Aurelio Paviato: «Hay cosas que se convierten en reales por cómo las imaginamos»

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Texto: Jaume Garcia Castro

Imágenes: Raquel Blanch

 

Tamarite de Litera, 8 de marzo de 2014.- Luce una mañana soleada y calurosa en un espléndido sábado pre-primaveral. La segunda jornada del XV Encuentro Nacional de Magos “Florences Gili” de Tamarite de Litera empieza a desarrollarse con alegría. Algunas tiendas de magia exponen sus artículos en la Plaza España, en unas paradas dispuestas a tal efecto. En el interior de la Casa de la Vila, en la sala de exposiciones también se pueden adquirir artículos para los magos, aficionados o profesionales, pero el sábado el acceso es sólo para magos acreditados, el público en general tendrá que esperar al domingo.

Tras un espectáculo de animación infantil a cargo de Linaje y Patxi, la Plaza España se prepara para descubrir la placa de Aurelio Paviato (sí, con una sola t) en el Paseo Mágico. Muchos magos, aficionados y curiosos se agolpan en este sentido homenaje a un hombre que ha hecho de la prestidigitación un arte. Paviato ha hecho carrera haciendo trucos de magia close-up, la magia más cercana, hecha con cartas o con objetos cotidianos, que te deja anonadado precisamente porque con esos objetos tan ordinarios se consiguen resultados sorprendentes.

Tras descubrir la placa, Paviato estuvo hablando unos minutos con Raquel Blanch, directora de La Voz de La Litera y con un servidor. Habla un castellano muy fluido y tiene un discurso lleno de referencias históricas. Le apasiona la magia, le encanta hablar de magia, con otros magos o con aficionados y se nota que su formación como mago también ha incluido muchas lecturas de tratados antiguos.

Jaume Garcia: Supongo que es un reconocimiento a tantos años de trabajo el hecho de descubrir hoy esta placa en el Paseo Mágico de Tamarite.

Aurelio Paviato: Sí, sin duda. Además hoy he puesto mis manos después que las han puesto gente como Juan Tamariz, Amilkar y todos los nombres que hay aquí, no hay duda que es un gran reconocimiento.

Jaume: La magia está presente en la historia de la Humanidad desde su principio…

Aurelio: Sí, pero hay que poner cuidado a no confundir la magia artística con la magia mística. También la magia artística tiene raíces en la magia mística, no se puede negar, pero son dos cosas distintas. Creo que, pensando en la magia, así como otros trabajos artísticos nos enfrentan a otro tipo de sensaciones, la magia nos deja una pregunta al final de cada espectáculo: “¿Qué es lo verdaderamente real?”. Además, cuando hago mi espectáculo en un teatro a un público que no son magos, como aquí, les suelo decir “ya saben que yo soy mago, lo que no sé es cómo ustedes, que son un público moderno, cómo se imaginan a un mago”, porque hay muchas cosas en la vida que para nosotros van a ser verdaderamente reales, por cómo las imaginamos, aunque no sean verdad. Hay muchísimas cosas que se convierten en reales por cómo las imaginamos. Creo que la magia artística o prestidigitación, tiene que ver más con esto que no con otras cosas, y eso es lo que la distingue la magia mística que comentábamos antes.

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En Estados Unidos está la palabra magician, que significa prestidigitador, no hay duda. En Italia, cuando dices que eres mago te preguntan si les puedes leer el futuro [risas]. Para mí es muy importante decir prestigiatore [sinónimo de prestidigitador] que es una palabra italiana. Prestidigitador es un neologismo que fue inventado a mediados del Siglo XIX en Francia por Jules de la Rovére porque no quería que le llamaran escamoteur [significa prestidigitador, pero también ladrón, carterista]. Él quería un nombre distinto y, arbitrariamente, tomó dos palabras del latín: prestus y digitus y formó la palabra prestidigitador. Los franceses saben defender muy bien todas sus cosas, saben hacer mucho márketing…

Jaume: Los italianos también…

Aurelio: Sí, es verdad. Lo cierto es que la palabra prestidigitador se ha hecho famosa internacionalmente, pero la raíz original es prestigiatore. Lo realmente importante es que la magia te que te previene más sobre lo que es real y lo que no.

Raquel Blanch: ¿Qué significa para usted el Encuentro de Magos?

Aurelio: Lo más importante es la posibilidad de encontrarme con amigos que, a veces, no los ves en uno o dos años o más y, de repente, es curioso, te encuentras con un amigo después de un año de no verlo y es como si todo estuviera igual que lo dejaste hace un año, como si no hubiera pasado el tiempo. Te encuentras con amigos que viajan por el mundo, que tienen vidas distintas a la tuya y siempre tienen cosas nuevas que decir y nunca te aburren, de verdad. A veces se lo digo a mi mujer: “Me estoy aburriendo aquí”, porque siempre estoy pensando en la magia, siempre estoy con las cartas en la mano… ¡Pobre mujer!

