Rodica Ana Reti: «Estamos hablando de salvarle la vida a una persona, no estamos hablando de un juguete o una máquina»

Texto e Imagen: Jaume Garcia Castro

 

Binéfar, 24 de julio de 2015.- Cuando oímos hablar de ser donantes, la primera impresión que nos viene a la cabeza es que, para donar algo, hay que estar muerto. Corazón, pulmones, hígado, córneas… son diferentes partes del cuerpo que pueden ser donadas y utilizadas por pacientes que están en una lista de espera, ansiosos por recibir ese órgano que es vital para su vida y que la persona fallecida ya no necesita. Cada vez somos más los que estamos concienciados que con nuestra muerte podemos dar vida a muchas personas que la necesitan y es por ello que España encabeza el ranking de países con más donantes de órganos de todo el planeta.

Pero hay que empezar a desterrar esa imagen negativa que relaciona donación con muerte. Esta es la historia de Rodica Ana Reti, vecina de Binéfar, que gracias a una donación va a salvar una vida y ella va a seguir vivita y coleando. Hace apenas un par de semanas escribíamos un artículo sobre el banco de leche materna que tienen muchos hospitales. Hay bancos de donación de sangre, de esperma, de plasma… Entre familiares es posible también donar un riñón o una parte del hígado, el único órgano del cuerpo humano capaz de regenerarse por sí mismo, son lo que se denominan donaciones en vida. Rodica Ana Reti va a donar médula, concretamente seis células madre, para que una chica de 22 años pueda seguir viviendo.

Jaume Garcia: Vives en Binéfar, pero no naciste aquí…

Rodica Ana Reti: Vine de fuera, pero llevo viviendo aquí once años. Soy de Rumanía, de una ciudad que se llama Baia Mare, está en el Norte del país, en Transilvania, es un sitio bonito, a mí me gusta, pero me gusta más vivir aquí todavía [Sonríe.]. A mí me gusta, llevo muchos años y me gusta vivir aquí.

Jaume: ¿Cómo llegaste hasta Binéfar?

Rodica Ana: Vine de vacaciones, tengo a una prima aquí. Me gustó mucho y al final me quedé. Llegué aquí muy jovencita, con diecisiete años. No tenía a nadie, mis padres estaban en Rumanía y al final me quedé un año. Luego volví a Rumanía y al cabo de poco ya volvía a estar en Binéfar. Aquí encontré trabajo y la verdad es que llevo diez años trabajando y no he dejado de hacerlo ningún día. Estoy muy a gusto. Ahora estoy casada y tengo una niña de cuatro años.

Jaume: Tu marido también es rumano…

Rodica Ana: Sí, pero nos conocimos aquí. Mi marido es muy amigo del marido de mi prima. Yo le conocí a través de ellos.

Jaume: También es curioso, venir los dos de Rumanía y conocerse en Binéfar…

Rodica Ana: La verdad es que sí, es la casualidad. Yo creo que es el destino.

Jaume: El destino y tener una lengua y una cultura en común también ayuda…

Rodica Ana: También, también…

Jaume: Hablas un castellano perfecto, sin acento.

Rodica Ana: Es que ya son muchos años viviendo aquí y trabajando atendiendo cara al público [Rodica Ana Reti trabaja por las tardes en el despacho de venta de pan del Horno de Julia en la Avenida Aragón de Binéfar]. Siempre he estado trabajando cara al público, hablando siempre en castellano y, por ejemplo, mi hija no sabe hablar rumano. Entiende algo el rumano, pero ella siempre contesta en castellano.

Jaume: Hace menos de un año decidiste hacerte donante de médula…

Rodica Ana: Sí. Fui al Centro de Salud a llevar un papel para la tarjeta de salud de mi hija, estaba la Unidad Móvil y un chico que lleva la ambulancia, que se llama Oscar, me explicó lo que es ser donante de médula y que si quería hacerlo. Me acompañó, me apunté y me sacaron sangre para hacerme pruebas. Luego no supe nada más de ellos hasta hace dos semanas. Recibí una llamada en la que me explicaron que hay una paciente compatible 100% con mi médula. Cuando me lo dijeron me quedé de piedra, pero no tengo ninguna duda de que voy a realizar la donación. Tengo que agradecer a mucha gente que me apoya en esta decisión, sobre todo a mis jefes, porque sin ellos yo no lo podría hacer. Lo cierto es que tengo mucha ilusión y muchas ganas de hacerlo. No tengo palabras para expresar todo el agradecimiento.

Jaume: ¿La chica que necesita el trasplante qué enfermedad tiene?

Rodica Ana: No lo sé. No me lo han dicho, es información confidencial. Puede ser una leucemia o cualquier otra enfermedad parecida, pero es una enfermedad que necesita las células madre que están en mi médula porque en la suya ya no quedan o están dañadas y sin las mías ella no puede seguir adelante, si no le dono mis células madre, ella muere.

Jaume: Lo que sí sabes es que es una chica joven

Rodica Ana: Sí, tiene 22 años, pero nada más. No sabré jamás quién es ella ni ella sabrá jamás quién soy yo.

Jaume: Esa es una de las partes positivas del sistema de donación. El o la donante lo hacen de una forma altruista, sin recibir nada a cambio y sin saber quién va a recibir lo que estamos donando, precisamente para evitar cualquier tipo de chantaje o presión en uno u otro sentido.

Rodica Ana: La salud no tiene precio. Si haces una cosa de estas tienes que hacerlo porque lo sientes. Cuando me lo dijeron no lo dudé en ningún momento y estoy segura de que todo va a salir bien y que esta chica se va a curar. Lo deseo de todo corazón. Esta chica necesita cuatro células para salvarse y yo, por mi edad y mi peso, le puedo donar seis, es decir que tiene muchas probabilidades de salvarse. Espero y deseo de todo corazón que se salve. Eso sí que lo sabré, si se ha curado o no. Y si quiero dejarle algún mensaje o ella a mí, se puede hacer a través del médico o a través del juez que lleva todo el trámite para asegurar precisamente la que ambas partes queden en el anonimato.

