Ayer abrió sus puertas la Xª edición de Acambalachous, el festival de circo y artes escénicas que se celebra cada año en Altorricón a principios del mes de junio. Con diez años a sus espaldas, Acambalachous va creciendo poco a poco, con un público fiel, edición a edición, y con familias enteras esperando cada año que llegue la cita con las artes circenses.
En el Pabellón Municipal de Altorricón los niños y niñas campan a sus anchas. La mayoría de ellos están sentados en la pista, lo más cerca posible del escenario donde se presenta el espectáculo. Cada actuación tiene su propio espacio y un grupo de voluntarios se encarga de desmontar los aparejos de la anterior actuación y, en cuestión de minutos, montar los de la siguiente trasladando al público al nuevo escenario o espacio escénico.
Cuando llegamos acaba de empezar la actuación de Circo Activo, una compañía de Madrid que presenta un buen espectáculo de mástil chino mezclado con la técnica del clown, habilidad y equilibrio con humor. A los niños les encanta y a sus padres les admira la técnica y el humor del artista. Cuando acaba la actuación y mientras los voluntarios desmontan los aparejos de Circo Activo, nosotros hablamos con Richi Dichous, uno de los responsables del Circo La Raspa y miembro fundador de este magnífico festival. No es difícil saber quién es, porque está hablando en directo para todo Aragón en una conexión via satélite para el programa Aragón en Abierto, de Aragón TV. Esperamos a que nuestros compañeros acaben su trabajo y entonces empezamos nosotros.
Richi está contento. No por salir por la televisión, sino porque el pabellón está lleno de niñas y niños con los ojos abiertos como platos y que se maravillan con cada cosa nueva que ven. Richi se ríe recordando que todo empezó “con una reunión de colegas y como un juego, como un sueño, para pasar el rato”. Ese sueño se ha convertido hoy en una realidad “autogestionada casi al 100%. Recibimos una pequeña subvención del Ayuntamiento de Altorricón al nivel que pueden, porque todos sabemos cómo está la cosa… Pero sí, nos autofinanciamos nosotros, vendiendo camisetas, chapas, con la barra que montamos en el Pabellón y durante los conciertos, y el año pasado, por primera vez, cobramos entrada para la gala de circo que hacemos el sábado por la noche. Este año volvemos a cobrar 5 euros porque, claro, aunque lo hagas por amor al arte, alternativo al 100% es imposible hacerlo, siempre hay algún gasto que hay que cubrir”.
En esta edición hay más de 40 actuaciones de grupos o artistas individuales, todo el mundo quería venir al Acambalachous. Richi nos comenta que “esa es una de las cosas que nos ha sorprendido, pero como era el décimo aniversario hemos decidido echar la casa por la ventana, intentar dar cabida a todos los que nos han enviado su propuesta. Hemos intentado que repitieran amigos y compañías que ya han visitado el Acambalachous, pero también queríamos seguir con que fuera un escenario para artistas y compañías que empiezan, así que este año tenemos más de 26 espectáculos, en total son más de 100 artistas, bueno, hemos tirado la casa por la ventana”.
Dejamos que Richi siga con su apretada agenda. Coordinar un festival no es fácil, aunque sea un festival tan cercano como Acambalachous. La verdad es que uno tiene la sensación de que el Pabellón Municipal es como si el comedor de casa hubiera crecido enormemente, con decenas de amigos, con niños y niñas jugando como locos, con espectáculos que nos devuelven a nuestra infancia, donde todo era posible, donde todo era mágico.
Recuerden, hay Acambalachous hasta el domingo por la tarde. Si tardan más, tendrán que esperar a la edición de 2014.