Los ejércitos alemanes han obtenido hoy, en esta batalla de Sedán, la mayor victoria de toda la guerra. El mismo Emperador francés es uno de los prisioneros . . . ¡Un ejército aislado y rodeado, un emperador hecho prisionero! No es moco de pavo. Es una catástrofe tan abrumadora para Francia que se pueden excusar las lágrimas en los ojos del viejo soldado, que arroja su muleta contra el suelo y hasta olvida fumar su pipa. Es una catástrofe tan abrumadora que no se puede sino suspirar ante el evidente regocijo de los aldeanos al vislumbrar una esperanza de paz.
Archibald Forbes: «Batalla y rendición de Sedán», reelaboración fechada 1870‑09‑01 (extr. y trad. La Litera información)