Ramón Brualla Lleida de Alcampell fue un sindicalista, protagonista de la huelga pacífica de «La Canadenca» en el pantano de Camarasa, protesta de que consiguió la jornada laboral de ocho horas.
El pasado miércoles día 6 de junio, La Litera información se desplazó hasta la Central Hidroeléctrica de Camarasa, en la comarca aledaña de La Noguera, para asistir a los actos de conmemoración del centenario de dicha central organizados por Endesa y el Ayuntamiento de Camarasa donde un literano, concretamente un alcampellense, Ramón Brualla Lleida tuvo un papel destacado en la historia de la central.
A la exposición y a la visita a la central asistieron el Director General d’Energia, Mines i Seguretat Industrial de la Generalitat de Catalunya, Pere Palacín; la Directora de Centrales Hidroeléctricas de Catalunya de Endesa, María Ordóñez; la Alcaldesa de Camarasa, Elisabet Lizaso; Eloi Bergós diputado provincial por Lleida y alcalde de Penelles, y la Presidenta del Consell Comarcal de la Noguera Concepció Cañadell, entre otras personalidades. Entre el público destacaba la presencia de numerosos trabajadores jubilados de la central, dos de los cuales superaban los 90 años y Aurora Martínez Brualla, sobrina de Ramón Brualla Lleida.
La Exposición
Camarasa 1917–1923. Temps d’avenços tecnològics i lluita obrera, producida por l’Associació Motius de Camarasa y la historiadora Dolors Domingo, comisaria de la exposición.
Está situada en el interior del recinto la Central Hidroeléctrica de Camarasa, y explica –a través de diferentes paneles muy ilustrativos- dos ámbitos fundamentales de la infraestructura: los procesos tecnológicos de su construcción y los aspectos sociales relacionados. Así, se analiza la presa (tipo y planos), el hormigón, el proyecto de Camarasa, el edificio de la central, la lucha obrera (la huelga de la Canadiense y el activismo a Camarasa), la demografía (mortalidad y natalidad), y los ingenieros y geólogos que hicieron posible su construcción.
Un poco de historia
El 27 de junio de 1917, hace cien años, fue otorgado y aprobado por Orden Real el salto de la central hidráulica de Camarasa, en la comarca de la Noguera, actualmente perteneciente a Endesa. El emplazamiento definitivo del salto fue el estrecho del Puente del Diablo, en la confluencia de los ríos Segre y Noguera Pallaresa, donde se construyó una presa de 92 metros de altura sobre el cauce del río y más de 100 metros de cimientos , lo que la convirtió, hasta el año 1924, la presa más alta de Europa. A escasos metros aguas abajo de la presa se instaló el edificio de la central, con 4 grupos generadores equipados con turbinas tipo Francis de eje vertical y una potencia máxima de 56.000 kW.
Aunque desde finales de 1917 ya se estaba trabajando en la desviación del Noguera Pallaresa en su margen izquierdo, las obras de la presa se comenzaron el 1 de mayo de 1919, y fueron necesarios 218.000 m3 de volumen de hormigón para coronar la presa de gravedad de planta curva más alta, hasta entonces, de Europa. El primer grupo hidráulico se conectó a las líneas procedentes de la central hidroeléctrica de Talarn el 13 de agosto de 1920, aunque las obras se dieron por terminadas el 29 de abril de 1922.
La central hidroeléctrica de Camarasa fue la cuarta instalación puesta en marcha por la Barcelona Traction Light & Power (popularmente conocida como La Canadiense), tras las de Sossís (1912), Serós (1914) y Talarn (1916). La Canadiense, desde el momento de su constitución el 12 de septiembre de 1911, diseñó y ejecutó un ambicioso proyecto de generación, transporte y distribución de energía eléctrica en Cataluña. Actualmente, esta instalación casi centenaria dispone de 4 grupos hidráulicos con una potencia total instalada de 60 MW. (Extracto de la nota de prensa de Endesa)
Durante la Primera Guerra Mundial la industria catalana creció de manera espectacular y, en consecuencia, se elevó la demanda energética. Hasta entonces la electricidad se había visto más como un lujo que como una oportunidad, pero la Canadiense comenzó a ofrecer contratos a precios bajos a los grandes consumidores, con lo cual se extendió su uso, y en junio de 1923 absorbió a su competidora, Energía Eléctrica de Cataluña. Así se unificó la red de transporte de electricidad y se aumentó la capacidad de producción para poder iluminar las calles y los hogares, lo que permitió la sustitución del vapor y la tracción animal en transportes y empresas. Las concesiones conseguidas por Emili Riu permitieron la construcción de las centrales de Capdella (1914), Molinos (1917) y la Plana de Mont-ros (1949).
