La biblioteca de Tamarite de Litera vivió el pasado jueves una actividad en la que los asistentes disfrutaron de buen vino, buena música y como no podía ser de otra manera, de buena literatura. La actividad ‘Catando historias y vino’ fue un éxito total tanto de participación, donde se completaron todas las inscripciones disponibles, como de expectativas, ya que la experiencia no defraudó.
Al frente de este proyecto se encuentra Carles García, quien desde hace 16 años ha viajado por las bibliotecas de España y otros países como Venezuela, Argentina, Francia o Bélgica para que los amantes del vino y la literatura disfrutaran con una iniciativa que nació por una apuesta. “Como las
cosas buenas de la vida nace de una apuesta de un bodeguero, que se preguntó si había un tipo de libro para un tipo de vino en particular. Así apostamos intentar maridar sensaciones, buscar aquellos vinos que combinan con las sensaciones que provoca un relato. Para un relato floral con un final amargo se busca un vino con esas características, que sea floral en nariz y amargo en trago, por ejemplo”, explica.
Los 40 asistentes disfrutaron de 4 vinos diferentes -dos Somontano y dos Rioja- ya que intenta combinar vinos de la tierra donde se encuentra. Carles les explicó una cata técnica y según las sensaciones que cada caldo les producía, él buscaba un relato que poder narrar. “Vengo de una familia de buhoneros, vendedores ambulantes que contaban historias, por lo que tengo en mi cabeza unos 400 relatos tradicionales y más de 100 libros literarios así que según las sensaciones de los asistentes les cuento un relato u otro, por lo que cada cata es diferente”. Esta actividad, además, es un puente entre la biblioteca y la gente poco asidua a este tipo de locales.
“Viene gente que normalmente no viene a las actividades de la biblioteca y así atraemos a otro tipo de público a las bibliotecas, quienes se dan cuenta de que están vivas y no sólo son un almacén de libros sino que ocurren cosas diferentes”.
Cuando comenzó el proyecto hace 16 años, Carles iba en solitario -ya estuvo en Tamarite hace siete años, pero desde hace algún tiempo le acompaña el acordeonista Raúl Giménez que pone la banda sonora a la experiencia. Y un actor que hizo las veces de camarero, Jorge, y les deleitó con el Tenorio.
