Una unidad móvil de la Televisión Holandesa compuesta de un periodista, un cámara, un técnico de sonido y un traductor vinieron el pasado 25 de junio a San Esteban de Litera, para hacer un reportaje sobre la historia de un Brigadista Internacional enlazándolo con el 75 aniversario de la Batalla del Ebro.
Tras haber hecho las gestiones pertinentes con el ayuntamiento de San Esteban de Litera, Joan Rovira y yo mismo recibimos a Mario Kloostra y a la delegación de la televisión holandesa en la plaza de la población, donde se realizaron varias tomas. Después se grabó en el exterior de la casa Salas donde estuvo el hospital de las Brigadas Internacionales y por último subimos al cementerio donde en una fosa común, sin determinar el punto exacto, reposan los cuerpos de cinco brigadistas, entre los que se encuentra, Hendric Kloostra, fallecido el 24 de noviembre de 1937, según consta en el acta de defunción. Fue el momento más emotivo de la jornada, cuando Mario (su sobrino) se quedó enmudecido durante varios minutos en ese lugar donde por fin, él y su familia podrán llevar flores y recordar a su tío. La familia ha pedido permiso para poder poner una placa en el cementerio en memoria a Henk (Hendric) Kloostra, probablemente en otoño de este año.
Hace unas semanas, en una reunión del CELLIT, Joan Rovira, su presidente, me comentó que investigando temas históricos en el ayuntamiento de San Esteban de Litera, por casualidad había encontrado las actas de defunción de cinco miembros de la 45 División republicana muertos por enfermedad todos ellos en el hospital de retaguardia que tenía esta división en dicha localidad, concretamente en casa Salas y que, posteriormente, fueron enterrados en el cementerio de la localidad. De los cinco muertos, uno de ellos era holandés.
Dado que tengo una gran actividad en la asociación internacional Terre de Fraternité que trabaja con todas las asociaciones de las Brigadas Internacionales del mundo y Joan Rovira era sabedor de mi implicación, me comentó dicho hallazgo. Al darme el nombre del brigadista, Hendric Kloostra, un escalofrío recorrió mi cuerpo, ya que sabía que un estrecho colaborador de la organización y muy amigo mío, Mario Kloostra, desde mucho tiempo intentaba localizar a un tío suyo fallecido en la Guerra Civil. Inmediatamente le llamé por teléfono: “Hola Mario, ¿Dónde me dijiste que crees que murió tu tío Henk?”.
Mario: “creemos que murió en la Batalla del Jarama, pero como sabes, Sebastián, desconocemos dónde están sus restos.”
Sebastián: Mario, lo he localizado muy cerca de Alcampell, donde resido, en San Esteban de Litera.
En ese momento se produjo un silencio prolongado y de repente explota de emoción: “Sebastián eres increíble”, le contesté “no, no, Mario, es fruto de la casualidad, pero aun así me alegro infinitamente de haber contribuido a que sepáis tú y tu familia en saber dónde descansan sus restos”.
He de hacer hincapié en que uno de los traumas más importantes para una familia es el no saber dónde se encuentran los restos de sus seres queridos, lo que hace que durante toda la vida los sigan buscando, a veces hasta la desesperación y desde el dolor, no pudiendo superar el duelo. Este es principalmente el caso de las guerras y conflictos, y más concretamente la que sufrió España y las repercusiones de la misma con la dura represión del franquismo en la postguerra, que dejó sembrada de cadáveres nuestra geografía, en cunetas o tapias de cementerios. Los científicos terapeutas lo denominan “transición intergeneracional del trauma” dado que esta situación se hereda de generación en generación y son los descendientes quienes llevan sobre sus hombros el peso de lo ocurrido, este es el caso de Mario.
Tras unos días de intercambio de correos electrónicos y llamadas telefónicas, Mario me facilitó todo tipo de detalles de su familia. La familia Kloostra estaba compuesta de cuatro hermanos tres varones y una mujer, y el cuñado, marido de la hermana. Henk (Hendric) Kloostra, Johan Kloostra, Arie Kloostra y Leen Triep formaron parte de la XI Brigada Internacional también llamada la Brigada Ernst Thaelmann Batalion / / Edkar-Andree.
Mario Kloostra, Sebastián Agudo y Jordi Banqué (traductor)
Henk Kloostra, según creía la familia, habría muerto en la batalla del Jarama, entre los días 6 y 27 de febrero de 1937. Johan, Arie y Leen (El cuñado) estuvieron en varios lugares como Brunete en julio de 1937, Teruel en enero-febrero de 1938, Batea en marzo de 1938, Caspe en marzo de 1938, Gandesa en marzo-abril de 1938, la Fatarella, Mora la Nova abril-mayo 1938, Ascó-Flix, Corbera d’Ebre julio 1938 (la última gran batalla, la del Ebro) Sierra Pàndols, Sierra de Cavalls agosto-septiembre 1938, Vértice de Gueta agosto-septiembre 1938.
Arie (padre de Mario) fue herido en la batalla del Ebro y lo llevaron al hospital de Vic. Cuando se repuso de sus heridas fue trasladado a Barcelona en donde participó en la Despedida de las Brigadas Internacionales el 28 de octubre de 1938. A todos los brigadistas holandeses les fue retirado el pasaporte por su gobierno al regresar a Holanda.
