Texto e Imagen: Jaume Garcia Castro
Binéfar, 29 de mayo de 2014.- Ayer por la mañana, un grupo de alumnas y alumnos de cuarto de la ESO del Institutos IES Sierra de San Quílez visitaron el Centro Cultural y Juvenil de Binéfar. Forman parte de la asignatura optativa de Artes Plásticas y acudían en compañía de Pilar Calvera y Eva Toledo, sus profesoras en esta materia. La visita al Centro se producía por un doble motivo: por un lado, la posibilidad de ver en vivo en Binéfar una exposición pictórica porque normalmente tienen que desplazarse hasta una capital, de acercarse al cuadro y comprobar de cerca tanto la técnica como la textura, intentar comprender las sensaciones del artista cuando creaba esa obra; por otro estaba la posibilidad de visitar la exposición con el propio artista, quien les daría las claves de su obra. La gran suerte que han tenido los chicos y chicas del Sierra de San Quílez es que la exposición es la retrospectiva Ininterrumpidamente, 1998-2014 del pintor binefarense Javier Puértolas.
Puértolas es un hombre menudo que se expresa con las manos. Su cuerpo se mueve a una velocidad normal, pero sus manos adquieren velocidades endiabladas. Ilustra con gestos lo que dice con palabras. Quizá por eso sea pintor, porque sus manos tienen prisa por decir lo que la voz simplemente esboza. Cuando llego a la sala de exposiciones los alumnos están divididos en grupitos, contemplando las obras expuestas. En uno de esos grupos está Eva Toledo, una de las profesoras, mientras que la otra, Pilar Calvera, se encuentra en el centro de la sala de exposiciones conversando tranquilamente con Puértolas sobre la retrospectiva. Una vez que los alumnos han podido ver toda la exposición, nos reunimos al principio del recorrido con Puértolas que se dispone a contestar todas las preguntas que vayan surgiendo sobre su obra. Una chica es la encargada de abrir el fuego:
– ¿Cómo pone los nombres a sus cuadros?
Puértolas busca las palabras adecuadas para la respuesta:
– Los títulos y la obra, en principio, no tienen nada que ver. Los títulos los pongo una vez he terminado el cuadro, porque si los pusiese antes eso condicionaría el contenido del cuadro, tendría menos libertad para pintar el cuadro porque acabaría queriendo ilustrar el título.
Pongo títulos más poéticos y otros con contenido más social, incluso político. Para mí en este cuadro en concreto, hay este grupo de cosas, de elementos, que se juntan, que están en diferentes direcciones, por lo tanto están generando tensiones, y por eso lo titulé “Sólo nos queda prepararnos”, no especifica para qué, pero… Esa es la incógnita.
A veces los títulos aparecen de leer un libro, de una frase sacada de contexto, de un periódico… Yo tengo una libreta donde voy apuntando todos los títulos que voy encontrando. Cuando acabo un cuadro, cojo la libreta y busco un título para el cuadro. A veces no encuentro ninguno, otras hago una composición entre varias frases, de tres o cuatro posibles títulos saco uno. Los artistas no lo inventamos todo.
Ahora es un chico el que pregunta:
– ¿Te inspiras en el cuerpo humano para pintar alguna de tus obras? Porque este cuadro se titula En las entrañas de un mundo perdido…
Javier Puértolas se sonríe.
– Muy buena pregunta. Las entrañas no tienen por qué ser las entrañas de un animal o de una persona, pueden ser cualquier recoveco de cualquier sitio del mundo. En este caso no estoy pensando en las vísceras de ningún ser vivo.
Todo mi trabajo está basado en aquello que no vemos, pero que existe. Nos podemos ir al microscopio o al telescopio, de lo micro a lo macro. Desde el Universo a cualquier tipo de cosa que podamos ver a través de un microscopio, no hace falta que sea una célula, sino cualquier tipo de fibra o de tejido. Yo lo que intento hacer es crear mundos artificiales posibles, es decir, otros mundos, no aquellos que estamos acostumbrados a ver. Eso me da la posibilidad de representar un mundo muy rico en formas y complejo. Mi trabajo es de observación y lo que me interesa es la estructuración de esos mundos.
Puértolas se acerca a los tres dibujos en tinta china que marcan el inicio de la exposición.
