El fascismo . . . usó la violencia de las masas para hostigar y finalmente vencer a sus oponentes. Las amenazas a la democracia son hoy más insidiosas. Para empezar, agitan un señuelo populista que les da victorias electorales abrumadoras, cosa que Hitler nunca consiguió: apenas pasó del 37 % del voto en unas elecciones nacionales libres. Por esto desplegó cientos de miles de camisas pardas, siguiendo el ejemplo de Mussolini con los squadristi, y así convirtió su victoria democrática en poder dictatorial. Para los actuales enemigos de la democracia la clave son las instituciones coercitivas del Estado, no los ejércitos privados de matones.
Richard J. Evans: «Fascism and The Road to Unfreedom review – the warning from the 1930s», en theGuardian.com ; London : Guardian News and Media Limited, 19 julio 2018 (extr. y trad. La Litera información)