Este fin de semana se ha celebrado la Vª edición del Motorfest Mas Roy (Benabarre), una reunión de apasionados por el motor, ya sea sobre dos o cuatro ruedas. El sábado se reúnen todos los participantes en la zona de acampada y allí se hacen diferentes competiciones, entre las que destacaríamos la del motor más ruidoso. El Motorfest no es una reunión de sutilezas, no hay lugar para los matices, lo importante es quemar gasolina, quemar rueda, hacer ruido, correr más que nadie… Es una fiesta de adrenalina y velocidad en la que también priman el buen rollo y la camaradería.
Ayer, domingo, la fiesta llegó a Alcampell para uno de los momentos más esperados del Motorfest: la carrera de ¼ de milla. Dos vehículos compiten para llegar primero a esa distancia en una carrera que necesita de 400 metros de aceleración y otros 600 para el frenado de los vehículos. En Benabarre existe un aeródromo propiedad del Ayuntamiento, que sería el lugar perfecto para esta prueba, pero el Ayuntamiento es reacio a prestar la utilización de este aeródromo porque teme que se desgaste el asfalto (sic). Por ello la recta que hay a la salida de Alcampell es el sitio perfecto para poder disputar estas carreras. No solo tiene la longitud necesaria sino que también hay una pista de tierra como camino alternativo para la circulación de los vehículos que no participan en la prueba y una zona industrial que es el punto de partida de las sucesivas carreras y el punto perfecto para que los aficionados se coloquen para poder contemplar las espectaculares salidas de los vehículos. Además, desde el Ayuntamiento de Alcampell se mima a los participantes en este ¼ de milla. Se proporciona bebida gratis a los participantes y al público para soportar el calor en un espacio donde no hay ni una sola sombra, se coordina la asistencia de voluntarios para que ayuden a organizar el evento y se buscan patrocinadores. Ayer pudimos disfrutar de unos helados de Chelats Sarrate, empresa que tiene su sede apenas a 100 metros del punto de salida.
Jesús Gilart lleva cinco años organizando este evento y está satisfecho de lo que han conseguido él mismo y el equipo humano que coordina. Tienen zona de acampada, servicio de restaurante, zona de baile y DJ… En definitiva, espacio suficiente para que sea una fiesta y para no molestar a nadie. Lo mejor es que cada año este encuentro va a más. Según el propio Gilart “empezamos como una reunión de amigos, éramos unos 25 o 30. El segundo año me compré un coche americano, comencé a conocer a gente del mundillo y son los que me pidieron organizar esta prueba. Este año ya hemos sido unas 80 personas. Ahora nos hemos hecho un hueco a nivel nacional, porque hay carreras a nivel de toda España”.
No es una afición barata. Comprarse un muscle-car americano es carísimo, los recambios, la gasolina, los neumáticos… La crisis agudiza el ingenio y se ha abierto un mercado de segunda mano que funciona muy bien y que permite que muchas personas se vayan incorporando poco a poco a esta afición. Es indudable que la celebración de este tipo de eventos ayuda a que cada día haya más aficionados.
En la edición de ayer hubo de todo. Muchos aficionados y competidores esperando a que llegara la Guardia Civil de Tráfico, que llegó con una hora de retraso sobre el horario previsto; un sol y una calor que fueron minando la resistencia del público; un gran número de aficionados que quiso competir contra los magníficos coches americanos allí presentes; y, sobretodo, un buen rollo tremendo. Allí nadie iba a competir, se corría por el placer de sentir la velocidad. Y ese espíritu es, precisamente, lo que más nos ha gustado de esta jornada de motor. El año que viene volveremos a ir, volveremos a pasar calor y a disfrutar de una mañana de motor, gasolina, cerveza y olor a gasolina y rueda quemada.
Si quieres ver la galería de fotos que hemos hecho de algunas imágenes tomadas en esta jornada, sólo tienes que clicar en el enlace que hay debajo:
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