El coste que supone al pequeño comercio frente a otros modelos de consumo
Vivimos tiempos convulsos, en que prácticamente podemos buscar, comprar, consumir,… cualquier cosa a cualquier hora, tiempos en que se asocia ocio a consumo, tiempos en que cada vez tenemos menos tiempo para comprar,… Esto hace que en muchas ocasiones los horarios comerciales se alarguen en un intento de competir con nuestros móviles, ordenadores y con los grandes centros comerciales… poniendo en peligro la vida personal de quienes están al frente del pequeño comercio.
Como consumidores/as, en muchas ocasiones, no nos planteamos el coste personal que el acceso al consumo tiene para el pequeño comerciante (muchas veces autónomos/as o pequeños/as empresarios/as con pocos empleados/as), personas que conocen sus productos y, en muchas ocasiones a sus clientes/as, asesorándoles y atendiéndoles personalizadamente. Muchas de estas personas tienen como única fuente de ingresos un pequeño comercio, con horarios de apertura maratonianos, que incluyen sábados y excluyen prácticamente todos los puentes del año, a lo que hay que sumar tareas fuera del horario de apertura: mantenimiento del local, compra de producto, inventario, gestiones internas, contabilidad,… y en muchas ocasiones tareas técnicas o de producción o elaboración del producto comercializado. Esto supone una dificultad para conciliar la vida personal con la laboral, competir con internet abierta 24/7 implica una difícil elección: o renunciar a la vida personal y establecer unos horarios amplios (venga usted cuando quiera que aquí estamos para atenderle) o asumir el riesgo de perder ventas para conservar la vida familiar, personal, social,… En todo esto tiene que ver el/la consumidor/a que tiene que ser consciente de que la sonrisa y el trato humano, la personalización de la atención, la “vida social” asociada a la compra de cercanía tienen el coste de la no disponibilidad total y el respeto por el tiempo y la vida personal del que le atiende.
El pequeño comercio tiene otras ventajas, distintas de la accesibilidad horaria de las grandes superficies físicas o digitales. Los pequeños comercios dan vida a nuestras calles y poblaciones, las iluminan y mantienen limpias y seguras, dan calidad de vida al entorno rural permitiendo el acceso a bienes de consumo a todo el mundo, a los digitales y a los no digitales. Todos y todas, consumidores y comerciantes debemos plantearnos nuestras calles, pueblos, vidas,… sin comercio de cercanía para poder valorarlo, respetarlo y hacer posible la conciliación de todos y todas, consumidores, empleados/as y pequeños/as empresarios/as.