Jaume: El oficio de mago es muy solitario. Son muchas horas de pensar, analizar, calcular el efecto…

Aurelio: Es curioso esto que me estás diciendo, porque nunca nadie me lo había preguntado antes, nadie del exterior [del mundo de la magia], nunca ningún periodista lo había notado, pero has tocado un punto verdadero…

Jaume: Es como el novelista…

Aurelio: Sí, o como tocar un instrumento. Hay mucho de preparación interior, por lo menos para mí, porque claro, aquí también hay estilos distintos, pero como me enseñó Juan Tamariz, uno de los grandes maestros españoles, este trabajo interior que haces, luego se nota cuando trabajas. Es evidente que hay momentos en los que, cuando estás trabajando solo, cuando empiezas algo nuevo avanzas muy rápido, luego hay un período de tiempo, muy largo, muy largo, muy largo, en el que parece que todo se estanca y que no pasa nada, no se avanza. Te parece, porque si sigues estudiando, pensando, analizando, finalmente llegas al dominio del truco. Precisamente, hace poco decidí recuperar un juego que hacía tiempo que tenía apartado. Me han pedido que a final de mes haga un juego y he decidido desempolvar éste juego, he mirado mis notas y es un juego que llevo con él desde 1993, lo he dejado veintiún años en un cajón y ahora sale de nuevo del cajón. Tienes razón, la parte solitaria es una de las más importantes, es la que te distingue de tus otros compañeros [mirando a Raquel Blanch] y eso te conecta a lo que tú [lo dice señalando a Raquel] decías antes. Lo haces frente a amigos magos y ellos te encuentran defectos o fallos que tú no has sabido ver para mejorarlo.

En eso hay otra comparación entre la magia, el arte y la realidad de la vida: la ilusión. En Italia, cuando hablas de la ilusión normalmente se entiende como algo peyorativo. “Eres un iluso”. A mí me ha fascinado, hablando con españoles, que dicen “¡Ah! ¡Esto me ilusiona!” y lo dicen en un sentido muy positivo. Esto es uno de los secretos de la vida que los españoles tienen y los italianos no, y es que la ilusión forma parte de la vida, porque la ilusión tiene que ser vista como un proyecto, es decir, escribir un libro, hacer no se qué, eso es un proyecto y es ilusorio hasta que no lo realizas. Claro, en el camino hay desilusiones, frustraciones que hay que superar, esos son aspectos en los que la gente no piensa, normalmente piensan en la ilusión de forma negativa.

Los magos trabajamos con esto. Detrás de todo esto hay mucho material simbólico que muchos magos no se dan cuenta que existe.

Jaume: Hay una canción de La cabra mecánica que dice: “No me llames iluso porque tenga una ilusión”.

Aurelio: Sí, es perfecto. Es fantástico cómo en España hay esta sensación y esta sensibilidad y en Italia no. En Italia se habla solo de ilusión de forma peyorativa, hay que explicarlo. Una vez se ha explicitado lo que quieres decir, se nota que cambian la actitud. A veces te dicen “La magia es para niños” en sentido peyorativo y no se dan cuenta que hacer magia para niños es algo muy, muy difícil. Yo no hago magia para niños porque no soy capaz. Es muy difícil hacerlo.

Jaume: Es un público muy exigente.

Aurelio: Sí, y además es diferente la responsabilidad del mago para con los niños. Tu posición es muy potente y los niños te interpretan de forma diferente a como lo hace un adulto. Si no actúas con mucho cuidado puedes hacer mucho daño psicológicamente. Es difícil, muy difícil. Pero, en resumen, en Italia se dice, de forma despectiva, que la magia es cosa para niños.

Tengo entonces que explicarles esta idea: el teatro pone en escena la vida, como dice Juan Tamariz, el cine es la fábrica de sueños y la magia es el único medio surreal que pone en escena algo que parece que esté sucediendo pero que no es lo que parece. Cuando les explico esto, noto que hay mucha gente que cambia de actitud respecto a la magia. Es un mensaje que, como todas las cosas artísticas, llegará a la mayoría de la sociedad de forma muy lenta.

Jaume: Antes, en el Siglo XIX, la magia se basaba en la prestidigitación, en la matemática, en el trompe l’oeil, en engañar a los ojos de la gente. Hoy, en cambio, hay muchos magos que utilizan alta tecnología, física, química, incluso a ingenieros o arquitectos. Estoy pensando en esos magos que utilizan la televisión y los grandes aparejos para espectáculos de gran formato. ¿Usted se siente cómodo con ese tipo de magia?

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Aurelio: A ver, vamos a poner un poco de orden, porque has dicho muchas cosas importantes. La magia como matemática es muy anterior del Siglo XIX. En Italia hay una figura importante, Luca Pacioli que escribió un tratado titulado De Viribus Quantitatis [Sobre el poder de los números] escrito sobre el mil cuatrocientos ochenta y algo, no recuerdo ahora el año preciso. Luca Pacioli era muy amigo de Leonardo Da Vinci. Solo existe una copia de este manuscrito, en Bolonia. En este libro, Pacioli utiliza juegos de magia para enseñar matemáticas, juegos del tipo “piense un número, multiplíquelo por dos, divídalo por nosecuantos y el número es… tal”. Hoy parecen juegos de poca monta y en realidad no lo son si se tiene en cuenta la perspectiva histórica. Muchos años antes, en el Siglo VIII, Carlomagno llamó a su corte a Alcuino de York, un sabio inglés, que ya en esa época le hizo a Carlomagno el juego que antes explicaba de pensar un número y multiplicarlo y acabar adivinándolo, así que la magia como elemento matemático ya ves que viene de muy lejos.

