En Binéfar ha tenido mucha historia social la vida de un local público que siempre responderá al nombre de “Palermo”
Dicho local estuvo ubicado en la calle San Pedro, en el centro de la población y tenía unas dimensiones de 20 x 40 m., o sea unos 800 m2 aproximadamente, fue construido en 1931, de una forma, ya de inicio, un tanto curiosa.
El propietario del solar, de casa Migalet y de nombre Mariano Ibarz, pactó con los mozos del pueblo la construcción de un edificio en el solar de su propiedad para la práctica del baile popular, costumbre de la mayoría de las poblaciones con mayor número de vecinos. El pacto consistió con los mozos en que ellos harían los trabajos de albañilería y demás de la construcción, con la donación de los materiales necesarios por parte de las empresas de la localidad, con la aportación de donaciones vecinales y con el mantenimiento de la propiedad del local por el dueño del solar, plasmando un contrato de alquiler a bajo precio y de duración indefinida, siempre que no renunciaran las dos partes a la vez.
Así nació el “Palermo” en Binéfar. Un local de 800 m2, todo en planta baja y con tijeras de madera para su cubierta y sin un solo pilar interior, y que fue durante muchos años el más grande y famoso de la provincia. Para su desarrollo se constituyó una Sociedad Pública bajo el nombre de “Sociedad La Palma”. Su principal actividad fue la organización del baile popular como esencial actuación lúdica.
La interrupción de actividad por causa de la Guerra Civil española, dio paso a la usurpación del contrato de alquiler por la parte de la sociedad La Palma a la obra de Educación y Descanso del Movimiento Nacional, pasando a adoptar el nombre de Salón Palermo de E. y D. y , con su principal y, casi única actividad, de baile público. Continuó siendo el salón de baile más grande y famoso de la provincia y se creó una orquesta local para el baile que domingos y festivos entretenía a la sociedad binefarense. Dicha orquesta y todo bajo el control y dirección de E. y D., se formó con músicos locales, mayoritariamente, bajo el nombre de “Orquesta Ideal Jazz”.
Poco a poco se fue anquilosando y desfasando su actividad hasta el año 1960, en que la organización sindical comunicó a los abonados, o sea a los mozos, su decisión de cesar dicha actividad, pero permitiendo cederles el contrato de alquiler , si éstos se atrevían. Los mozos en asamblea popular y a mano alzada nombraron una junta que continúa con la organización del baile de domingos y festivos. Inicialmente y sin recibir el dinero que había en caja, unas 20.000 ptas. que E. y D. “congela” en su poder. Lla nueva junta supera las dificultades iniciales con la aportación de los socios y tras rescindir el contrato con la orquesta Ideal Jazz por falta de entendimiento en cuanto a temas como la indumentaria, los horarios y las innovaciones, se inicia un periodo de contratar distintas orquestas de la zona, consiguiendo no solo el mantenimiento de los sesiones de baile, sino recuperando su fama de Gran Salón de Baile, el mejor de la provincia y adquiriendo tal auge, que durante las fechas más señaladas del año como Fiestas Patronales de Verano e Invierno, Pascuas, Nochevieja, el Pilar, etc., hace que pasen por Binéfar las mejores orquestas, conjuntos y cantantes del ranking nacional.
El lema que la junta pone en práctica es tan sencillo como que “aquí paga todo el mundo”, o sea control riguroso de la entrada. Se construye otro escenario, sobre el biombo de la entrada, para alternar las orquestas clásicas con los conjuntos de música moderna. Éxito tras éxito, en el periodo de dos años aproximadamente, se plantea la construcción de un nuevo local. y se adquiere un céntrico solar de 1200 m2, con la intención de edificar un local más grande y polivalente, que la Junta de “mozos” pretende y decide poner a nombre del Ayuntamiento, o sea, del pueblo. Y ahí aparece el pasaje de El Quijote “con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”, sustituyendo Iglesia por Dictadura, que si no es lo mismo se parece mucho. E. y D. hace valer su mantenimiento del derecho de propiedad y no solamente lo reclama sino que se niega a poner el solar, que ya se había adquirido, a nombre del pueblo y provoca la dimisión de la Junta de mozos, amenazándola de intento de robo, y la sustituye por otra a su imagen y semejanza.