En menos de tres décadas -entre 1912 y 1940- se construyeron doce centrales hidroeléctricas en el eje formado por los ríos Flamisell, Noguera Pallaresa y Segre. Estas generaban el 60% total de la electricidad que se consumía en el área de Barcelona. Nueve de ellas se encuentran en la comarca del Pallars Jussà, dos en la Noguera y una en el Segrià.
¿Quién era Ramón Brualla?
Os preguntareis, ¿que tiene que ver Camarasa y su central con nuestra comarca? Pues bien, por esas fechas las condiciones de vida en nuestra comarca eran muy duras –a pesar de la construcción del Canal de Aragón y Cataluña– se pasaba hambre y muchas de nuestras familias tuvieron que emigrar. Algunas acabaron trabajando en obras hidráulicas cercanas a nuestra comarca, es el caso de la central de Camarasa.
Ramón Brualla, procedente de Alcampell, de La Litera, es uno de aquellos emigrantes que a principios de siglo partió hacia lugares próximos para realizar labores estacionales. En su caso participó, como muchos otros, en la construcción de las centrales hidroeléctricas, en este caso la que se llevaba a cabo en Camarasa.
La huelga de La Canadiense de 1919 y su repercusión estatal.
Por aquellos días de diciembre de 1918 la empresa Fuerzas y Riegos del Ebro que era una filial de la principal empresa de suministro eléctrico en Cataluña, Barcelona Traction, Ligth and Power, popularmente conocida por la Canadiense, (se había fundado en Canadá con capital canadiense, estadounidense y británico), tenía un conflicto con los trabajadores que estaban construyendo la central de Camarasa. Había trabajadores venidos de todos los lugares de Cataluña y también de todo el Estado Español que inicialmente no tenían ninguna protección sindical, sufriendo desde el principio penosas condiciones de trabajo, de vida y de sueldos.
Simó Piera y Labrador, como delegado del Sindicato Único de la Construcción acudió hacia el noviembre de 1918 y promovió la filiación de los trabajadores del pantano de Camarasa al Sindicato Único de la Construcción con Ramon Brualla Lleida como primer delegado del pantano. A partir de entonces el conflicto tuvo el apoyo de toda la CNT catalana. En diciembre de 1918, se convocaron huelgas localizadas en el pantano y posteriormente en la provincia de Lleida, por las condiciones de trabajo, con la amenaza de la CNT de convocar una huelga en toda la Canadiense, lo que significaba dejar a toda Cataluña sin luz, además de amenazar con una huelga general en toda Cataluña.
El conflicto de la Canadiense, era según la revista de la CNT catalana «Solidaridad Obrera» vital en la lucha contra los explotadores burgueses.
Desarrollo de la huelga
A finales de enero de 1919 el conflicto de la Canadiense, surgido dos meses antes sobre todo en el pantano de Camarasa, amenazaba con terminar en una huelga en toda la empresa. Las autoridades declararon el estado de excepción del 16 de enero de 1919 y detuvieron a algunos sindicalistas entre los que había Salvador Seguí (Lo Noi del Sucre), secretario general de la Confederació Regional del Treball de Catalunya (CRTC) y Manuel Buenacasa, secretario general de la CNT a nivel estatal. Con aquellas medidas represivas pensaban que se detendría el conflicto, pero el efecto fue el contrario.
El despido de 8 oficinistas de la Canadiense en sus locales de la plaza de Cataluña porque querían crear un sindicato propio, hizo que 150 trabajadores de las oficinas se solidarizaran con ellos haciendo una huelga , siendo todos despedidos a principios de febrero de 1919. Solicitaron ayuda a la CNT y se afiliaron. La CNT haciendo uso de la fuerza de sus Sindicatos Únicos intervino en el conflicto e inició una serie de cortes de luz esporádicos para presionar. Finalmente ante la actitud amenazante y represiva de la empresa se convocó finalmente una huelga en toda la Canadiense el 20 de febrero de 1919. Aquello era todo un reto de la CNT catalana no sólo a la empresa sino al mismo Estado Español, ya que casi toda Barcelona y una parte de Cataluña se quedaron sin luz, lo que significaba que la mayoría de empresas también tenían que detenerse.
El comité de huelga de la CNT estaba encabezado por Simó Piera que era el interlocutor y el delegado del Sindicato Único más numeroso, el de la construcción, además de por Ramon Brualla Lleida, el delegado del pantano de Camarasa, José Duch, Camil Piñón , Saturnino Meca y Vicente Botella, Salazar y Peña, estos dos últimos del Sindicato Único de la Electricidad, el Agua y el Gas. La mayoría no eran trabajadores de la Canadiense sino dirigentes sindicales de la CNT, salvo Ramón Brualla LLeida que era el delegado de la CNT en el pantano de Camarasa. El comité de huelga, a parte de la re-admisión de los oficinistas de la Canadiense, también incluyó en sus exigencias la liberación de los detenidos en el mes de enero, otras reivindicaciones de otras secciones de la Canadiense y la jornada laboral de 8 horas, no sólo en la Canadiense sino en todas las empresas.