Jaume: No sabía que había un juez que vigilara la confidencialidad de las partes…

Rodica Ana: Sí, hay un juez responsable de todo eso y el médico que me va a extraer la médula y se la va a trasplantar a ella.

Jaume: Hace unos diez años este proceso era muy doloroso para el donante y contraía un cierto riesgo, porque la punción para extraer la médula se hacía directamente en la columna vertebral. Ahora todo esto ha cambiado de forma extraordinaria.

Rodica Ana: Sí, ahora es muy simple. Es exactamente como si donaras sangre. En el hospital, esta sangre pasa por una máquina que separa las células madre que necesita el paciente y te vuelven a inyectar tu propia sangre en el cuerpo, así no hay ningún riesgo. Aún así, la verdad es que estoy muy nerviosa. Lo hago por mi hija, porque algún día puede ser ella o puedo ser yo quien necesite de la generosidad de alguien para seguir viviendo. Esta vez voy a donar mi médula y, si se me vuelve a presentar la ocasión, lo volveré a hacer.

Jaume: Encontrar una persona que sea compatible al 100% con tu médula es muy complicado, es una entre 40.000, pero es aún más complicado que esta persona sea donante de médula, porque en estos momentos, en España, estás tú y nadie más.

Rodica Ana: Exactamente, no hay nadie más. Yo soy la única persona, que sepamos, que le puede salvar la vida a esta chica, o intentar salvarle la vida. Según me explicó el médico, es muy complicado encontrar a alguien que sea compatible al 100%, es muy difícil. Van buscando donantes por todo el mundo. Primero se buscan aquí en España, y si no hay nadie, entonces empieza la búsqueda en los diferentes países asociados en el extranjero. Es decir, puedes donar tu médula y estar salvando la vida de alguien de Alemania, del Reino Unido o de donde sea. Como tampoco no vas a conocer a esa persona, en realidad da igual. Tú sabes que has salvado una vida y punto, va a ser un desconocido para ti toda la vida, pero eso no importa. Estamos hablando de salvarle la vida a una persona, no estamos hablando de un juguete o una máquina.

Jaume: Tú, que eres madre, esto es como dar la vida por segunda vez.

Rodica Ana: Sí, sí. Me hace mucha ilusión. Todo el proceso dura unos cinco días. Tengo que ir a Zaragoza, que es donde se hará la extracción, y me han de hacer una serie de pruebas, me van a inyectar una sustancia para ir preparando a las células madre… Todas esas pruebas son un contínuo ir y venir de Zaragoza, pero eso es lo de menos. Si me tengo que gastar quinientos euros, me los gastaré, eso es lo de menos. Luego tendré que estar ingresada dos días, por comodidad, más que por necesidad médica.

Jaume: Claro, has tenido que pedir permiso en el trabajo y has tenido que comentarlo con tu marido…

Rodica Ana: Sí, mis jefes me apoyan en la decisión y mi marido está muy contento. Soy la primera persona de Binéfar que lo hace por ser compatible 100% con un desconocido. Para mí es un orgullo y una felicidad muy grande.

Jaume: Esto es como una lotería. A ti te ha tocado poder hacer una donación en cuestión de meses y, en cambio, hay personas que llevan en el programa más de diez años y no les han llamado y es probable que no les llamen jamás.

Rodica Ana: Sí, eso es así. Yo animo a todos a que se apunten a donar su médula. El proceso es muy sencillo, es indoloro, es como donar sangre, no hay ningún riesgo ni nada, no te operan ni pasas por un quirófano. Es exactamente como donar sangre.

Jaume: ¿Eres una persona que participa habitualmente de actos altruistas o es la primera vez?

Rodica Ana: Esta es la primera vez y, la verdad, nunca pensé que podría salvar una vida. En todo el proceso me han insistido mucho en que me lo pensara detenidamente, que se trata de la vida de una persona. Es una persona tan joven que es una pena no ayudarla. Aunque se trate de una persona mayor, es una pena ser tan egoísta de no querer ayudarla, de salvar una vida.

Jaume: Cuando llega una situación así te das cuenta de lo realmente delicada que es la vida.

Rodica Ana: La verdad es que sí. La vida no es nada, es muy frágil. Me gustaría animar a la gente que pueda leer esta entrevista a que se hagan donantes, que no tengan miedos. A mí hay gente que me ha ayudado mucho a tomar la decisión, pero hay otros que me han llegado a desmoralizar. En estas cosas tienes que ser valiente, saber que no te va a pasar nada, ser positivo, tirar hacia delante. El objetivo es que esta chica se salve, que pueda disfrutar de la vida, que pueda llegar a tener hijos, como yo tengo ahora a mi hija.

Jaume: Esta es una lección moral y hay que predicar con el ejemplo.

Rodica Ana: Sí, claro. Si dices que hay que ayudar a los demás y, cuando tienes la oportunidad de hacerlo, no lo haces… Yo lo tengo muy claro, lo voy a hacer, pase lo que pase. Voy a intentar salvarle la vida a esta persona. No se sabe al cien por cien si se va a salvar, aunque tiene muchas probabilidades, pero lo hago para intentar conseguir que sobreviva, al menos que no nos quede la sensación de no haber hecho todo lo posible. Lo que le puedo dar es muy poco y lo que puede recibir ella es muchísimo. Es una pena no saber quién es esa persona, pero sé que en algún lugar del mundo voy a tener una especie de hermana gemela.

 

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