– Esta retrospectiva empieza con estos tres dibujos porque, en cierto sentido, han sido el principio de todo lo que ha venido después. En el dibujo es donde el artista piensa, es donde se buscan cosas, formas. El dibujo es una manera más directa que si empezamos a utilizar el color, que lo complica todo mucho más. El lenguaje plástico no es exacto. Cuando hablamos con lenguaje hablado todo significa algo, cada palabra, cada letra, tienen su significado. En lenguaje plástico el color, las formas, las texturas, tienen múltiples significados.
Cuando os enfrentáis a esto ¿qué veis? Hay dos tipos de pintura: figurativa y abstracta. Esos son los dos extremos y, entre medio, hay una enorme cantidad de posibilidades. Hay artistas que se nos acercan más hacia el abstracto y otros que se acercan más al arte figurativo. Cuando miramos el arte figurativo entendemos lo que hay, reconocemos si hay un jarrón, una figura, un paisaje, una señora, un perro, lo que sea… Y entonces decimos “ya he entendido el cuadro”, que no es cierto, porque entender el cuadro sería entender lo que el pintor quería expresar cuando ha pintado el cuadro.
El problema que podemos tener mirando uno de mis cuadros es que los elementos que tenemos ahí no son reconocibles. [Señala una serie de elementos de un cuadro] ¿Qué es esto? No busquéis aquello que os parece que es, sino ver lo que es: esto es una elipse, con unos segmentos que se van repitiendo… [Pasa la mano por la superficie de uno de sus cuadros] ¿A qué nos remite esto? Pues a una especie de circuitos… Si no lo son, tienen una ordenación que lo parece.
A medida que vamos avanzando por la exposición, Puértolas va explicando diferentes aspectos de su técnica y de la motivación de algunas de las obras expuestas. En su búsqueda de crear obras frías, artificiales, se nota la casi obsesión por la desaparición del trazo, de la pincelada, de la huella de la materia pictórica. Confiesa que dejó el óleo y se pasó al acrílico precisamente para evitar la calidez que da el óleo. La pintura al óleo, al ser elaborada con pigmentos naturales, suele dar esos tonos cálidos de los que rehúye Puértolas, por eso se pasó al pigmento acrílico, creado químicamente, que le proporciona una textura más fría y artificial y le permite trabajar más rápido sin tener que esperar mientras se seca.
También explica cómo abrazó la creación a través de Photoshop como herramienta creativa y cómo este software le ha abierto un campo nuevo de posibilidades. O su relación con los bocetos de sus cuadros: “Un boceto no se debe copiar nunca, porque lo que está en el boceto ya existe, ya es”.
La visita va derivando hacia otros aspectos más técnicos, como las diferentes soluciones aplicadas a algunas de estas obras y los trucos utilizados para crear algunas imágenes, los pinceles que utiliza y cómo los utiliza, las diferentes aplicaciones de capas de color, las zonas de reserva… A medida que avanza la mañana los chicos y chicas se van dispersando. Son adolescentes y su límite de atención tiene un margen muy corto de tiempo. El calor reinante en la sala tampoco ayuda mucho en ese aspecto. Puértolas nos muestra una imagen calcada de la realidad en una de sus obras. Se trata de la sombra que proyecta la luz de la ventana de su estudio sobre el cuadro. Es un reflejo de realidad en una obra completamente abstracta.
Una vez acabada la visita, salgo del Centro Cultural y Juvenil de Binéfar con una sensación de privilegio. Acabo de ver una exposición artística de un altísimo nivel y ha sido el propio artista el que nos ha guiado a través de su mundo. Estoy acostumbrado a acudir a las visitas guiadas de los diferentes museos, incluso he sido guía de un par de exposiciones, y es normal que sean expertos sobre el tema los que dan su opinión sobre las obras expuestas. Esta es la primera vez que tengo la oportunidad de hacer una visita guiado por el propio autor, quien nos ha abierto su universo personal y particular, quien nos explica su visión de la realidad. Y es por este motivo que me llevo a casa una frase que, quizás, sea la clave de la obra de Puértolas. En un momento de la visita dijo, en un arrebato de sinceridad: “Yo empecé en la pintura porque quería ser como Vincent Van Gogh”. Esta frase no la diría nunca un historiador del arte, a no ser que el autor la escribiera en algún tratado, es un pequeño tesoro que me llevo a casa. Quizá no ha llegado a ser Van Gogh, pero llegar a ser Javier Puértolas no está nada mal…