(Puedes leer primero la presentación de la serie «Crónicas del colapso»)
Transcurría el año dos mil veintiuno, era pleno invierno una noche fría con chubascos y con tormentas.
Don Gervasio un hombre humilde con sesenta y siete años sin esposa y sin hijos conducía su camioneta por la comarcal doscientos treinta y nueve, cuando de repente un rayo cae justo sobre su camioneta. Gervasio herido se levanta a duras penas al cabo de unos pocos segundos, un rayo impacta sobre él. Gervasio cae desplomado en la carretera, despierta en la cama del hospital junto al no hay ninguna persona. Al cabo de unos segundos entra una enfermera, la enfermera le dice que descanse que está muy débil pero Gervasio no hace caso sospechando que le ocultan algo ya que en esa habitación de hospital no hay ventanas. Gervasio intenta escapar cuando de repente hay un apagón en todo el hospital.
Era el momento dé huir para Gervasio. Consigue escapar pero al llegar a la calle se percata de que no hay coches y sólo se escucha hablar a las personas, de repente sale la enfermera a su encuentro y le dice a Gervasio una terrible noticia: “has estado dormido durante casi sesenta años”
La enfermera le propone a Gervasio tomar algo y así le pone al día. Él acepta. La enfermera le comenta que la era sin petróleo ha llegado; que el planeta está intentando sobreponerse a esta situación pero que es muy complicado. La gente está muriendo porque falta de todo. Sólo hay un autocar que sale una vez a la semana para llevar a la gente de todos los pueblos, sólo los ricos tienes coches eléctricos. Le dice que ahora hay una guerra constante entre las grandes potencias por hacerse con los únicos lugares del mundo donde queda petróleo y que, al fin y al fin y al cabo, esto es una guerra que afecta a todos, que la policía de las ciudades no puede hacer frente a los saqueadores. Además la tasa de paro se ha disparado porque las empresas pequeñas han caído en bancarrota.
Ahora, sin petróleo, se está intentando usar la mayor fuente de energía que tenemos, la energía solar y también la energía eólica. También le comenta que ahora no hay plásticos en la basura como antes. Desechar plásticos está penado por la ley y puede llevarte a la cárcel.
Tras haber hablado con la enfermera, Gervasio se pone de camino a su casa que estaba a las afueras de la ciudad, todo el trayecto debe hacerlo andando.
Al llegar se encuentra con la casa tal y como la dejo pero ahora lo importante para él es cómo ganarse la vida así que decide ayudar construir molinos de viento para que la civilización humana salga adelante.
Fueron pasando los meses y todo parecía ir mejor cuando de repente una noticia impactó en el corazón de todo el mundo, el petróleo se había acabado ya sólo podían usarse fuentes de energía renovables. Esta noticia hizo que la población se derrumbara provocando el cierre definitivo de las grandes empresas, lo que provocó un caos total. Los expertos hacían predicciones muy pesimistas.
Los primeros en morir fueron las personas con menos recursos. Gervasio se encontraba hospitalizado. Estaba muy débil y le atendía la enfermera que una vez le pusiera al corriente de todo. Cuando despertó Gervasio estaban próximos sus últimos instantes de vida. Le dijo a la enfermera que preferiría haber muerto en el accidente a ver a todo el planeta así por culpa de la falta del petróleo pero que él y toda la población habían tenido la culpa de todo lo que estaba ocurriendo en ese instante. Gervasio a los pocos segundos murió…
Gervasio despierta… todo lo había soñado. Les cuenta a sus amigos y toda la gente lo que había soñado. Les ruega que no despilfarraran el plástico, que habría que minimizar en lo posible el consumo de petróleo porque como sigamos así nos quedaremos sin nada y será un caos ya nadie podrá utilizar los coches con gasolina…
Y además les dijo que tienen que empezar a usar la energía eólica y la energía solar, la gente lo tomó por loco y al cabo de sesenta años ocurrió lo que Gervasio les había contando, pero ya era demasiado tarde… la vida se había acabado.