estábamos catorce tocando y de repente paraba y decía “Arias, ¡que vas descompasado!”. No entiendo cómo podía saberlo. [Nota: Enrique Noguero Pau, nacido en Alcampell en 1925, era ciego desde los 8 años. Además de revolucionar el mundo de la jota en la comarca, fue durante muchos años cantante y guitarrista de la Orquesta Torrente. Murió nonagenario en 2019].

MAY: Sí, a mí me decía “José Antonio, ¡has fallado la quinta!”. Y quizá éramos veinte tocando. Era increíble, tenía como un sensor…

JUAN: Sí, a veces hacíamos ver que tocábamos, hacíamos como playback, y él lo notaba enseguida. Nos pegaba cada bronca… Pero, además de las jotas, con él aprendimos a tocar rockanrol y algunos corridos mexicanos que él hacía con la Orquesta Torrente.

MAY: Sí, ahí empezó todo. Allí empezamos a descubrir los acordes ‘la’ y ‘mi’. Y después el ‘re’. Y yo pensaba “¿habrá algo más?”. Durante años y años sólo tocábamos con ‘la’, ‘re’ y ‘mi’. Después descubrimos el ‘do’, y dimos un salto adelante gigante. Y después introdujimos un ‘fa’.

ARIAS: Todos estábamos en la rondalla. En aquella época no había otra forma de empezar. Mi abuelo ya tocaba el piano y la mandolina, formó parte de los pioneros de la primera rondalla de Tamarite. Pero mi padre no, él cantar sí, pero tocar, nada. Yo empecé tarde. Me aburría en la mili y me compré una guitarra española, y ya no pude parar.

MAY: Yo al dejar la rondalla seguí enganchado a la música. Quien sigue es porque se pregunta cosas. ¿Cómo se puede ligar un ‘do’ con un ‘mi’ si no son de la misma escala? Esto te lleva a investigar, a hacer cursillos, a estar siempre tocando la guitarra… Y cuando descubrí Internet ya fue la hostia consagrada. Tengo un montón de libros de guitarra, revistas, etc., pero he de reconocer que en Internet ahora está todo.

JUAN: De hecho, los Beatles empezaron así. Hicieron ‘Love me do’ con sólo dos acordes. Y luego ya aprendieron otros. Yo me acuerdo que el bajo del ‘Ziggy Stardust’, que todavía la tocamos, lo aprendí a base de rayar el disco, de tanto ponerlo y escucharlo. No había otra forma.

¿Recordáis cuáles fueron los primeros conciertos que hicisteis como Eje Berlín?

JUAN: En diciembre de 1989 tocamos cuatro canciones en el Pub Universal de Albelda. Recuerdo que tocamos ‘Sueños’, que empezaba lenta y después se aceleraba. También teníamos una canción que se titulaba “La Araña”, que era parecida a ‘The Passenger’ de Iggy Pop, y hacíamos una versión de U2, que era muy fácil de tocar. Cerrábamos con Johnny B. Goode. Vino un tío de Huesca, amigo de May, que subió a tocar el saxo en un par de canciones. Fue el 30 de diciembre de 1989. Sólo llevábamos cuatro meses ensayando.

MAY: Después ya dimos un concierto en Binéfar. Aún no teníamos muchas canciones, pero ya nos contrataron para tocar en El Cine [sala de conciertos de Binéfar] como teloneros de Distrito-14, un grupo de Zaragoza. Fue nuestra presentación en un escenario grande y con un grupo de verdad.

JUAN: Después tocamos en Radio Tamarite, donde grabamos una maqueta, que presentamos a un concurso y nos clasificamos. Gracias a esto tocamos en la Algodonera de Binéfar y quedamos en sexto lugar de la provincia. Luego volvimos a tocar en El Cine, en un concierto con otros grupos, en el que hicimos cuatro o cinco canciones.

MAY: Sí, yo me acuerdo de tocar en la Peña La Kraba de Binéfar y de olvidarme las letras de las canciones. Era para las fiestas, claro.

JUAN: Yo aún me acuerdo más del primer concierto que dimos en el pabellón de Albelda, con toda la gente del pueblo que había ido al baile. Estábamos muy nerviosos. Yo tuve que tocar de espaldas, de la vergüenza que me daba.

¿Vuestro repertorio siempre ha incluido versiones?

MAY: Sí. Siempre hemos hecho canciones que nos gustan. Ahora hacemos tres o cuatro. Una de Burning, otra de Van Morrison, la de Bowie. Hacíamos una de Iggy Pop, ‘Pumpin’ for Jill’, que cantaba Juan… Una de James, que aún tenemos que afinar un poco…

JUAN: Antes habíamos hecho una de U2. Hacíamos también una de los Goodfathers…

Teníais un buen repertorio y una buena oferta de conciertos, pero llegó un momento en que lo dejasteis. ¿Cómo fue esto? ¿Hasta cuándo estuvisteis tocando?

