Día Internacional del Cáncer de Mama. Ana Brualla: «Nunca te dicen que te has curado»

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Texto e Imagen: Jaume Garcia Castro

 

Binéfar, 19 de octubre de 2013.- Es sábado por la mañana y en la Plaza de España de Binéfar la Asociación Española Contra el Cáncer está repartiendo lazos rosa como símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. El 19 de octubre es el día internacional contra el Cáncer de Mama y salen a la calle para dar visibilidad a esta enfermedad y aprovechan para recaudar fondos para investigar sobre este y otros tipos de cáncer. A pocos metros de la mesa de cuestación, en la calle Teruel número ocho, encontramos la Mercería Brualla.

Ana María Brualla lleva mucho tiempo atendiendo tras el mostrador de su mercería a las clientas, aconsejando en materia de hilos, lanas, trapillo, crochet… Siempre tiene una sonrisa preparada, pero no es una pose, ella es así, de naturaleza risueña, una mujer activa, enérgica, con carácter. Cuando le diagnosticaron un cáncer de mama, ahora hace exactamente dos años, pensaba algo parecido a lo que hemos pensado todos, que eso es algo que le toca a los demás, “te crees que no te va a tocar, pero te toca”, nos dice. Se calcula que aproximadamente uno de cada cuatro habitantes europeos desarrollará un cáncer a lo largo de su vida. En los próximos veinte años la proporción puede ser aún mayor.

Me diagnosticaron el cáncer en octubre de 2011, me operaron en febrero de 2012 y poco tiempo después empezaron el tratamiento”, dice Ana refiriéndose a la quimioterapia. Ana habla con total normalidad de la enfermedad, algo que hasta no hace muchos años la gente intentaba esconder bajo eufemismos: “Ha fallecido de un mal feo” decían muchas veces para dar a entender que un cáncer había acabado con la vida de alguien.

Jaume Garcia: ¿Qué te pasó por la cabeza cuando te dieron el diagnóstico?

Ana Brualla: Pues la verdad es que fui a recoger los resultados convencidísima de que padecía la enfermedad. Fui a una revisión rutinaria, porque mi madre también está operada de cáncer de mama, y por ello voy a revisiones cada año o año y medio. En esa revisión me diagnosticaron “focalidad asimétrica, aspecto benigno, revisión a los seis meses”. Pero no me conformé, fui a pedir una segunda opinión y ya no me dejaron salir, porque esa focalidad era muy pequeñita pero maligna. En la ecografía que me hicieron, el propio ecógrafo ya me dijo “esto se lo van a tener que sacar”. “¿Me tengo que preocupar?” le pregunté, y me dijo “no, pero se lo van a tener que sacar”. Así que cuando fui a recoger los resultados estaba convencida que me lo tenían que sacar, porque más claro no me lo pudo decir aquel señor. No era él a quien le tocaba decírmelo, pero más claro no me lo podía decir.

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J.G.: Tú eres una mujer con una vitalidad tremenda…

A.B.: Yo no me podía permitir perder la alegría porque todos a mi alrededor, los de casa, estaban hundidos. Si me hundía yo también, se hundía todo el barco. Quizás me he hundido un poco después, sin querer, más que durante la propia enfermedad.

J.G.: Eso pasa a menudo con personas que han superado un cáncer. Cuando les dicen “estás limpio”, parece como si ya se vinieran abajo.

A.B.: Eso no te lo dicen nunca. Yo tenía un 18% de probabilidades de que me tuvieran que poner quimioterapia y el oncólogo decidió ponerme en tratamiento para la tranquilidad de todos. A mí me pareció correcto, porque ellos nunca te dicen que te has curado. No lo digo solo por mí, sino también por otras personas con las que he coincidido y lo hemos comentado. Como mucho te dicen: “-¿Estás bien? – Sí. – Pues adelante”.

Pero no te dicen nunca “estás curado”.

J.G.: En algunos hospitales están recortando en las medidas preventivas para el cáncer de mama…

A.B.: ¡Qué vergüenza! También he oído que habrá que pagar una parte de los tratamientos oncológicos. Y el que no pueda pagar ¿qué hace?

Ana tiene dos hijas, una de ellas, Yolanda, está sentada a su lado durante la conversación. Las dos se hacen periódicamente revisiones preventivas porque en su familia el cáncer de mama parece tener un componente genético. Tanto la madre como la hermana de Ana también han tenido algún sobresalto. Han apostado por la medicina privada para hacerse esas pruebas, pero Ana está bastante indignada con los recortes sanitarios.

A.B.: Es vergonzoso. Ahora harán pagar para hacerse las pruebas y seguir los tratamientos porque dicen que hay que apostar por la medicina privada. Pero ¿qué pasará con los que no puedan pagarla?

J.G.: ¿Qué consejo le darías a las mujeres que leerán esta entrevista?

A.B.: Que a partir de una cierta edad, sobre los 30 o 40 años, se hagan revisiones periódicas. Si no quieren hacerse una mamografía, que es doloroso, que se hagan una ecografía, que además también es más barato, es menos doloroso y en muchos casos se ve mejor que la mamografía. Pero que vayan a revisarse. Si no sales una noche a cenar ya te has pagado la revisión. Vale la pena.

Ana Brualla sonríe cuando su nieto acude a jugar con ella. Le faltan unos tres años para la jubilación y tiene todavía mucha vida por delante. Con una detección a tiempo, el cáncer de mama es una enfermedad que no tiene porqué ser mortal.

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