L’Incantari es un ensemble musical fundado hace nueve años por Lucía Samitier (canto y arpa) y Arturo Palomares (canto y cítola) ambos de Tamarite de Litera
Ana Cerezo (fídula y coros) y Jordi Reguant (zanfona, clavissimbalum, organetto) se sumaron con ellos a la cita de la Música Medieval en la Antigua Corona de Aragón, en la preciosa iglesia de San Miguel Arcángel de Castiello de Jaca. Fue el último de los conciertos de esta edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago de la Diputación de Huesca.
El programa incluyó piezas como las Cantigas de Santa María, temas de trovadores vinculados a la corte aragonesa, el manuscrito de Sant Joan de les Abadesses, Llibre Vermell de Montserrat, Canto de la Sibila de Huesca, danzas instrumentales medievales o los himnos del Hymnarium Oscense y de la Abadía de Ripoll.
El directo de Castiello de Jaca se apoyó en las particulares voces de sus intérpretes, la instrumentación y los arreglos de los temas de un repertorio variado vinculado al Camino de Santiago y a la Antigua Corona de Aragón. Las Cantigas de Santa María fue una obra atribuida al rey de Castilla Alfonso X el Sabio. “Los trovadores que compusieron en occitano recorrieron la ruta jacobea llevando su música por las cortes más importantes”, destaca Arturo Palomares.
En todo este tiempo, el grupo L’Incantari se ha dedicado al estudio y la interpretación de la música antigua y tradicional. “Venimos de momentos culturalmente muy duros, pero paradójicamente estamos en una situación muy efervescente en cuanto a nivel interpretativo y creatividad de los músicos. Se necesita más apoyo institucional y festivales como el del Camino de Santiago para desarrollar proyectos y apoyar a los músicos, que por un motivo u otro no han podido hacer crecer su potencial durante estos años de sequía cultural”, comparten Lucía Samitier y Arturo Palomares.
Por otro lado, continúan, “estamos ante un cambio de paradigma en cuanto a la recepción del ocio y la cultura, y el espectador agradece propuestas de calidad de música en directo en espacios singulares. Más allá de un espectáculo, el público busca vivir experiencias globales y enriquecedoras. En este sentido, un trabajo conjunto entre creadores y programadores es fundamental”.
L’Incantari se encuentra en un rico momento de madurez y expansión. “Aparte del medieval y sefardí, estamos experimentando con nuevos repertorios que hemos elaborado durante los últimos años. Por un lado, estamos construyendo un repertorio de música barroca hispánica. Dúos para soprano y barítono, en su mayoría de textos profanos con algún toque escénico, y acompañados de clave y viola de gamba”.
“Por otro lado, siguiendo con nuestro interés por recuperar el patrimonio aragonés, estamos grabando un libro-CD que gira en torno a la música antigua y tradicional de la comarca de La Litera, de donde procedemos”. Un trabajo que ha llevado varios años de investigación, que cuenta con el Centro de Estudios Literanos y que verá la luz a principios del 2020.
Aparte, Samitier y Palomares colaboran musicalmente en proyectos escénicos como Mujeres de agua. Despertant instruments adormits, alrededor de la música medieval del scriptirium de Ripoll, dirigido por el músico y musicólogo Antoni Madueño, o Éxodos, espectáculo de danza y fusión dirigido por el coreógrafo Iván Góngora.