Cuando uno no sabe qué hacer, con el rabo… Me explicaré: el Ministerio de Educación, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, pone en marcha un Programa de Simulación de Empresas en el cual participarán seis centros educativos de la provincia a lo largo del presente curso. Con esta iniciativa “los participantes constituirán una o varias empresas simuladas, que pondrán a disposición de los alumnos de forma que estos se coloquen en una situación productiva, y rotarán por los distintos puestos de trabajo de los departamentos de la empresa simulada”.
Me pregunto: ¿no sería más productivo, ilusionante, práctico y social que estos recursos se aplicasen a empresas que contraten a estos alumnos cuando han terminado sus ciclos educativos? ¿Con la garantía de unos contratos cuando menos anuales? Sinceramente, creo que sí; pero por lo visto lo mejor es dar vueltas y más vueltas para marearlos; y cuando acaben no tener empleo, no tener posibilidades de demostrar su valía y, lo que es peor, no tener esa experiencia que luego se les requiere. Las prácticas en empresas reales están suscritas por las Asociaciones de Empresarios, ¿para qué vamos a hacer simulacros? Vamos a gastar recursos en simular empresas, en adecuar espacios, comprar mobiliario de oficina, equipos informáticos, teléfono, internet… Las empresas reales ya lo tienen: subvencionemos estos contratos anuales que servirán en tiempo real y también colocarán a buenos estudiantes en buenas empresas. En nuestra Comarca participa de ese programa el IES La Llitera en Tamarite de Litera.
Otra disposición de cara al empleo, del Departamento de Economía, Industria y Empleo del Gobierno de Aragón: Programa Integral para la Mejora de la Empleabilidad y la Inserción, dotado con 4.663.500 €, al cual podrán adscribirse entidades privadas sin ánimo de lucro que se dediquen a la mejora de la empleabilidad, dispongan de sedes o centros de trabajo en Aragón y cuenten con los recursos humanos, materiales y técnicos necesarios para su realización. Los desempleados beneficiarios han de ser jóvenes de 16 a 30 años, mayores de 45 años, parados con baja cualificación, personas con discapacidad o mujeres víctimas de violencia de género. Los casi 800 millones de pesetas ¿servirán para algo o simplemente para, una vez más, sacar líneas de ayuda y no aprovecharlas posteriormente en beneficio de esos colectivos descritos?
Sinceramente, creo que la situación política de gran convulsión que vivimos en nuestro país, con connotaciones de cambios estructurales y procesos que pueden ir más allá, están llevando a nuestros políticos a resoluciones poco efectivas para las grandes cifras de desempleo que tenemos, y que cuidado no incrementemos sobremanera al cerrar el periodo estival en hostelería y servicios. Y un agravante mucho más peligroso: la destrucción de miles y miles de empleos si no atajamos de una vez por todas el apoyo desmesurado a las grandes cadenas comerciales que, como en muchísimas ocasiones he manifestado, no contribuyen a asentar población, no crean empleo suficiente para neutralizar el destruído por el cierre de los comercios y servicios que se llevan por delante, y tampoco –aun cuando están obligadas por ley– adquieren productos de su zona de influencia comercial en porcentaje significativo. Todo esto creará poblaciones desérticas, despoblación, y por supuesto lamentos de aquellos que ahora las apoyan y se llenan la boca con lo de la conciliación familiar, pero no se atreven a exigir que abran la banca o los servicios públicos –consultas médicas, hacienda, juzgados, universidades, etc.– por la tarde. Solamente más y más creación de grandes y medianas superficies, potenciando unos gastos innecesarios y el consumo de unos productos que la mayoría de las veces dejan mucho que desear.
Pero como decía al principio, esto ahora es lo que se lleva, ahora nos toca casi con toda seguridad más de lo mismo, continuar con los mismos, para que nos continúen humillando social y económicamente, ya que hemos de apoyar a los que más tienen, usuran y cierran oficinas bancarias en nuestro país, para llevarse el cash a otras partes. Amigos, el peligro no está en la sociedad, sino en el hombre que la gestiona.