Los árboles no dejan ver el bosque
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Quedamos en Tamarit con un amigo, emigrante de La Litera como yo, la mañana del día de Sant Esteve para hacer el ‘vermú’ o ‘vermut’ y, hablando y hablando, se nos ocurre ir a visitar por la tarde el Belén Mecánico de Peralta de la Sal pero, preguntándonos en voz alta por su horario de apertura, alguien nos dice que este año está cerrado. Ante mi decepción (mi amigo lo había visitado en alguna ocasión pero yo todavía no) al mediodía consigo contactar con un antiguo conocido peraltino, también en la diáspora, que me confirma la información: desavenencias económicas y organizativas entre el Ayuntamiento de Peralta y el inventor-constructor-mantenedor del Belén, y más recientemente problemas familiares de salud de éste, han impedido el funcionamiento del evento. Mi informante me facilita bastantes detalles que no vienen al caso; simplemente refiero los rasgos generales del tema que invitan a la reflexión.
En el sitio web gps.huescalamagia.es de la Diputación Provincial de Huesca se leía hace algún tiempo (no mucho): «La ruta de los belenes es una iniciativa pionera en nuestro país con la que se pretende dar a conocer, a través de un recorrido por diferentes belenes, las tradiciones navideñas de las localidades altoaragonesas». Se citan diecisiete municipios de la provincia de los cuales, nada menos, cinco son literanos: Azanuy, Castillonroy, Esplús, Peralta de la Sal y Tamarite de Litera. Pués bien, el Belén Mecánico de Peralta de la Sal, que daba una proyección pública a la localidad y atraía un buen número de visitantes en estas fechas, está cerrado.
Parece ser, siempre según mi fuente, que las dificultades no son insalvables con buena voluntad política, sobre todo por parte del Ayuntamiento. Pero todo esto, con ser importante, nos lleva a una reflexión más amplia y a los consabidos interrogantes que siempre, en este caso los peraltinos pero en general todos los literanos, debemos plantearnos ante hechos concretos, y tratar de buscar la respuesta (que normalmente es la solución).
¿Qué papel juegan los alcaldes y concejales de los pequeños municipios rurales, muchas veces reclutados a última hora para llenar una lista municipal? ¿Son conscientes de su papel (sin duda muy difícil) de intentar evitar la lenta agonía de su pueblo hacia la desaparición o, simplemente, actúan por inercia realizando una gestión decorosa del día a día sin ‘comerse más el coco’?
¿Dónde está la entidad comarcal para velar, coordinar y garantizar eventos de este tipo? ¿Será que los representantes de los municipios no trasladan en muchas ocasiones sus inquietudes al órgano supramunicipal?
¿Dónde está, pues, la conciencia colectiva comarcal de planificación del desarrollo de los municipios rurales más pequeños?
Yo creo que nuestros dirigentes políticos comarcales y municipales no alcanzan a ver el potencial turístico y cultural de la Litera Alta, por ejemplo.
Los árboles de la inmediatez política, personalista y partidista no dejan ver el bosque de la planificación, coordinación y visión colectiva de futuro de nuestra comarca y sus zonas rurales.
Seguiremos sobrevolando La Litera.
[N. de la R.: este artículo ha sido objeto de una réplica]