Este es testimonio de su vida, lo han transcrito sus cuidadoras de la residencia de Binéfar
Antonio (Ruperto) Lardiés Buil, nacido en Bagüeste (Sarsa de Surta) en el Sobrarbe el 27/03/1920. Primer hijo de Antonio y María. Son 6 hermanos: Teresa, Antonio, Nieves, Julia, Miguel y Áurea.
Mientras vive en la montaña trabaja de pastor y agricultor. El pueblo es pequeño (apenas una docena de casas). Cuando necesitan un médico tienen que ir a Naval. Las fiestas patronales son para San Miguel aunque también organizan algo para San Antonio y San Pedro. Recuerda con gran orgullo un año que consiguieron traer al pueblo una orquesta con 7 músicos.
Estalla la Guerra Civil cuando tiene 16 años y es reclutado formando parte de la llamada “quinta del biberón”. Realiza la instrucción en Huesca y de allí va directo a la Batalla del Ebro. También está por Balaguer, Colonias de Navas hasta que termina en Barcelona. El episodio que más recuerda fue cuando el teniente de su compañía (el teniente López) cae herido y se agarra a su pierna pidiéndole que no lo deje. Antonio lo lleva a rastras un buen rato hasta que están los dos a salvo y el teniente es llevado al hospital. Años más tarde, cuando Antonio acompaña a su hermano Miguel a Huesca para hacer la mili el teniente López lo hace pasar y lo abraza delante de todos.
Antonio hizo la guerra y, tras ella, se tuvo que quedar 4 años más para realizar el servicio militar. Lo destinan como guarda de los presos que lleva a declarar (siempre ha dicho orgulloso que no se les escapaba ninguno). Y aunque había ganas de volver a casa cuando estaba a punto de licenciarse lo movilizaron por el conflicto con Gibraltar por lo que en total volvió a casa 6 años más tarde.
De vuelta a casa en Bagüeste decide que es hora de emigrar. Ha habido algún que otro incidente con los “maquis” y la Guardia Civil, y en la montaña no hay medios de prosperar. Decide ir a Binéfar, donde encuentra trabajo en la fundición (donde llegaría a ser enlace sindical) y compra una casa donde se instala con parte de su familia.
Un día tiene un accidente en la fundición y tiene que ir a la clínica a curarse. No conseguirá curar el dedo índice derecho pero allí conoce a una enfermera muy guapa llamada Pilar. Entre cura y cura terminan enamorándose. Dos años más tarde se casan.
Fumador empedernido consigue dejar el tabaco gracias a su fuerza de voluntad y la insistencia de sus sobrinos-nietos.
Seguidor del Barça lo llevamos a conocer el Camp Nou y un partido del Barça por su 90º cumpleaños. ¡Lo que le gustó ver a Messi en directo!
También nos enseñó a coger robellones y algún que otro rincón de la montaña.
Y es que 100 años dan para mucho…
Antonio, como todos nuestros mayores que sobrevivieron a una cruel guerra civil y a una terrible postguerra saben que resistir es vencer y ahora es necesario seguir hacíendolo.
Hoy lo ha celebrado rodeado del cariño de su compañeros de residencia y sus cuidadoras.
Feliz centenario Antonio!