JUAN: Fueron años muy intensos y en algún momento teníamos que aflojar. Pero, de hecho, aguantamos hasta que lo dejó Javi. Él ya llevaba otro itinerario vital. Se casó y ya no tenía tiempo para venir a ensayar…

MAY: Debía de ser hacia el 93 o el 94, pero hay que decir que ya estábamos cansados.

JUAN: El último concierto fue el día antes de la boda de Javi. Tocamos en Albelda para las fiestas mayores y él ya no tocó con nosotros. Tocamos sólo los tres y quedó algo desastre. Fue el canto del cisne de Eje Berlín.

MAY: Sí. Yo había ido a la despedida de soltero y todo, imagínate en qué estado tocaba.

¿Desde el 93-94 hasta ahora no habíais tocado más?

JUAN: Yo no. Lo dejé del todo. Radical.

MAY: Yo sí que seguí tocando. Por mi cuenta o con otros grupos. Toqué con Boira de Faso, un grupo de versiones que había montado Juan Luis Arias en Tamarite. Como Eje Berlín no volvimos a tocar juntos hasta el 2014, cuando dimos el concierto del 25 aniversario. Yo estaba acojonado. Y ellos estaban oxidados como una máquina de aventar. Pero salió muy bien.

JUAN: Pero un poco antes tocamos en un concierto cuando él (May) cumplió los 50 años. Fue entonces cuando fichamos a Arias para la armónica.

Se podría decir que sois casi como una nueva banda. Ahora sois cinco músicos, sólo tres de la formación original.

JUAN: Carlos, el batería, es el más joven. May y yo somos los más veteranos. Juan Luis Arias está en medio. Entre el más joven y el viejo van quince años de distancia. Pero nos entendemos bien.

ARIAS: Cuando Eje Berlín prepararon el concierto del 25 aniversario querían ensayar pero no tenían local. Yo tenía un grupo de versiones (Boira de Faso), en el que también tocaba May, y por eso les dejamos el local. Mientras ensayaban, toqué la armónica en tres o cuatro canciones y les gustó el resultado, así que ya me he quedado. Ya no me han dejado marchar. Y a mí también me va bien, porque en el otro grupo hago de todo, canto, toco la guitarra, la armónica…, y aquí puedo ir más a mi aire y disfruto mucho.

JUAN: Arias es el único profesional. Se ocupa también del sonido, porque nosotros tocamos de cualquier manera, pero él entiende más. Tiene la técnica tanto del instrumento como de la tecnología.

MAY: Sí, la verdad es que la primera vez que nos reunimos fue para mi cumpleaños, en el 2012. Pero yo no lo sabía. Me prepararon una sorpresa. Recuerdo que aquella noche mi mujer me arrastró hacia el pabellón de Albelda, que estaba todo a oscuras, y cuando entramos yo iba acojonado porque se notaba que había una presencia de mucha gente, notaba su aliento como si fueran vampiros… Y entonces empezaron a tocar las notas de ‘La Puerta‘ y encendieron las luces y… uau… se desató la locura. Total, que me trajeron la Fender y ya subí al escenario… y fue la hostia reconsagrada.

¿Desde 2014 hasta el FAT de 2022 ya no habíais tocado más?

JUAN: No. Bueno, sí. Tocamos en acústico en la Rambla de Albelda para las fiestas de 2020. Estábamos en plena pandemia, con mucha paranoia…

MAY: Recuerdo que había unos guardias civiles arrimados a la pared del fondo, vigilándonos. Con la gente sentada en sillas dispersas, todo el mundo mirando desde lejos y con un poco de miedo entre unos y otros. Era todo bastante paranoico. Fue un concierto raro. Estaba prohibido casi todo.

Cuando decidisteis volver, ¿os fue fácil convencer a Javi? ¿Él estaba dispuesto a retomarlo?

JUAN: Cuando se casó, se deshizo el grupo. Cuando se separó, nos volvimos a juntar. Se ve que la música es así.

El armonicista, Juan Luis Arias, ¿ha participado en todos los conciertos desde 2014?

ARIAS: Sí. Ya soy el quinto Eje.

JUAN: Sí, ya es de la banda. Además, nos ayuda mucho con todo el apartado técnico. A veces empezamos a tocar y, aunque para nosotros ya suena bien, siempre falla algo, nos oímos mal… Entonces llega Arias y siempre sabe cómo arreglarlo. Tenemos mucha suerte de contar con él porque es un técnico de sonido de primera.

ARIAS: ¿Sabes qué pasa? Como la armónica no la toco en todas las canciones, me queda tiempo para afinar a los amplis, para poner los pedales y toda la pesca. Cada guitarra tiene su configuración, y yo se lo arreglo. Esto no es llegar, enchufar y tocar. La música en directo es todo un mundo.

