―¡Don Fulano! Ese periódico, hombre, mire usted que todos hablan de él de una manera…
―¿Qué quiere usted? ―te interrumpe― ; un redactor o dos tengo buenos, que no es del caso nombrar a usted ahora; pero los pago poco, y así no es extraño que no hagan todo lo que saben: a otro le doy casa, otro me escribe por la comida…
―¡Hombre! ¡Calle usted!
―Sí, señor; oiga usted, y me dará la razón. En otro tiempo convoqué cuatro sabios, diles buenos sueldos; redactaban un periódico lleno de ciencia y de utilidad, el cual no pudo sostenerse medio año; ni un cristiano se suscribió; nadie le leía; puedo decir que fue un secreto que todo el mundo me guardó. Pues ahora con eso que usted ve estoy mejor que quiero, y sin costarme tanto. Todavía le diría a usted más… Pero… Desengáñese usted, aquí no se lee.
Larra: «Carta a Andrés escrita desde las Batuecas» (Madrid, El Pobrecito Hablador, núm. 3, 1832-09) extr. La Litera información