Texto e Imágenes: Jaume Garcia Castro
Baells, 19 de abril de 2014.- Es un sábado soleado y lo suficientemente caluroso como para salir a la calle con manga corta. Es una ocasión excelente para subir al coche e ir a pasar la mañana a Baells. Hoy se celebra un Mercado de Segunda Mano y es una buena excusa para acercarse al pequeño municipio literano. Aparcar en Baells no es fácil. La calle principal es una cuesta tan empinada que aparcar sin ningún contratiempo se antoja difícil. La mejor idea es aparcar en la zona de la piscina municipal y subir andando los 400 metros que nos separan de nuestro objetivo.
La iniciativa de realizar este pequeño mercado corrió por cuenta del matrimonio que gestiona la Piscina Municipal, que al mismo tiempo también gestiona el Local Social, punto neurálgico de la Plaza del Castillo. Precisamente, en ese privilegiado enclave se situó el Mercado. Los organizadores contactaron con algunos comerciantes de la comarca y alrededores que se especializan en la venta de objetos de segunda mano. Es una buena ocasión para darle una segunda oportunidad a objetos que aparecieron un día en casa y que nadie ha hecho uso de ellos, aunque una buena parte de los compradores lo que andan buscando es todo lo contrario, antigüedades, objetos que fueron utilizados en el día a día años atrás y que traen consigo una considerable carga de uso o de historia. Entre los objetos ofertados se podía encontrar de todo: ropa usada, pero con buen aspecto; objetos cotidianos, como vajillas o mantelerías; juguetes nuevos sin usar; joyas provenientes de una liquidación; libros de segunda mano, algunos nuevos, otros muy antiguos; objetos de coleccionista de todo tipo: medallas, fotografías, vinilos…
Entre el público asistente había personas de toda la comarca. Afortunadamente, había gente pero no tanta como para que resultara desagradable la visita. Coincidimos en el Mercado con Joan Rovira, el presidente del CELLIT (Centro de Estudios Literanos), quien encontró una medalla de la época de la Guerra Civil que podría haber pertenecido a algún soldado del ejército republicano. Al poco se une a la conversación Carlos Corbera Tobeña, otra persona apasionada por la historia de La Litera y sus tradiciones. Aprovecho el día tan agradable y la conversación que se ha establecido para intentar aprender de estos dos hombres todo lo que pueda. A nuestro alrededor los visitantes siguen rebuscando entre los objetos aquella ganga o aquella sorpresa escondida. Veo que algunos comerciantes aprovechan la estancia para intentar comprar más objetos de segunda mano y así poderlos revender más tarde. También veo con envidia a los que entran en el antiguo edificio de la escuela municipal, ahora reconvertido en Local Social y salen con una bebida bien fría.
Pasa por mi lado Antonio Solano, alcalde de Baells. Va arriba y abajo, cerrando una puerta del castillo de Baells, atendiendo a visitantes, ocupándose de que todo esté en su sitio. Está satisfecho con la respuesta popular y comenta que en próximas ediciones habrá que introducir alguna mejora. Valoraba incluso la posibilidad de que el próximo mercado se celebrara este verano. Los vendedores también parecen satisfechos. Llevamos solo media jornada y alguno ya comentaba que el día le había resultado provechoso.
Volvemos al coche sin haber comprado nada. Simplemente no hemos encontrado nada que nos pudiera interesar, pero en este tipo de mercados hay que ir temprano y con los ojos bien abiertos, sobre todo los coleccionistas. Nunca sabes qué demonios vas a poder encontrar, en qué estado y a qué precio. Volveré en próximas ediciones, nunca se sabe.