Al menos 78 fallecidos y 111 personas heridas, 20 de ellas en estado muy grave y otras 5 en coma, en un terrible accidente ferroviario ocurrido ayer, a las 20:40h. cuando un tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol ha descarrilado dando varias vueltas de campana a la altura de la parroquia de Angrois, cerca de Santiago de Compostela, la víspera del patrón que da nombre a la ciudad. La incertidumbre que todavía rodea al accidente hace que dar una cifra exacta sea un poco arriesgado, pero hasta el momento las autoridades han confirmado la horrible cifra de 78 fallecidos y 111 heridos de diversa consideración. La prioridad de las autoridades no es tanto el recuento de víctimas como su identificación. Ha sido muy difícil liberar de entre el amasijo de hierros a los supervivientes que quedaron atrapados en el interior del tren. Las imágenes que ilustran esta noticia son recogidas de la red social Twitter, de dos personas que estaban en la zona en el momento del accidente.
Los vecinos de la zona declaran haber oído una explosión, que bien pudo ser el impacto del tren contra un obstáculo o contra el propio suelo, algunos testigos han visto al tren dar varias vueltas de campana y luego una columna de humo. Todavía es pronto para trazar una hipótesis sobre las causas del accidente, pero el Ministerio del Interior ya ha descartado la tesis del atentado. Algunos de los primeros heridos han sido evacuados en coches particulares porque las primeas ambulancias desplazadas no daban abasto.
Hasta el lugar del accidente han empezado a llegar las primeras autoridades, para coordinar en todo lo que se pueda las labores de rescate y atención a las víctimas. Se ha puesto en marcha un número de teléfono para información de los familiares de los viajeros de este tren, el 981.55.11.00, donde se atiende a aquellas personas que crean que tienen a algún familiar o amigo que viajaba en el citado convoy. Desde los hospitales de la zona se hizo un llamamiento para donar sangre ya que necesitaban gran cantidad de unidades, de forma casi inmediata se formaron enormes colas de donantes que se ofrecían para paliar la falta de sangre, especialmente del grupo 0 negativo.