Toda la familia estuvo, antes de 1940, involucrada en la lucha antifascista contra la NSB (Partido fascista holandés) y entre 1940-1945, durante la Segunda Guerra Mundial, casi toda la familia estuvo implicada en «La Resistencia»: Tjerk Kloostra, Johan Kloostra, Arie Kloostra, Ene Kloostra, Marten Kloostra, Reinder Kloostra, Cornelis Rademakers (cuñado), Leen Triep (cuñado), Fred Donderwinkel y Willy Donderwinkel (cuñados de Cornelis Rademakers).
Tjerk Kloostra fue el jefe de un grupo de La Haya que ocultaba judíos y cometía sabotajes, le disparó a un oficial alemán y, posteriormente, fue asesinado en un tiroteo con la policía holandesa, que les preparó una emboscada para detener a Tjerk. La Gestapo pagó a los policías holandeses por ese «trabajo».
Arie, Johan, Jan, Reinder, Cornelis, Fred y Willy fueron detenidos entre 1941 y 1943. La razón de su detención se debió en parte a la infiltración de los servicios secretos holandeses, la traición y la información obtenida a través de las torturas practicadas a otros detenidos. Después de varios meses de prisión en una cárcel de alta seguridad alemana en La Haya (Binnenhof/Oranjehotel-Scheveningen) fueron enviados primero a campos de concentración en los Países Bajos como Amersfoort, Haren y Vught y posteriormente enviados a campos de concentración en Alemania.
Cornelis Rademakers fue enviado, en primer lugar, a Buchenwald y posteriormente al campo Gross-Rosen (famoso por la cruel represión hacia sus reclusos). Allí fue donde lo asesinaron, en julio de 1942. Rademakers era el hermano de la madre de Mario, Mathilda Kloostra-Rademakers.
Ene Kloostra fue enviado primero a Buchenwald, después a Gross Rosen y finalmente a Dachau, donde fue víctima de experimentos médicos, como averiguar cuánto tiempo puede una persona sobrevivir en el agua helada.
Reinder Kloostra fue enviado en primer lugar a Dachau y después a Buchenwald.
Johan Kloostra fue enviado primero a Buchenwald y a distintos sub-campos de cerca de Dachau.
Arie Kloostra (padre de Mario) fue enviado a Dachau, donde fue condenado a muerte. Un compañero de prisión, un brigadista alemán que conoció en España, que trabajaba en la administración del campo, quitó su nombre de la lista de los prisioneros que tenían que ser fusilados y lo puso en una lista distinta cambiándolo por un comerciante del mercado negro holandés y Arie fue enviado a Steinhöring.
Fred Donderwinkel fue enviado a Buchenwald, cerca de la Natzweiler Nacht-und-Nebel-camp y finalmente a Dachau.
Willy Donderwinkel fue enviado a un campo de concentración holandés, el campo de Vught.
Los 4 hermanos Kloostra, Jan, Reinder, Johan y Arie, fueron internados durante la segunda mitad de 1944, en Dachau. Según el actual director del museo de Dachau, el caso de los hermanos Kloostra se trataba de una situación «única» ya que fueron liberados el 29 de abril 1945 a las 17.30 por la 42 ª División de Infantería del Séptimo Ejército de EE.UU. y todos ellos sobrevivieron.
De pie, en el centro, Hendric Kloostra, con sus compañeros Brigadistas
Dos semanas antes Reinder fue liberado de Buchenwald por un destacamento comunista mientras esperaba la pronta llegada de las tropas estadounidenses. Uno de los americanos «liberadores» de Dachau era un compañero brigadista, Louis Gordon que hizo la guerra en la Brigada Abraham Lincoln en España. Arie fue como testigo, con la policía militar después de la liberación de Dachau para arrestar a varios nazis y que fueran juzgados.
A finales de mayo de 1945, Arie y Johan regresaron a los Países Bajos con un grupo de prisioneros holandeses. Uno de dichos prisioneros negoció un autobús con un general del ejército americano de Dachau para poder regresar a Holanda. En un lateral del autobús, se rotuló «El Bus de Dachau», “Gracias a los yanquis” o “Finalmente, de vuelta a casa”. De esa epopeya se hizo un libro titulado precisamente El autobús de Dachau, de Jos Schneider y Gijs van Westerlaken.
A veces la historia nos sorprende con historias familiares como la de los Kloostra. Tras el descubrimiento del acta de defunción, y tras realizar algunas investigaciones, Mario descubrió que efectivamente, su tío Henk no podía haber muerto en la Batalla del Jarama, puesto que este llegó a España en Abril de 1937 con su hermano Johan. Su padre Arie llegó Octubre de 1937 con su cuñado Leen Triep. Por lo que ninguno de ellos estuvo en dicha batalla.
Así se confirmó pues el eslabón que faltaba de la historia de la familia.
Hendric Kloostra
Brigadistas muertos y enterrados en el cementerio de San Esteban de Litera:
– Eliseo Carola Castelló, natural de Villalonga de Ter (Barcelona). Fallecido el 10 de noviembre de 1937, de fiebres tifoideas.
– Cloostra Hendric, holandés. Fallecido el 24 de noviembre de 1937, de fiebres tifoideas.
– Salvador Cabreras. Fallecido el 3 de diciembre de 1937, de coma diabético.
– Dionisio Giménez. Fallecido el 23 de diciembre de 1937, de ataque cardiaco.
– Ramón Altas. Fallecido el 6 de enero de 1938, de nefritis aguda.