El 17 de marzo el comité de huelga de la CNT se reúne directamente con los representantes de la Canadiense y se llega al acuerdo de que no habrá represalias y se readmitirá a los despedidos, aparte de otras reivindicaciones laborales como la jornada laboral de 8 horas por toda la empresa, entre otros acuerdos.
El 20 de marzo una representación del comité de huelga de la CNT encabezado por Simó Piera acordó con el gobernador Montañés que se volviera al trabajo con la condición de que fueran admitidos todos los despedidos, fueran liberados todos los presos y que el gobierno se comprometiera a fijar la jornada laboral en 8 horas. El Conde de Romanones entonces presidente del gobierno, en contra de la opinión de los militares y de la patronal catalana dio el visto bueno.
El 19 de marzo de 1919 siete fueron excarcelados, el Secretario General de la CRTC Salvador Seguí, entre otros dirigentes de la CNT. Seguí participó el mismo día en un mitin en la plaza de las Arenas de Barcelona, instando a todos a volver a la trabajo en espera de que el día 24 de marzo hubieran salido todos los presos. En el mitin, ante unos 50.000 trabajadores, entre dentro y fuera de la plaza, tanto Seguí como Simó Piera hablaron íntegramente en catalán, como dice Piera en sus memorias. También hablaron Paulino Díez en nombre de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña, Rafael Gironès en nombre de los tranviarios y Francisco Miranda, recientemente liberado, que hablaba en nombre de los presos gubernativos liberados. El 24 de marzo de 1919 habían salido casi todos los miles de presos.
Aquella huelga de la Canadiense y luego la huelga general, terminó por una parte con una derrota por la CNT catalana al haber ahora más presos que antes y más listas negras, todo debido a que el 24 de marzo los radicales quisieron volver a la huelga general tras la provocación de los 16 presos que mantenían los militares, a pesar de la opinión en contra de dirigentes cenetistas como Salvador Seguí o Simó Piera, cuando ya habían conseguido casi todas las reivindicaciones. Pero por otro lado fue una victoria histórica ya que se habían alcanzado las históricas 8 horas de trabajo y además la CRTC había demostrado que con los Sindicatos Únicos se podía poner en jaque a la patronal y al gobierno, lo que sería una guía para los sindicalistas en los próximos meses tanto en Cataluña como para una parte de los sindicalistas del resto del Estado Español.
Ramón Brualla Lleida como representante de los intereses de los trabajadores y precursor de la Huelga de la Canadiense el día 20 de enero de 1919 fue detenido en Barcelona y encarcelado en el acorazado «Pelayo», volviendo a ser detenido el 13 de marzo en la represión contra la Huelga de la Canadiense. El reingreso al trabajo se hizo a partir del 22 de marzo. En Camarasa la huelga había durado tres meses y medio, pero los obreros sabían que la habían ganado.
Gracias a presión de los obreros se consiguieron entre otras, el aumento de sueldo de 100 a 500 pesetas al mes, el jornal íntegro en caso de accidente laboral y el establecimiento de la jornada laboral en 8 horas para todas las empresas en todo el país, jornada no vigente en aquel tiempo, ni en España, ni en ningún otro país europeo.
La huelga de la Canadiense fue uno de los movimientos obreros y sindicales más importantes de la historia de Europa.
La “Vaga de La Canadenca” descrita por Ramón Brualla
Febrer-març de 1919
La Vaga de la Canadenca ha estat el moviment vaguístic pacífic més important de la primera part del segle XX. El detonant de la vaga es produí els darrers dies de gener a l’empresa Riegos y Fuerzas del Ebro SA (avantpassada de FECSA), quan l’empresa introduí canvis en les condicions de treball del personal de facturació, cosa que representava una disminució dels sous.
Els treballadors van demanar l’assessorament i suport del Sindicat Únic d’Aigua, Gas i Electricitat de la CNT, que s’estava reorganitzant després del Congrés de Sants. La direcció de l’Empresa respongué amb l’acomiadament de 8 dels treballadors afectats.
