Incluso nuestras ‘experiencias directas’ las interpretamos a partir de ideas de causa y consecuencia: el mundo que nos llega es un mundo conceptual. Cuando tenemos dudas acerca de algo, renegociamos su significado de manera que concuerde con las ideas de quienes nos rodean.
Si esta es nuestra forma de comprender el mundo físico y biológico, cuánto más el mundo social en que vivimos.
. . . El significado es aquello sobre lo que podemos ponernos de acuerdo, o al menos aceptar como punto de partida para buscar un acuerdo.
. . . una cultura está constantemente en proceso de reelaboración según sus miembros la van interpretando y renegociando.
. . . presentar una cultura como algo estable es útil sobre todo . . . como instrumento político de quienes están en el poder para dominar sicológicamente a quienes deben ser gobernados.
Jerome Bruner: Actual Minds, Possible Worlds ; Cambridge y Londres : Harvard University Press, 1986, p. 122~123 (extr. y trad. La Litera información) [hay una versión anterior de este capítulo en JSTOR]