El solar se vende, se pagan deudas de E. y D. y con el resto se construye una pista de verano, de poco coste, en el complejo deportivo El Segalar, junto a las piscinas municipales, y manteniendo el contrato con el Salón Palermo. O sea, el citado salón y la pista de verano, con la dirección entre comillas de una junta entre la juventud y, repito, a imagen y semejanza de la O. S. de E. y D. La pista de verano desaparece y la actividad en el Salón va decreciendo poco a poco, hasta que al final de la década, aproximadamente, el Ayuntamiento y E. y D. deciden rescindir el contrato de alquiler y retornar la propiedad a los herederos de Mariano Ibarz, que rápidamente, tras pasar por un corto periodo de alquiler comercial, la venden a una inmobiliaria para la construcción de viviendas y sellando así la vida del salón de baile. La inmobiliaria accede a llamarlo “Edificio Palermo”. O sea que una junta de mozos elegida democráticamente, logró en el periodo de dos años, no solo mantener la fama del mejor baile de la provincia, sino que además adquiere un solar céntrico de 1.200 m2, que se pierde por su idea de ponerlo a nombre el Ayuntamiento del pueblo. Y en otro periodo de tiempo E.y D. lo vende para desempeñarse y continúa con juntas nombradas a dedo, hasta llegar a la rescisión del contrato, sellando el fin del Salón Palermo. Triste ………pero cierto.
Por último resaltar una reflexión anecdótica sobre la vida y dos o tres consideraciones.
La cantidad de 20.000 ptas que E.y D. “congela” al principio de la historia, debe seguir congelada, ya que nunca más se supo.
Misteriosamente cuando hay dinero E. y D. se inventa una deuda, y se pone una medalla, pagándola.
Una de las claves del éxito económico de la Junta es la máxima “aquí paga todo el mundo” lo que no tiene nada de anormal, es sencillamente lo que debe ser. Curiosamente a esa actuación se le llama “acabar con el tifus”. O sea mejora sanitaria.
El Ayuntamiento bajo cuyo mandato se rescinde el contrato de alquiler es del Psoe. No tienen en cuenta ni su rentabilidad ni sus posibilidades, sino y lo que es más grave todavía, se olvidan del sentimiento popular y de la tradición. Así va el Psoe.
El Palermo fue en Binéfar algo más que un baile familiar y como fruto de la convivencia, muchas parejas de novios iniciaron allí sus relaciones.
Y por ultimo la consideración. Aquella Junta inicial nombrada a mano alzada y autora del éxito económico y social, que hemos relatado, tomó la costumbre de reunirse una vez al año en una cena de convivencia y amistad, al principio hombres solos, después cadacual con su cadacuala y siempre bajo el lema de “a escote no hay nada caro”. Para muestra un botón, cuando se compró el solar, se celebró con una botella de champan y unos pasteles, que cadacual pagó de su bolsillo. El total para ocho, a tanto cada uno.
Esa sana costumbre de cenar una vez al año, se sigue manteniendo después de cincuenta años y siempre con gran sentido de la amistad y la convivencia. Pero, y ahí está la consideración, como fruto de una actuación altruista y honrada, exenta de cualquier síntoma de corrupción y robo. Seguro, que si estos últimos adjetivos hubieran tenido vida, no solamente no se mantendría la amistad, sino que si te he visto no me acuerdo y “calla que estás más bonico”.
Por último recordar que entre los ocho componentes de la Junta, elegida a mano alzada, había mezclados, derechas, izquierdas y centros.
Y colorín colorado………el Palermo se ha acabado