. . . la actual ‘epidemia mediática’ del coronavirus representa un coste de oportunidad, en un sentido bien conocido por muchos políticos: cuando no se quiere hablar de un tema que molesta se distrae la atención hablando de otro. Ejemplos de ello son los ataques de Clinton en Sudán y Afganistán para tapar su affaire con Monica Lewinsky, o la la puesta en libertad por Berlusconi de políticos con cargos de corrupción el mismo día que Italia se clasificó para la final de la copa del mundo de fútbol. Al hablar casi exclusivamente del coronavirus durante tantas semanas no hablamos de otros problemas mucho más graves que pasan desapercibidos. Como ha señalado el filósofo Santiago Alba Rico: “Desde que existe el Covid-19 ya no ocurre nada. Ya no hay infartos ni dengue ni cáncer ni otras gripes ni bombardeos ni refugiados ni terrorismo ni nada. Ya no hay, desde luego, cambio climático” . . .
El miedo produce una brusca caída de la demanda, que baja el precio del petróleo, lo que revierte en la emergencia de una crisis anunciada hasta este momento. Muy probablemente el coronavirus no es el único responsable de las caídas en las bolsas . . . ni de una economía capitalista desacelerada, con las ganancias de las corporaciones y la inversión industrial estancadas, sino que es la chispa de una crisis económica pospuesta donde la mala salud de la economía es muy anterior a la epidemia.
Como han señalado diversos economistas críticos, como Alejandro Nadal, Eric Toussaint o Michael Roberts, aunque los mercados bursátiles son imprevisibles, todos los factores de una nueva crisis financiera están presentes desde al menos 2017. El coronavirus sería tan solo la chispa de una explosión financiera pero no su principal causa . . .
Transformar la compleja estructura social de un tren sin frenos como es el capitalismo requiere imaginar una sociedad distinta y realizar un cambio radical, con políticas . . . que diseñen y experimenten formas alternativas de vida en un modelo productivo y de consumo más justo, homeostático, simple y saludable. Un primer paso necesario es no engañarnos con las informaciones incompletas, emocionales o tóxicas del relato mediático hegemónico del coronavirus y tratar de comprender la crisis sistémica que oculta.
Joan Benach: «El relato oficial del coronavirus oculta una crisis sistémica», en ctxt.es; Madrid : Revista Contexto, 10 marzo 2020 (extr. La Litera información)