A mi mujer, Sefa Lladonosa.
Cuando mi corazón está triste la solución
voy a buscar y ahora que viene de paso te lo voy
a contar.
Cogiditos de la mano con mi Sefa nos
vamos a pasear, la costa con sus olivos espera
nuestro llegar.
Con olivo, romero y tomillo un ramito
solemos montar y ruda curativa para nuestros
males curar.
Con el ramito en la mano, las encinas y las
rocas, mejor ambiente no se puede dar.
Entre los olivos, las encinas y las rocas
contemplando nos ponemos a pasear.
El paseo es cortito, no queremos molestar a
los tranquilos conejillos que con sus padres
correteando están.
Cumplido nuestro objetivo nos volvemos a
marchar, con el corazón contento que ya vuelve a
cantar.
Con mi Sefa querida y las fuerzas
renovadas podemos continuar para lo bueno y lo
malo que el día a día nos suele dar.