Texto e Imágenes: Jaume Garcia Castro
Binéfar, 8 de marzo de 2014.- Esto es ser como de los Beatles o de los Stones, cuando preguntas en España quién es el mejor letrista del panorama musical actual hay quien es de José Ignacio Lapido y hay quien es de Santi Balmes. La mayoría de los primeros tienen más de cuarenta años y añoran a 091, los segundos suelen tener menos de cuarenta y disfrutan con los conciertos de Love of Lesbian. Yo he de confesar que, a pesar de pasar de los cuarenta, soy de Santi Balmes, pero no por ello voy a dejar pasar la oportunidad de hablar con José Ignacio Lapido, más aún cuando viene a tocar al Teatro Municipal Los Titiriteros de Binéfar.
Lapido vuelve a Binéfar veinte años después de su última visita. Estuvo en 1994, todavía con 091. Hoy, ya sin la banda y con siete discos en solitario, vuelve a una población llena de seguidores del cantautor granadino. Consciente de ello, quiero entrevistarle porque habrá muchos lectores que querrán saber algo más de su admirado cantante y compositor. El martes llamé a su oficina de contratación y me conceden hora de entrevista a las 18:30h. en el teatro. Llego a las 18:15h. por si puedo adelantar un poco, porque tengo que ir a la Gran Gala Internacional del Encuentro de Magos de Tamarite, a las 20:00h. El grupo llega a las 18:45h., montan el equipo de sonido, hacen la prueba de sonido, se ponen a mirar fotografías de los ochenta que ha traído al teatro un ciudadano que ha venido de visita, siguen probando el equipo de sonido, miro el reloj y me despido interiormente de ir a Tamarite porque ya son más de las ocho de la tarde, concede una entrevista a otro medio, firma unos vinilos al ciudadano de las fotos y a las 20:55h. consigo empezar a hacer mi entrevista. Sólo me han concedido 5 de los 15 minutos pactados el martes. Y eso tras una paciente espera de dos horas y cuarenta minutos. No sé condensar entrevistas, mi especialidad es la entrevista larga, pero haré lo que pueda.
Jaume Garcia: Hace unos años entrevisté a un vecino tuyo y me dijo que tú eras, dentro del mundo de la música, el gran poeta granadino, que no perdiera la oportunidad de entrevistarte. Ese vecino se llama Miguel Ríos y hable con él cuando apareció su último trabajo en estudio, Historias de la carretera, en el que hace una versión de una de tus canciones, En el ángulo muerto. Te quiere mucho…
José Ignacio Lapido: Hombre, siempre es motivo de orgullo, obviamente. Conozco a Miguel desde hace mucho tiempo y tuve la suerte de que se fijara en esa canción y de que quisiera hacer una versión propia del tema y para mí fue todo un honor que un histórico como Miguel Ríos versionara un tema mío. El que diga eso que me has comentado, pues me parece un poco exagerado por su parte, pero conociéndole sé que es un tipo muy generoso para con todos sus compañeros de profesión y con los grupos granadinos. Sólo tengo palabras de agradecimiento para Miguel, por haber grabado esa canción y luego también colaboró en mi disco anterior, De sombras y sueños, cantó una canción a medias conmigo. Ya te digo, es un tipo muy generoso, con un talento inmenso y siempre estoy encantado de que coincidamos. Hemos tocado algunas veces juntos y es un placer.
Jaume: Sorprende un poco que, a un músico, como es tu caso, lo consideren más un poeta. Yo me pongo en tu piel y me dolería pensar en las horas que dedicas a la composición musical con la guitarra y que no valoren ese trabajo.
Lapido: No, lo que pasa es que quizás no sea demasiado habitual que la gente del Rock & Roll le preste demasiada atención a la parte lírica, es algo que, sobre todo en España, no se aprecie demasiado, que sonando un poco bien musicalmente parece que la letra sea un poco secundaria. En mi caso, lo he dicho muchas veces, creo que la importancia de la letra va acorde con la importancia de la música, que una cosa puede desnivelar la otra, y creo que las dos cosas deberían quedar coherentemente acabadas. Creo que el público no le haría caso a las letras si la música no les gustara. Eso se da por hecho, que la música esté bien, pero sorprende el cuidado que pongo en acabar las letras. Siempre he creído que si dedicas mucho tiempo a acabar bien la música de una canción, afinar todas las notas, todas las armonías, debes dedicar un tiempo similar a pulir la letra de esa canción, quizás es eso lo que se nota y por eso gustan tanto mis letras.
