Texto e Imagen: Jaume Garcia Castro
Alcampell, 28 de agosto de 2015.- Luce un bronceado natural producto de recorrer las calles de Alcampell preparando las fiestas, barba hipster poblada y afilada y viste de blanco impoluto. Remata su imagen con unas Ray-Ban Wayfarer que le dan un aire entre casual y cosmopolita. Mide la imagen que da al exterior con la misma eficacia con la que desarrolla su trabajo y su labor como concejal en el Ayuntamiento de Alcampell. Durante años ha sido el presidente de la Asociación Cultural La Bardisa, de la cual se está desvinculando aprovechando una nueva hornada de jóvenes con ganas de hacer cosas y que su tarea como concejal de Cultura, Fiestas, Deporte y Juventud hace que sea complicado compatibilizar ambas actividades.
Ha sido persona muy activa en la vida social y cultural de Alcampell desde La Bardisa y ahora, desde el Ayuntamiento, es de suponer que va a poder desarrollar todas estas inquietudes desde un plano oficial. Hablamos con él robándole tiempo en la movida mañana del viernes, entre preparativo y preparativo. Por la tarde, un homenaje a la Tercera Edad y por la noche el pregón de las fiestas. Mientras hablamos, un vecino viene a recoger su bolsa de las fiestas de San Ramón. Iván Facerías es una de esas personas que cuando está trabajando, no puede parar quieta hasta que está todo bajo control.
Jaume Garcia: Siempre has organizado parte de las fiestas desde La Bardisa…
Iván Facerías: Desde el otro lado…
Jaume: Y ahora lo haces desde el Ayuntamiento.
Iván: Sí. La diferencia no es tanta, porque al final, lo que cuenta son las manos y eso, en poblaciones pequeñas como Alcampell, escasea. La diferencia entre lo oficial y lo oficioso es muy tenue, queda más relegada a cosas como los plenos. Obviamente, te toca hacerte cargo de cosas de las que hasta ahora no me preocupaban, como puede ser el pregón, publicidades de fiestas, temas mucho más administrativos que también tienen que ver con la fiesta pero que, hasta este año, yo me limitaba a vehicular a Juan Aurín, que era el concejal, pero la parte administrativa, que lleva un trabajo mucho más pesado, esa me la ahorraba.
Jaume: Ahora también tendrás la oportunidad de hacer cosas que no podías llevar a cabo desde La Bardisa.
Iván: Sí, y de hacer cambios que no tenías la potestad de hacer y de plantear fórmulas que no podías plantear, obviamente. Hay muchas cosas mejorables en la Fiesta Mayor, no porque lo que se hacía antes se hiciera mal, sino porque cada persona tiene una forma de hacer las cosas. Ya se hacían comisiones de fiestas, pero me gustaría darle una vuelta y plantearlas como algo que debe tener una permanencia a lo largo de todo el año, que sean más participativas. Este año creo que lo hemos conseguido, hay mucha juventud en la comisión de fiestas, aunque, evidentemente, había una buena parte del programa ya hecha, y luego cambios sobre todo a nivel de programa. El homenaje a la tercera edad, que tradicionalmente no era más que una merienda a puerta cerrada sin ningún valor añadido y este año el homenaje toma un valor añadido con la estatua que nos ha regalado Carmelo Blanc, es un homenaje popular, abierto a todo el mundo, que es un formato que queremos trabajar mucho y que es el formato que creemos que han de tener los actos, especialmente en pueblos así de pequeños: las cosas tienen que estar abiertas a todo el mundo, tienen que ser populares, tienen que ser participativas. No hay cambio en la actuación de la Orquesta Maravella [Risas.]. Hay muchos actos que se han mantenido respecto a años anteriores, igual el programa tiene algunos actos más que el año pasado, pero vaya… Se ha reforzado el tema del Vermut Musical, que el año pasado dio muy buenos resultados y generó muy buen feedback, actuaciones de magia… Mucha actuación en la calle. Creo que el resumen de la fiesta es que queremos que la gente salga a la calle y se lo pase bien y que quien no salga, de una forma u otra, acabe percibiendo la fiesta. En mi experiencia en La Bardisa, recuerdo que los primeros años que hicimos charanga, había personas mayores que te decían que no iban al baile por diversos motivos, por cuestión de las piernas, o porque eran viudas, por lo que sea, y que sentían alegría cuando pasaba la charanga por delante de casa y durante esos instantes formaban parte de la fiesta. Este es el concepto que queremos trabajar, que la fiesta esté en la calle, que sea popular.
