Los mismos medios de comunicación occidentales que se preguntaban si Pekín estaba actuando con la rapidez necesaria contra el coronavirus ahora parecen preocupados por algo tan clásico como el concepto de ‘poder blando’, la capacidad de China de hacer más atractivo su sistema autoritario de partido único y capitalismo de Estado controlado desde arriba. EEUU y Europa han utilizado durante décadas la ayuda humanitaria para sostener a sus aliados en el Tercer Mundo –o castigar a sus enemigos– y promover sus ideas en el exterior. Ahora son los chinos los que prueban los mismos métodos . . .
El agradecimiento ha sido evidente en algunos países que han recibido la ayuda china, prometida a más de 80 estados. La República Checa, con un agudo déficit de material, agradeció recibir un cargamento comprado allí. El presidente serbio, Aleksandar Vucic, dijo que la solidaridad de la UE era «un cuento de hadas», mientras que los chinos «eran los únicos que podían ayudar». El ministro italiano Luigi di Maio afirmó que «recordaremos a aquellos que han estado con nosotros en estos momentos difíciles», refiriéndose a China. Varios estados tienen mucho que agradecer a Pekín, poco a la UE y nada a Estados Unidos.
Iñigo Sáenz de Ugarte: «China pone en marcha la diplomacia de las mascarillas», en eldiario.es ; Madrid : Diario de Prensa Digital, 28 marzo 2020 (extr. La Litera información)