Los itinerarios de los viajes
Los cinco viajes registrados en nuestra investigación se pueden dividir en dos grupos: Los dos primeros (1959 y 1960) fueron viajes a lugares cercanos (Graus y Tarragona) y están relativamente planificados (al partir ya saben a dónde irán, dónde dormirán, etc.). En cambio, los otros tres (1961, 1962 y 1963) se realizan a lugares más lejanos, tienen una duración de entre una y dos semanas, y cuentan con un elevado grado de improvisación, pues a partir de una idea general los itinerarios iban variando según las necesidades del momento o las decisiones tomadas sobre la marcha.
1959: Viaje a Graus
En 1959 simplemente alquilan un autocar de la empresa Lax de Tamarite y se van a pasar el día a Graus, donde visitan el centro histórico, la casa de Joaquín Costa (por fuera), el puente sobre el río, el pantano y la central eléctrica de Barasona. Era el 15 de agosto de 1959 y la expedición la componían entre 30 y 35 personas de todas las edades. En total recorren unos 100 Km. No hemos recogido anécdotas significativas de este viaje, más allá de la idea de fraternidad con que los protagonistas recordaban el evento.
1960: Viaje a Tarragona y la Costa Dorada
En 1960 realizan un viaje de tres días. Alquilan de nuevo un autocar de Lax y se van a Tarragona. Salen el 30 de julio de 1960, y pasan el día por la ciudad visitando los monumentos históricos y el puerto. Se hacen una foto de grupo en el famoso ‘Balcón del Mediterráneo’ en la que aparecen hasta 44 personas, y hemos podido constatar que no todos los que fueron a este viaje salen en dicha foto. Por lo visto llenaron el autocar. Al día siguiente se van a la playa de Coma-ruga, donde pasan el día, juegan al fútbol en la arena, deambulan sin rumbo y duermen en dicha población. El tercer día lo pasan en Sitges, un lugar que ya cuenta con un incipiente flujo turístico extranjero, desde donde ya regresan a Alcampell. Han recorrido unos 400 Km en tres días. Las experiencias de playa son las que predominan en los recuerdos de los protagonistas, muchos de los cuales era la primera vez que veían el mar. Aunque casi nadie sabe nadar, la mayoría se deja fotografiar dentro del mar, junto a la orilla, algunos convenientemente sentados pues se bañaban en ropa interior, ya que en aquella época la ropa de baño no era algo demasiado común en Alcampell.
1961: Viaje al Pirineo oriental y la Costa Brava
A finales de 1960 Jaume Garret y Antonio Espluga Fort disolvieron su sociedad laboral, de tal manera que ambos formaron sus respectivas cuadrillas y siguieron sus actividades de poda por separado. Como consecuencia, a partir de 1961 cada grupo hará los viajes veraniegos por su cuenta. Mientras que el grupo de Jaume Garret seguirá haciendo excursiones de dos o tres días por la costa catalana o el Pirineo cercano, el grupo de Antonio Espluga Fort se planteará horizontes más lejanos. Aquí seguiremos la trayectoria de este último grupo, más exóticas y atrevidas.
En el viaje de 1961 el número de viajeros es más reducido, pues a juzgar por las fotos no debían ser más de una treintena. El tratarse de un viaje de una semana de duración debió disuadir a algunos de los participantes en los anteriores, especialmente a los de más edad.
Para este viaje vuelven a alquilar el autocar de la empresa Lax, y el 1 de agosto salen de Alcampell con dirección hacia la Seo de Urgell donde paran a desayunar o comer. Luego suben hacia Puigcerdà se hacen fotos en el parque del estanque y se quedan a dormir en un parque. En este viaje instauran la costumbre de dormir echando el toldo desde el autocar. Intentan entrar a Francia pero como nadie lleva documentación en regla no les dejan pasar. A cambio visitan Llívia, donde entre otras cosas visitan la histórica farmacia de aquella localidad.
Vuelven a Puigcerdà a recoger a parte del pasaje que se había quedado allí, y emprenden camino hacia el sur, atravesando la tortuosa collada de Tosses pasan hacia la zona de Olot, siguen bajando en dirección a la costa y paran en Banyoles, donde alquilan barcas para pasearse por el famoso lago.
Desde ahí se dirigen hacia la costa, que divisan por primera vez a la altura de S’Agaró, donde aprovechan para bañarse en la playa. Algunos recuerdan estar bañándose en la playa mientras llovía, una excitante sensación hasta entonces y desconocida para ellos. Pasan la noche por allí y a la mañana siguiente siguen hacia Lloret de Mar, un lugar que ya contaba con turistas extranjeros en aquella época, y pasan el día en la playa y deambulando por el paseo marítimo. Hacen noche junto a un camping de Lloret (no dentro del mismo, sino al lado, pues ya llevan su propio alojamiento colectivo), para poder usar algunas de sus instalaciones.
Al día siguiente siguen hacia Blanes, donde vuelven a bañarse en la playa, y algunos jóvenes aprenden a intimar con extranjeras sin resultados aparentes. Pasan la noche acampados en Blanes y a la mañana siguiente siguen camino hacia Barcelona, pero en lugar de visitar la ciudad deciden pasar la mañana en el Tibidabo, donde no se pierden ni una atracción, y por la tarde van a instalarse junto a otro camping en Castelldefels, junto a la playa, donde aseguran ver los primeros bikinis de su vida (que vestían algunas turistas extranjeras, pues estaban prohibidos para las mujeres autóctonas).
A primera hora del día siguiente, ponen rumbo hacia el monasterio de Montserrat, que visitan durante toda la mañana para, después de comer, iniciar el camino de vuelta. En el retorno pararán en el pueblo de Verdú, cerca de Tárrega, donde visitarán una alfarería y aprovecharán para comprar botijos y jarros de cerámica negra (que algunos viajeros todavía conservan). Llegan a Alcampell al anochecer, y así finaliza este tercer viaje, tras haber recorrido unos 700 Km a lo largo de toda una semana. Toda una experiencia vital para los protagonistas, que en su retorno al pueblo no pararán de contar a sus congéneres.