Texto e Imágenes: Jaume Garcia Castro
Imagen adicional: Agencia SEL
La Litera, 15 de marzo de 2014.- Hay días en los que la agenda de un periodista es un rompecabezas imposible de solucionar y la tarde de este sábado es uno de ellos. Si hago caso de la agenda, tengo que estar en cuatro actos diferentes esta tarde, pero a mucho estirar sólo puedo llegar a tres de ellos… Tras mucho deliberar, decido que dos de los actos a los que asistiré son las fiestas de Carnaval que se celebran en Alcampell y San Esteban de Litera.
Primera visita, Alcampell. Allí empieza el Carnaval a las 17:30 con el Pasacalles Medieval de Los Titiriteros de Binéfar. Ya he vivido este pasacalles, pero nunca pierdo la ocasión de asistir a un espectáculo de los Titiriteros de Binéfar. En medio de una gran cantidad de gente, algunos disfrazados, otros no, Paco Paricio oficia (nunca mejor dicho) este acto que bebe de las tradiciones más arraigadas, que recupera la forma más antigua del teatro de calle, mitad pasacalles dionisíaco, mitad auto de fe. Disfruto como espectador igual que lo hacen las niñas y niños como participantes activos de las historias del Padre Damián, de las canciones tradicionales, del juego, del humor y de la invitación a la fiesta que es este Pasacalles Medieval. Alrededor de Paco, la compañía revolotea, invita a jugar, implica a los espectadores, mientras él lleva el peso del argumento. Es un espectáculo exigente y que necesita de una gran cantidad de esfuerzo y energía para llevarlo a cabo. Se ve a Paco feliz, algo cansado por la acción, pero exultante, atento con el público, juguetón y mordaz. Está atento a todo lo que pasa a su alrededor. Parece difícil, pero controla en todo momento a los centenares de personas que le rodean, saluda discretamente a amigos y conocidos, protagoniza un espectáculo muy exigente y aún tiene tiempo de dedicarle unos momentos a su nieto Aníbal. No tengo ni idea de dónde saca tanta energía.
Disfruto del Pasacalles, pero disfruto poco. Miro el reloj y tengo que irme antes de que la compañía llegue al Polideportivo, donde se celebrará otro espectáculo. Tengo que irme ya si quiero llegar a tiempo a San Esteban de Litera, mirar a ver qué se cuece y salir a tiempo de llegar a mi tercer acto de la tarde, así que, con todo el dolor de mi corazón, dejo atrás el Pasacalles. Coche, Alcampell, carretera, Tamarite, carretera, Binéfar, carretera, San Esteban de Litera, Stop.
¿Han intentado aparcar en alguna de las empinadas calles que rodean al Pabellón Municipal de San Esteban de Litera? Pues no lo hagan. Mejor acercarse a pie. Cuando llego al Pabellón, en la entrada me recibe una hermosa hoguera. Allí se está haciendo la brasa con la que se preparará la longaniza que conformará la cena de esta noche. Dentro del Pabellón, un enorme hinchable está haciendo las delicias de muchos de los niños y niñas del municipio. El acto lo organiza la ACR Ciringall, que es una de las más activas de la población. Al lado de los hinchables hay una zona donde se puede jugar con juegos más tradicionales, dibujar, colorear… Los niños se lo pasan en grande y los padres aprovechan para hablar de sus cosas. También hay muchos niños y niñas disfrazados, pero en general la temática es muy parecida en todas partes: princesas, personajes de cine y dibujos animados y algún clásico, como una nena disfrazada de Pantera Rosa que me hizo mucha gracia.
Al final de la tarde, chocolate y torta para los pequeñajos, que seguro que durmieron como troncos esa noche. Para los padres la velada culminó con el ya anunciado bocadillo de longaniza a la brasa. Para los más suspicaces, no probé ni el chocolate con torta ni el bocadillo de longaniza. A esas horas yo ya había levantado el vuelo a mi tercera cita de la tarde. Para que luego digan que no es dura la vida del periodista…