[Miro la grabadora. Llevamos 2’ 45” con solo dos preguntas. Miau.]
Jaume: Debe dar un poco de vértigo saber que tus canciones han acompañado a muchas personas durante toda su vida. No sé si subirse al escenario y defender esas canciones ante un público que las considera tan suyas como tuyas es una especie de salto al vacío, porque sabes que los que están allí abajo se han enamorado escuchando cierta canción, lloraron amargamente escuchando tal otra o que su hija nació tras escuchar aquella otra canción.
Lapido: Normalmente al final de mis conciertos salgo un poco a charlar con mis seguidores, a hacerme fotos o firmar discos y me comentan cosas como lo que me acabas de decir y uno se siente un poco intimidado. Yo simplemente hago música, pero esa música y esas palabras que escribo tienen una influencia que uno mismo ya no es capaz de valorar, o por lo menos no soy capaz de dimensionarlo en su justa medida. Yo no estoy pensando en cada momento lo que va a suponer la canción que escribo a determinada gente que vive a mil kilómetros de tu casa. Luego, cuando te lo cuentan los propios interesados sientes… no sé si es vértigo o una sobredosis de responsabilidad. Cuando me subo al escenario tengo que ser muy cuidadoso a la hora de interpretarlas y, sobre todo, a la hora de elegir el repertorio, porque son tantas las canciones que he hecho que es difícil contentar a todos los que te piden canciones de este disco o del otro… En hora y media, más o menos, no caben todas las que la gente demanda, pero bueno, creo que un concierto es un momento para pasarlo bien y para impulsar sentimientos.
Jaume: ¿Has llegado alguna vez al momento en que odias una canción y que ya no quieres cantarla más, pero que el público te la sigue pidiendo una y otra vez y no te puedes negar?
Lapido: Odiarla no, porque aunque hay canciones que me van gustando menos con el paso del tiempo, siempre han sido escalones que has tenido que ascender para hacer cosas mejores. Cualquier artista siempre ha hecho cosas de las que no ha quedado contento, un pintor ha pintado cuadros en su juventud que ahora se arrepiente de haber pintado. Yo no me arrepiento, lo que pasa es que hay algunas canciones para las que el tiempo ha pasado peor que para algunas otras y esas las tiendo a olvidar. Pero ahí está la historia, los discos están grabados para los restos del tiempo y hay que sobrellevarlo.
Jaume: ¿Compones a impulsos, te vienen a visitar las musas o es trabajo de horas y horas con la guitarra?
Lapido: Es trabajo, es trabajo. Las musas no me vienen a visitar mucho. Es cuestión de buscar tú la inspiración, de ponerte todos los días con la guitarra y con el papel y depurar una idea inicial. Quizás esa idea inicial sí que te puede llegar de repente, pero hay que desarrollarla y convertirla en canción. Una buena idea se puede malograr si no le das el trabajo que necesita.
Jaume: Muchos de los cantautores que conozco componen sentados en una esquinita de la cama con la guitarra en brazos. Yo, sinceramente no te veo componiendo así.
Lapido: Pues lo hice muchas veces, sobre todo al principio, con los 091, porque vivía en casa con mis padres y tenía una habitación muy pequeñita y no había silla ni nada, sólo la cama. Ahora ya no, pero bueno, soy de los que compongo desde muy temprano por la mañana, sentado en una silla, delante de una mesa y a ver qué sale, a darle vueltas a las cosas. Para mí es una feliz rutina, pero no es nada de eso que dices de la iluminación que le llega al artista, es una cosa muy natural, del día a día y de trabajar mucho.
Jaume: ¿Se quejan los vecinos del que toca la guitarra?
Lapido: No, no [se ríe]. En casa nunca toco la guitarra eléctrica, sólo toco la guitarra acústica.
Final de la entrevista. Han sido 6’ 45”. He podido arañar casi dos minutos de prórroga. Espero que algún día se cumpla ese deseo de Miguel Ríos y pueda realmente hablar con José Ignacio Lapido. Por el momento, me voy a casa, que se ha hecho tarde y tengo que sacar a pasear a los perros.