El dia 5 de febrer la resta del personal de Facturació es va declarar en vaga de braços caiguts, en solidaritat amb els seus companys. La nova resposta de la direcció de l’empresa fou l’acomiadament de 140 treballadors de la secció de facturació, substituint-los per personal d’altres seccions, amb el rerefons de no reconèixer com interlocutor el Sindicat Únic d’Aigua, Gas i Electricitat de la CNT (amb el que havia mantingut un greu i llarg conflicte a les obres de la central hidràulica de Camarasa -novembre-desembre de 1918- i que havia portat a la CNT a declarar primer la vaga a Camarasa i després a les comarques de Lleida el 19-12-18). Llavors els treballadors del departament de Producció i Distribució es va solidaritzar amb els acomiadats i el dia 8 de febrer la vaga era gairebé total a la Riegos.
El dia 10 de febrer la direcció de «la Canadenca» va llençar un ultimàtum als vaguistes. La tensió augmentà encara més en ser assassinat un cobrador de la companyia.
El dia 21 el Sindicat Únic d’Aigua, Gas i Electricitat de la CNT declarava la vaga a tot el sector i a les empreses participades per «la Canadenca» (Catalana de Gas, Ferrocarrils de Sarrià i Societat General d’Aigües) i els treballadors abandonaren els llocs de treball. Barcelona quedà a les fosques, deixaren de publicar-se els diaris, van quedar paralitzats els tramvies així com moltes fàbriques de Barcelona i també de la rodalia.
El 1r de març les companyies d’aigua, gas i electricitat publicaren un ultimàtum declarant que els treballadors que no es presentessin a la feina abans del dia 6 havien de considerar-se acomiadats. Llavors el Sindicat Únic d’Arts Gràfiques implantà la «censura roja», sobre les notícies periodístiques contràries als interessos dels vaguistes.
El dia 9 el capità general de Catalunya, Milans del Bosch, publicava un Ban ordenant la militarització dels empleats de les empreses d’aigua gas i electricitat majors de 21 anys i menors de 31 (sota pena de 4 anys de presó als que no es presentessin als llocs de reclutament). La mesura no tingué efecte, ja que els vaguistes que es presentaven a la feina es negaven a treballar i eren empresonats al Castell de Montjuïc (fins a 3000 obrers foren empresonats). La CNT respongué amb la vaga general a Catalunya. El govern decretà l’estat de guerra, però al mateix temps enviava a Barcelona el subsecretari de la Presidència per pactar amb el Comitè de Vaga. Allò que començà com una vaga de protesta local, es convertí en una vaga general que reivindicava al govern:
a) L’obertura de tots els sindicats clausurats.
b) La llibertat dels treballadors empresonats
c) L’establiment de la jornada de treball de 8 hores.
Els dies 15 i 16 de març en presència de l’emissari del govern, José Morote, es van reunir els representants de «La Canadenca» i del Comitè de Vaga. El dia 17 s’arribà a un acord:
a) Es posaria en llibertat als treballadors empresonats.
b) Les empreses readmetrien els vaguistes sense represàlies.
c) Es pagaria la meitat dels dies que havia durat la vaga.
d) S’establiria la jornada de 8 hores
e) Després de l’acord definitiu s’aixecaria l’estat de guerra.
Per subscriure l’acord la CNT convocà per al dia 19 de març una gran assemblea a la plaça de toros «Les Arenes». A l’acte hi van assistir més de 20000 treballadors. Hi van intervenir Simó Piera, Josep Díaz, Rafael Gironès, Francisco Miranda i Salvador Seguí, que tancà el míting. L’assemblea aprovà l’acord i va donar un termini de 72 hores perquè el govern alliberés tots els empresonats.
Quaranta-quatre dies de vaga pacífica, amb les reivindicacions aconseguides, donava als sindicats un crèdit davant el proletariat i una autoritat davant la societat, que no s’havia aconseguit en cap moment precedent. L’organització de la CRT de Catalunya, amb l’estructura dels Sindicats Únics, havia establert les noves pautes per a la lluita obrera. El dia 3 d’abril un decret del govern estatal establia la jornada de treball de 8 hores, per a tots els oficis.
Tot i així hem d’assenyalar, encara que sigui marginalment, que la Patronal no es va quedar plegada de braços i unint-se al capità general Milans del Bosch, aconseguiren provocar una segona vaga general i reproduir la repressió sobre els dirigents obrers i la CNT (el general, esperonat per l’oligarquia empresarial, no va voler posar en llibertat a 34 presoners, sotmesos a la seva jurisdicció). La duresa de la repressió la retrata el fet que el secretari dels sindicat d’Adobadors, Miquel Burgos, va morir a conseqüència dels trets de la guàrdia civil a la porta de casa seva i que entre l’abril i el juliol hi van haver 43.000 detinguts (15.000 encara estaven empresonats els primers dies d’agost) i 70.000 acomiadaments . La batalla arrossegà al govern de Romanones que no volia cedir als dictats dels militars. Però això seria una altra història.