El partido de la bronca

Hace un tiempo, quizás ya hartos los españoles del turnismo, como sucediera en la Restauración, decidieron probar con dos nuevos partidos : Podemos y Ciudadanos. Este último, ante el auge coyuntural del primero fue diseñado en los laboratorios del Ibex 35 y quien mejor lo definió fue el Presidente del Banco de Sabadell, cuando dijo aquello de que “necesitamos un Podemos de derechas”.

Todo fue bien en el diseño, y la formación, que se presentó como liberal progresista, fue cumpliendo el papel que sus amos le habían encomendado. Pero con lo que no contaron sus financiadores- como suele suceder muchas veces- es que a veces al monstruo no se le puede controlar del todo, y la criatura acabara teniendo vida propia.

Nacido en Cataluña, Ciudadanos pronto dio el salto a la política nacional y como muleta y complemento del PP, ya iba bien. Pero un buen día, un señor muy gesticulante y con cara de pocos amigos, llamado Rivera, se creyó que podría ser el líder de todo el espectro de la derecha española, extinguir casi al PP y hasta emular en la defensa de España a la propia VOX.

Y dicho y hecho, se puso manos a la obra. Como no podía competir, o al menos diferenciarse, en ideología con toda la derecha española tradicional, pensó que con la contudencia de sus hechos desbordaría a las clásicas, periclitadas y timoratas formaciones conservadores nacionales. Su estilo debería llevar la marca de la casa y encontró el recurso en la bronca y el conflicto, que pasó a presentar como la defensa de la libertad, entendida, claro, a su manera.

Para ello, lanzó a todos los comandos a arrancar lazos amarillos en Cataluña. Primero mediante acciones nocturnas y encapuchados ; luego a pleno día discutiendo con todo el mundo, y haciéndose fotos con los periodistas que acompañan estas racias. Pero pronto todo aquello, le supo a poco, y se presentó en el pueblo del que es natural Puigdemont (Amer) que no tendrá más de 1.500 habitantes, casi todos ellos familiares o amigos del político catalán, y la armó como no podría ser menos. Siguió con Alsasua en el norte de Navarra y otras muchas poblaciones, que no es el caso citar.. En la comitiva de la bronca en Alsasua iban casi tantos periodistas como militantes. Y finalmente, sin ser invitado y contra el criterio de los organizadores, acudió al Orgullo Gay en Madrid. Lo que sucedió ya lo saben todos. Bronca y más bronca, denuncias en Fiscalía y mucha publicidad. Y todos los telediarios hablando de lo mismo.

El tal Rivera en todas estas aventuras está contando con la inestimable ayuda de su compañera Inés Arrimadas, conocida en ciertos medios como la “ montapollos”, que ya se ve como la vicepresidente del amado líder Albert Rivera.

A todo esto, el Ibex 35, como creador del invento, ya se está planteado, si la puesta en marcha de la operación fue una buena receta. Con los viejos partidos con que contaba, el PSOE y el PP, al menos no recibía tantos sustos por lo discreto de su labor.

El capital no es muy amigo de las algaradas y los riesgos. Y por ello, ya está tomando las medidas para desmantelar la operación, si estos chicos de la bronca siguen portándose así.

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