Eduardo Bayona
La proliferación de los casos de gonorrea ha hecho que esta patología lleve desde principios de año en situación de alerta cuatrisemanal, algo que también fue una constante desde primeros de agosto hasta final del año pasado para la sífilis. Los niveles de contagio de ambas se encuentran en los niveles más elevados del siglo.
El cuadro apunta a una relajación de las medidas de higiene y de protección a la hora de mantener relaciones sexuales, algo que se estaría dando con mayor frecuencia en los estratos más jóvenes de la población, ya que es en estos en los que, pese a la aparente sobreinformación que cabría esperar en general de su hiperconexión tecnológica, se dan más los contagios de este tipo de patologías infecciosas.
De hecho, según recogen los datos del Boletín Epidemiológico de 2021 y de años anteriores e indican los facilitados por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón, las infecciones gonocócicas o gonorrea y las sifilíticas o sífilis son las dos patologías contagiosas, de las cinco (de 17) en las que esto ocurre, en las que mayor es la brecha entre los casos confirmados y los llamados “esperados”, que vendrían a ser los previstos sobre la media de los últimos cinco años.
“La mayoría de los casos se produjeron en adultos jóvenes”, señala un informe de Sanidad al que ha tenido acceso AraInfo, que reseña la “evolución ascendente en los últimos años” de los contagios de gonorrea y de sífilis y que recoge “una mayor afectación en hombres” que en mujeres, en las que, por el contrario, es más frecuente la clamidia, con más de 350 casos en 220. Recomienda en todos los casos la prevención como la principal medida.
En 2021 el sistema sanitario aragonés registró 170 casos de sífilis, la mayor cifra desde 1987, cuando hubo 186, y 251 de gonorrea, un volumen que, con la excepción de 2019 (285) y 2020 (284), no se alcanzaba desde 1988, cuando hubo 305 en pleno descenso desde el récord de 1.227 (más de tres diarios) de tres años antes.
La suma, de 421, supera en ocho episodios a la de 2020 y se queda a 34 de la 2019, el primer año en que se rebasaban los 335 de 1989. Y duplica con creces la previsión inicial efectuada a partir de la media del último lustro, que apuntaba a un centenar de casos de cada una de esas ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual).
Hay otras tres enfermedades infecciosas en las que el año pasado se superó la media de los últimos cinco años. Se trata de la hidatidosis, un quiste parasitario que salta de animales a humanos y entre estos, con 11 episodios para una previsión de diez; la legionelosis, con 80 sobre 57, y la tuberculosis, con 48 sobre 40.
Sin embargo, con la excepción de las ETS y de estas tres últimas patologías, la caída de la frecuencia de las enfermedades infeccionas o contagiosas coincidiendo con la pandemia y con las medidas de distanciamiento personal y de prevención mediante barreras físicas, caso de la mascarilla, ha sido generalizada y se ha dado con especial claridad en las tres patologías de mayor prevalencia en Aragón: los 636 casos de gripe detectados el año pasado en Aragón supusieron menos de un 2% de los 34.205 previsibles, los 29.302 de diarreas no llegaron al 45% de los 66.517 esperables y los 252 de varicela se quedaron por debajo del 10% de la media del último lustro.
Este es el diagnóstico que la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón efectúa sobre la situación epidemiológica de las principales enfermedades de transmisión sexual entre la población del país.
Gonorrea
Su denominación técnica es “infección gonocócica”, y se produce al transmitirse una bacteria llamada neisseria gonorrhoeae por el contacto de las secreciones de personas al practicar el sexo, ya sea vaginal, anal un oral.
Provoca molestias al orinar y secreciones purulentas durante periodos de dos días a una semana tanto en hombres como en mujeres, aunque no suele generar síntomas cuando la infección se localiza en la faringe o en el recto.
“Es muy importante diagnosticar y tratar a las parejas sexuales para evitar reinfecciones”, señala el documento.
Sífilis
Aparece al trasmitirse la bacteria ‘treponema pallidum’ por el contacto con lesiones ulceradas y secreciones de personas infectadas durante una relación sexual y suele manifestarse en varias fases.
Comienza con una úlcera, conocida como “chancro sifilítico”, en la zona de la infección entre 15 y 20 días después de que esta se produzca, a lo que le sigue “una erupción que suele afectar al tronco y a las palmas de las manos y plantas de los pies”, señala el informe, que añade que “tras esta fase, se produce un periodo caracterizado por ausencia de síntomas”, aunque “sin tratamiento la enfermedad avanza y muchos años después de la adquisición puede aparecer afectación de múltiples órganos, incluyendo daños graves vasculares y en el sistema nervioso”.
Sífilis congénita
Esta infrecuente patología, de la que se han documentado nueve casos en la última década en Aragón, tiene su origen en la transmisión de la bacteria de la madre al hijo durante la gestación.
“El cuadro clínico en el recién nacido es variable y pueden no presentar síntomas al nacer o manifestarse como rinitis, lesiones mucocutáneas, alteraciones óseas”, así como aumentos del tamaño del bazo y/o el hígado, coloración amarilla en la piel y anemia en los dos primeros años de vida.
“A partir de esa edad puede existir afectación ocular, sordera y afectación ósea entre otras manifestaciones”, anota el documento, que reseña que una infección de este tipo puede derivar en “aborto, muerte neonatal o muerte del lactante debida a parto prematuro o a enfermedad sistémica”.
Clamidia
Se trata de una infección que se contrae al transmitirse la bacteria ‘chlamydia trachomatis’ por el contacto con las secreciones al mantener relaciones sexuales y su prevalencia se encuentra claramente en alza, ya que los más de 350 casos de 2019 y 2020 multiplican por más de siete los menos de cincuenta de los primeros años de la pasada década.
El grupo de mayor afección es el de las mujeres de 15 a 30 años, estrato en el que la frecuencia prácticamente supera a la de los hombres con casi 600 casos frente a menos de 400 en la pasada década. A partir de ahí la prevalencia es mayor entre los varones, con 300 contagios por 250 entre los 30 y los 45 años y registros muy inferiores a partir de esa edad.
“Entre el 1% y el 25% de las infecciones en hombres son asintomáticas, alcanzando hasta el 90% en mujeres, lo que dificulta la detección de los casos y favorece su transmisibilidad”, indica el informe, que señala las inflamaciones de la uretra en ellos y las del útero y la matriz en ellas como las manifestaciones más frecuentes, aunque también puede provocar infecciones faríngeas y conjuntivitis.
“Sin tratamiento, se pueden producir complicaciones y secuelas, especialmente en las mujeres” en forma de inflamaciones de la pelvis. el útero y las trompas de Falopio. Es susceptible en ambos casos de causar esterilidad y de provocar embarazo ectópico (fuera del útero).