Luego has mencionado la magia como tecnología. Bueno, no solo hoy. Desde siempre, los magos han estado adelantados en su tiempo tecnológico. Robert Houdin, hace en París, en el Siglo XIX, las “Soirées fantastiques”, en las  cuales él utiliza principios eléctricos, que hoy son muy comunes, pero que en esa época estaban en la vanguardia de la tecnología. Por ejemplo, en un truco en el que hacía levitar a una persona, utiliza la idea del éter, pasaba una botellita de éter bajo la nariz de la persona que iba a levitar. Claro, él utilizaba el éter como justificación del truco, pero en ese momento la teoría del éter era algo nuevo en ese período. Los magos siempre han estado en la vanguardia de su tiempo.

No hablemos de magia artística ni de magia mística, sino de magia fraudulenta: Herón de Alejandría, que vivió en el Siglo I antes de Cristo, escribió un libro que ha llegado hasta nuestros días en el que utiliza el vapor para abrir las puertas de los templos. Los fieles hacían su ofrenda al fuego, este fuego secretamente calentaba agua, esta agua se convertía en vapor y con la fuerza del vapor se abrían las puertas del templo. Claro, nadie pensaba que había truco, todos pensaban que las puertas las estaba abriendo un dios. En este período también esto era la vanguardia tecnológica.

Ahora creo que el asunto es distinto. Todavía hay magos que utilizan medios electrónicos, la televisión y todas estas cosas, pero creo que esto supone un nuevo tipo de problema. Siempre he creído que la magia más fuerte es la magia hecha en persona, por el motivo que la magia parece real cuando se hace aquí y ahora y eso es lo que da el efecto surreal que se busca, sabiendo que es un truco, que es una habilidad técnica. Hay una frase en Italia que lo describe: Piedi in terra, testa in núvole, se puede tener los pies en el suelo, pero puedes hacer soñar a la cabeza. Cuando haces magia solo para televisión hay un elemento que enrarece el equilibrio necesario para que llegue bien el efecto surreal. Como he dicho antes, el teatro pone en escena la vida, el cine es la fábrica de sueños, la magia es la irrealidad, y la televisión parece que es percibida como algo que pasa realmente, aunque esté a 1000 Km. de distancia. Comprendo que es un elemento muy eficiente para hacerse famoso y ganar dinero, diciendo esto parece que soy viejo [risas], pero tengo mis dudas en los aspectos artísticos o, por lo menos, creo que es un nuevo tipo de lenguaje en el que hay que profundizar y aprender a dominar mejor. Yo, siempre que he trabajado en la televisión italiana, lo he hecho intentando mantener a la gente en la realidad, por ejemplo, cuando hacíamos los ensayos de los números, si se tenían que hacer ante una estrella invitada, se ensayaba con un doble para que el realizador supiera cómo tenía que mostrar el truco y para asegurarse que no había nada de mal gusto que pudiera incomodar al invitado, y para que cuando pasaba algo sorprendente la reacción de la estrella invitada fuera auténtica. Esto es algo que aprendí de Juan Tamariz. Es verdad que cuando una reacción es real se percibe como real también en casa. Hoy se utiliza la magia de otras formas que no puedo comentar porque no conozco demasiado esta filosofía, pero la encuentro muy, muy lejos de cómo haría yo la magia en televisión, pero me doy cuenta que es muy comercial, se vende muy bien, pero ese es otro asunto, claro. No sé, tengo mis dudas.

Jaume: Para acabar, porque estaríamos hablando horas y horas… ¿Cómo percibe la realidad política europea, que parece que con tanto engaño y truco, estemos gobernados por prestidigitadores?

Aurelio: No, no, no, esto es mentira por una razón muy importante. Yo vivo en Vigevano, una ciudad de 60.000 habitantes, más o menos nos conocemos todos. Un día iba yo andando por la calle y me encontré con un político local que, al verme, exclamó: “¡Huy! ¡El mago! ¡Cuidado con las carteras!” que es algo que se dice habitualmente. Yo le respondí: “Soy mago, no político. De los dos el que está en peligro soy yo”. Ese es uno de los malentendidos que hay sobre los magos. El mago no engaña, desde el mismo momento que dice que es mago está dejando claro cuál es su papel desde el principio. El político es otra cosa, por lo menos en Italia, porque la situación en España no la conozco, pero el político es otra cosa. El mago te hace soñar, el político te dice que te va a solucionar algo y luego te encuentras un año después que la cosa está peor y se ha robado todavía más dinero. La política es una mala ilusión. Son dos cosas distintas.

 

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