Mejorar la narrativa oral y aprender técnicas nuevas de relato y expresión eran los objetivos iniciales.
Belentuela Belentuelilla, experta cuentera y vivaz dicharachera de Monzón, fue la encargada de guiar a los 23 participantes para conseguirlo. No solamente contó sus secretos de cuentera para captar la atención de un niño, sumergirlo en la historia, sorprenderlo a cada instante y conseguir que participe, baile, se ría y quiera más… sino que también consiguió que todos y cada uno de los padres volvieran a ser niños por unas horas y cantaran, bailaran, se expresaran, se rieran y disfrutaran como nunca.
Fue un taller tan didáctico como divertido en el que los padres absorbieron mucha técnica cuentera mediante la práctica de todos los recursos que Belentuela desplegó: música en directo, trabalenguas, chascarrillos, microcuentos, casting de hadas… y caza de mosquitos.
Ahora, ya solo queda aplicar lo aprendido cada día en el momento del cuento en el que, sobre todo, hay que poner mucha ilusión al contarlo para que ellos se lo crean de verdad. Porque, como dice Belentuela… es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos.