. . . Thomas Malthus . . . escribió su influyente Ensayo sobre el principio de la población en 1798 . . . La “ética del bote salvavidas” propuesta por Malthus implicaba echar por la borda a buena parte de la humanidad para salvar a “los adecuados”.
. . . Entre 1800 y 1914, la población de Europa pasó de 180 a 460 millones. Este crecimiento, sentido como amenaza de degradación cultural, llevó a los intelectuales al pánico ante la cultura de masas. En su apogeo, ese miedo se mezcló con políticas proto-fascistas, planes eugenésicos y fantasías genocidas.
. . . Pero curiosamente muchas de esas fantasías . . . se han reabsorbido en la propia cultura de masas contemporánea.
. . . Los años noventa . . . marcaron el punto de inflexión. El desprecio por la humanidad se volvió cool; lo que era una pose contracultural se convirtió en una moda. Kurt Cobain, hoy venerado por su sensibilidad . . . decía: “Los seres humanos son estúpidos. Me avergüenzo de ser humano”.
. . . Murray Bookchin veía en los noventa “un profundo malestar cultural que refleja la menguante confianza en las capacidades creativas de nuestra especie”.
Angela Nagle: «Enemies of the People», en TheBaffler.com ; New York : Baffler Foundation, 2017-03-06 (extr. y trad. La Litera información)