Michel Alcubierre.
El domingo 12 de marzo quedamos en Caserras a las 8,30 de la mañana para caminar por el territorio. Los inscritos en esta salida geológica fuimos 27, más Sebastián que nos guió por la ruta estudiada y dando las explicaciones, en pequeñas paradas sobre el terreno, de las características geológicas del mismo.
Espléndido día en el campo para fijarnos en los materiales y su geomorfología.
Salimos desde la parte baja del pueblo donde se encuentra el lavadero, camino del Pou y pasando por La Fonteta. Pronto vimos el relieve de ofitas o “negrell”; un poco más adelante las calizas del Muschelkalk, conglomerados, areniscas y otras rocas hacen su aparición, así como cristales de yesos, materiales ferruginosos… como corresponde a un paisaje tan complejo. En este entorno se sabe que existió una mina de aerinita, mineral de color azul intenso, propio y original de esta zona de Caserres. Paramos aquí y Sebastián nos explicó la importancia de este mineral azul-celeste que fue empleado en los frescos pintados en las iglesias románicas del siglo XI; nos enseña en una lámina el Pantocrátor de S. Climent de Tahull-Bohí para hacernos una idea de su referencia al color y utilidad.
Senderando llegamos a la cola del embalse de Canelles por donde entra el río Guart, el cual aguas arriba en Antenza recibe al río Caixigá, engrosando las aguas del Noguera Ribagorzana en la presa.
En este final de Canelles, ahora que no llega el agua a dicho nivel, observamos el antiguo salinar. Allí nos explicó Sebastián la historia geológica y la formación de esta salina y el uso de la misma. En la Era Mesozoica comenzó un régimen de sedimentación, y entre los períodos Triásico y Cretácico, probablemente en el Keuper, abarcando más de 200 millones de años, se depositaron yesos y sales. La mano del hombre excavó un pozo y a partir de él fue obteniendo el agua que, por medio de una canalización llenaba los niveles de las eras o balsas en las que se dejaba evaporar el agua salada quedando solo la sal para recogerla y utilizarla en su consumo humano y del ganado. Como protección de esta salina y al haber un barranco lateral, construyeron un muro de piedra para evitar avenidas, inundaciones o desprendimientos.
Más arriba de la salina construyeron un horno de cal, excavación tapiada (olla) hasta la parte alta de la superficie del terreno y teniendo cerca leña con poder calorífico como la de encina y piedra caliza para echar en su interior, producían por calcinación de la misma, el óxido de calcio o comúnmente conocida como, la cal. Entonces la cal era imprescindible para muchos usos: adhesivo de la argamasa en las obras, blanqueo de las casas, se recetaba agua con cal, las viñas se salpicaban con cal, para desinfectar….
Después del descanso que aprovechamos para tomar el bocadillo, y de la charla explicativa comenzamos la vuelta atravesando de nuevo el Río Guart y seguimos durante un trecho el camino paralelo hasta emprender la subida a la ermita de Santa Sofía. En ésta, una nueva parada para visitar lo que queda de la misma. Hay que decir que es un monumento tardo-románico del Siglo XIII. Su portada abre al Oeste en arco de medio punto de grandes dovelas y por encima una ventana de aspillera. Al Este presenta ábside semicircular con ventanal en aspillera y arco de medio punto. De nave rectangular con bóveda de medio cañón y muros de trabajados sillares con algún canete bajo el alero del tejado. Vista al interior el cilindro absidal es de cuarto de esfera y doble arco presbiterial a partir del cual la bóveda se sustenta en una imposta redondeada que une a los muros; y hasta las pilastras, decorada con bezantes (bolas de piedra maciza). Los mechinales que hay a los pies de la nave nos indican que hubo un coro de madera en lo alto. Pudimos observar como esta ermita sufre un serio deterioro con grandes grietas que amenazan su integridad, sí no se hace una rápida intervención de la mano de expertos.
Seguimos el sendero por la izquierda de la ermita que en pocos metros nos acerca al antiguo lagar rupestre en un roquedo de arenisca que ha sido recientemente limpiado y despejado. Se encuentra en perfecto estado de conservación. Sebastián nos enseña en unas láminas cómo podía hacerse el pisado de los racimos de uvas en la pisadera; y la recogida del mosto en el laco. Asimismo otra lámina nos muestra la estructura que se fabricaba como prensa que se utilizaría para estrujar tanto los racimos de uvas como las brisas u orujo.
Y tomando el camino de Revoll, por encima del lagar, subimos hacia el pueblo por el camino de los huertos hasta “La Saltadora” que nos conduce condujo de nuevo a la entrada de Caserras en el lavadero, fuente y abrevadero por donde habíamos comenzado este completo recorrido. Para finalizar, en el local de la Asociación “So Nostre”, compartimos una comida de alforja en buena convivencia y tertulia.
Gran y buen día de campo.
¡¡¡CASSERRES VIU!!!
Las fotos son de Michel Alcubierre