Y a Carlos Simó, el nuevo batería, ¿cómo habéis hecho para ficharlo?

JUAN: Para el 25 aniversario, en 2014, le preguntamos a Alfredo, el antiguo batería, si quería volver a tocar. Pero él consideró que el grupo era ya una etapa pasada y no pudimos convencerle. Así que tuvimos que buscar a otro batería, y se lo dijimos a Bruno Lacort, que es vecino mío en Binéfar. Tocó con nosotros en la resurrección del 2014, y el año pasado para el FAT-2022 le volvimos a enredar.

MAY: En el concierto del FAT el batería fue Bruno, pero después en los otros conciertos del verano no pudo venir, porque reactivaron Némesis, el histórico grupo de Binéfar en el que él tocaba, que durante este último verano ha hecho un montón de conciertos. Entonces tuvimos que buscar a otro. Es difícil encontrar buenos baterías, pero tuvimos la suerte de dar con Carlos Simó. Él había sido el batería de Utopía, un grupo de rock muy importante de Tamarite de los años 2000.

ARIAS: Cuando se disolvió Utopía, Carlos se quedó con Melero, de Albelda, que era el guitarrista de Utopía. Y con Javi ya habían tocado alguna vez.

¿Vuestros gustos han cambiado desde que empezasteis hasta ahora? ¿Haríais ahora otro tipo de música? ¿Los referentes siguen siendo los mismos?

JUAN: Sí, yo creo que son los mismos. La música es eterna.

ARIAS: Sí, la música va por temporadas. Pero ahora no hay tantos nuevos músicos que me gusten. Ahora sólo hay triunfitos y cosas así.. Hay cuatro buenos, pero…

MAY: Sí que hay de buenos ahora, sí. A mí me gustan muchos grupos nuevos de ahora, pero también me gustan los clásicos. Si tuviera que componer ahora no sé qué saldría…

¿Las canciones que ahora tocáis en los conciertos son todas de antes? ¿No habéis compuesto de nuevas?

MAY: Sí, la mayoría son de antes, pero las hemos maqueado un poco. Hemos hecho unos arreglos que las han cambiado bastante.

JUAN: ‘El Puente de Brooklyn’, por ejemplo, a mí me gusta mucho. Hace treinta años, cuando May tocaba los arpegios del principio, siempre pensaba que era buenísima, pero cuando entrábamos el bajo y la batería creo que la desgraciábamos. Ahora, en cambio, hemos mantenido la esencia de la canción, pero le hemos sabido dar un envoltorio mucho más armónico, y la canción es mucho mejor. Es la misma, pero es muy distinta. Ahora ha ganado mucho. Me encanta. Con la de ‘la Puta’ (también llamada ‘Caja de sueños’) ocurre lo mismo. Es otra canción a la que le hemos dado la vuelta, que tiene una estructura y un sonido mucho mejor ahora.

¿Y no habéis pensado en grabarlas? Ahora hay muchos medios para grabar un disco con facilidad.

MAY: Sí, pero siempre nos ha faltado voluntad para dejar constancia de ello. Tienes razón en que ahora sería mucho más fácil, lo tenemos más al alcance. A mí me gustaría grabar las canciones de siempre y darles un aire más actual, y sobre todo grabarlas con teclado y armónica.

Los Tobogans acaban de editar un disco que les ha quedado muy bien. E incluso han hecho una tirada en formato físico, para ponerlo al alcance de los melómanos impenitentes…

MAY: Sí, tarde o temprano tendremos que hacerlo.

¿Qué expectativa tenéis para el próximo año?

ARIAS: Tenemos un par de bolos pendientes. Peralta, Altorricón,…

JUAN: Vamos a intentar hacer el disco que tenemos pendiente desde hace treinta años.

MAY: Ahora que las tenemos rodadas con los nuevos arreglos quizá sea el momento oportuno.

¿Haréis canciones nuevas?

MAY: De momento arreglaremos las que tenemos. También tenemos algunas nuevas, pero que aún están por trabajar.

JUAN: Es que incluso las primeras, como ‘Dulces sueños’, o ‘La Araña’, tanto por letra como por formato, son muy actuales.

MAY: ‘Tumbas frías’ lo hemos cambiado cuarenta veces. Al batería lo hemos vuelto loco. Pero ha quedado muy bien. Ahora tiene la forma que había de tener. A mí me gusta cuidar estas cosas y darle sensaciones al público. Si tocamos mejor o peor… esto ya no es tan importante. Cada uno toca cómo puede. Lo importante es transmitir sensaciones al público, y creo que ahora lo estamos haciendo.

ARIAS: Tiene que haber flow. Conexión. Hay grupos que ves que tienen una buena técnica pero que no conectan con el público. Nosotros este verano hemos tenido muy buenas sensaciones, muy buenas conexiones. ¡Tenemos flow!

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