Jaume: Más allá de las Fiestas, uno de los retos que tiene una población rural pequeña como Alcampell es conseguir que la gente joven se quede a vivir aquí, que no tenga que irse a vivir a poblaciones más grandes, y supongo que las áreas que llevas en el ayuntamiento son importantes para conseguir dar motivos a estas personas para quedarse a vivir aquí, dotar a una población modesta de un suficiente atractivo para que los jóvenes se queden, se impliquen y hagan vida social dentro de la población.
Iván: Al final se trata de que tengan elementos que les permitan reforzar su identidad alcampellense, que la sientan, que la hagan muy suya, no sólo durante las Fiestas Mayores, sino durante todo el año, que la vivan. Esta experiencia, al final, hace que repitas, que al año siguiente, cuando tengas vacaciones, vuelvas a tus raíces en lugar de ir a Salou o a cualquier otro rincón.
Es obvio que la Fiesta Mayor no hace milagros y no creo que por sí misma consiga consolidar la población, no conseguirá que los jóvenes dejen de irse fuera a estudiar o que dejen de buscar oportunidades laborales fuera de la población, pero sí que puede funcionar como esa cinta que nos une a todos, que nos hace mantener esta estructura social y que la conservemos y que se perpetúe de un año a otro, porque estas mismas estructuras nos permitirán un cierto desarrollo, en mayor o menor grado, pero si tú tienes un vínculo fuerte con un sitio es mucho más fácil que vuelvas. Yo mismo podría ser un ejemplo de esto, como mucha otra gente, pero yo, al menos, lo veo así. En el momento de escoger un estilo de vida o un camino vital, somos muchos los que no elegimos una gran ciudad, pero sí que podemos cambiar un pueblo de 700 habitantes por otro de 1500 porque te puede proporcionar más opciones laborales. Hay que reforzar esta labor de ayuda a la identificación con el pueblo con políticas que generen puestos de trabajo, no sólo en Alcampell, sino en cualquier población de La Litera, porque exceptuando Binéfar, el resto de municipios están igual o mucho peor en cuestión de despoblación.
Obviamente, no podemos crear cien puestos de trabajo para evitar el éxodo de la gente joven, ni en cuatro años, ni en ocho, pero te puede costar lo mismo ser emprendedor en Barcelona que serlo en Alcampell, pero puedes tener muchísimas más facilidades siéndolo en Alcampell que siéndolo en Barcelona, o en Madrid, en Valencia o en Vigo. Si conseguimos que la gente ame Alcampell y lo sienta suyo, tanto como para que llegado el punto en que se tengan que ir se lleguen a plantear aquello de “de dónde vengo y dónde voy”, pues genial, es un valor añadido. La fiesta es para disfrutar, de reencontrarnos, de recibir a los que vienen de fuera, de desconectar, pero si además queda un residuo de esta fiesta que nos aporta algo a nivel de desarrollo local, mucho mejor.
Jaume: ¿Qué recuerdos tienes de pequeño de la Fiesta Mayor?
Iván: ¡Hombre! Eso se lo tendrías que preguntar a alguien mayor que yo, por ejemplo al alcalde [Risas.]. Yo todavía soy un crío. ¿Recuerdos de pequeño? Pues cuando empiezas a salir las primeras noches, cuando empiezas a negociar con los padres que la hora de llegada a casa no serán las dos, sino las tres de la madrugada, cuando haces las primeras peñas, toda la experiencia de estar en un guariche, es una experiencia típica de la Fiesta Mayor y que, con los años, te das cuenta de cómo vas evolucionando, cómo te vas haciendo mayor, cómo vas madurando, porque la forma que tenías de hacer aquellas mismas cosas que hacías en la Fiesta hace años, cuando tenías doce años y eras inexperto, no es la misma que la forma en la que lo harás con veinticuatro o cómo la harás cuando tengas cuarenta… Las ferietas, ir a probar la puntería al tiro, salir hasta muy tarde, los primeros cubatas, que solían beberse en la Fiesta Mayor… ¡El ambiente! El ambiente de Alcampell es algo que me sigue maravillando hoy en día, porque por mucho que para la regiduría estos dos días son muy estresantes y sin pausas, sales a la calle y, por una semana, el ritmo de Alcampell se convierte en el ritmo frenético de una ciudad humana, un ritmo muy acelerado, casi frenético, de gente que se prepara para los invitados, peñas que se preparan para hacer la fiesta, bares, comercios, un ir y venir muy frenético, pero muy humanizado. Es ese ritmo de Fiesta Mayor, ese ambiente de la previa, de cómo se está preparando el nervio, ese gusanillo del “¡ya llega, ya llega!” que también es algo muy especial. Los de fuera viven la Fiesta Mayor con nosotros, pero los preparativos es algo que es mucho más íntimo, más nuestro.