Ayer por la tarde se celebró en la Plaza España de Binéfar un acto que cada año reúne a más gente, tanto encima como abajo del escenario: la gala de fin de curso de la Escuela Municipal de Jota, una actuación donde los y las alumnas muestran sus logros en el aprendizaje de algo tan indiscutiblemente aragonés como la jota.
Diversos ritmos, diversas muestras de folklore, danzas y cantos, instrumentos y voces se dieron cita ayer en el escenario de la Plaza. Ante un nutrido público, uno a uno se fueron sucediendo los números corales e individuales o a dúo. José Ángel Gervás, profesor de rondalla, se encargó de coordinar a los alumnos de música, Mari Luz Lafita dirigió las voces, no en vano es la profesora de canto, y Ramón Artigas, en su doble faceta de profesor de baile y director de la Escuela, marcó el paso y el ritmo y dirigió el espectáculo.
El resultado final fue una mezcla entre la tradición, las raíces del folklore, y la modernidad, buscar que la jota no se quede estancada e investigar en ir evolucionándola un poquito más allá. Los más pequeños hicieron las delicias del público, los que empiezan a llevar unos cuantos años en la escuela nos demostraron que van por el buen camino, aprendiendo, esforzándose, mejorando año a año, y los mayores nos mostraron con sencillez y sabiduría sus diferentes técnicas. Este año hemos podido comprobar que hay un buen trabajo con las voces nuevas, especialmente las femeninas, que cantan la jota con otro estilo, menos afectado y más sentido, y eso, particularmente, llamó en positivo la atención de este cronista.