Texto e Imagen: Jaume Garcia Castro
Tamarite de Litera, 8 de marzo de 2015.- David Baró es un joven mentalista que últimamente ha sorprendido por sus trucos y números de adivinación. Ganador del 1er Premio Nacional de Mentalismo 2014, creó una expectación inusitada hace unos meses en Cataluña al participar en un programa de radio en la emisora RAC1 donde adivinó 24 horas antes de celebrarse el sorteo el número ganador de la Grossa de Cap d’Any, un sorteo que organiza desde hace dos años el departamento de juegos y apuestas de la Generalitat de Catalunya.
Dentro de la XVI Edición del Encuentro Nacional de Magos “Florences Gili” de Tamarite de Litera ha participado mostrando ante el público una pequeña parte de su espectáculo Misteriosa…mente. David Baró empezó en el mundo del ilusionismo siendo todavía un niño pero, a medida que se iba haciendo mayor, se fue encaminando hacia lo que es ahora. Estudió Psicología, Lenguaje No Verbal y un Máster en Hipnosis Clínica, estudios que, suponemos, que le han servido mucho para dedicarse a esta rama del ilusionismo que es el mentalismo. Estos días ha actuado en dos ocasiones en el recientemente remodelado espacio de la Plaça del Replanell, de Tamarite. La primera función fue a la medianoche del viernes, con un frío terrible y un público que temblaba, no sabemos si de frío o por culpa de la emoción vivida con el espectáculo de David Baró. Y es que el mentalismo es una disciplina difícil, pero muy gratificante para el público. Escogiendo a personas al azar de entre las presentes, Baró propone una serie de demostraciones de adivinación que dejan boquiabierto al más curtido.
El domingo por la tarde, a una hora más prudencial y con una temperatura mucho más agradable, el mentalista volvió a repetir algunos de los números de su espectáculo. Al acabar la función nos dirigimos hacia él para hacerle algunas preguntas relativas a su disciplina de ilusionismo.
Jaume Garcia: ¿Cuánto tiempo llevas dedicándote al mentalismo?
David Baró: Yo antes era mago y como tal llevo toda la vida, llevo desde pequeñín, porque a mí ya me viene de familia, pero especializado en el mentalismo debo llevar unos cinco o seis años.
Jaume: Es una variedad del ilusionismo que me parece especialmente complicada porque tienes que jugar con el oficio del mago pero también con el hecho de que los aparatos que utilizas para hacer los trucos son el propio público.
David: Es una variedad de la magia en la que cuando te metes un poco te vas apartando de la magia, te das cuenta que hay poca relación, pero siempre hemos estado metidos en el mismo saco, por decirlo así, pero cuando te pones a estudiar descubres que los magos del Siglo XIX no hacían mentalismo, es decir, no provenimos de la magia, sino que provenimos de los médiums y espiritistas, falsos, de aquella época, es decir, usamos las mismas técnicas psicológicas que usaban en aquella época para simular que tenían poderes, lo que pasa es que nosotros lo utilizamos para hacer espectáculo. Cuando te pones a estudiar, estudias cosas que los magos no tienen porqué hacerlo, como es la psicología, PNL, hipnosis… Todo esto no tienen porqué estudiarlo los magos.
Jaume: Así que el referente sería más Aleisteir Crowley que no Harry Houdini…
David: Sí, sí, sí. Correcto. Houdini no hacía mentalismo.
Jaume: Últimamente te hemos visto en medios de comunicación adivinando el premio de la Grossa de Cap d’Any en Cataluña, que no se vendió.
David: No se vendió, no. Me dicen que hago como hacía Uri Geller cuando generaba ilusiones colectivas y la gente en su casa les sucedían cosas, me decían si, de alguna manera, controlé que nadie comprara ese número, además de adivinarlo. No, era una acción publicitaria que es muy interesante. La gran pregunta es por qué no lo compré yo.
Jaume: ¡Claro, esa es la gran pregunta!
David: [Riendo] La explicación la he dado muchas veces, es que no tenía tiempo físico porque cuando escribí el número el día antes ya era muy tarde para llegar a casa y ponerse a buscar por internet dónde se podía encontrar ese número. Aunque hubiese querido, no habría tenido tiempo físico para poder ir a comprarlo. Lo que fue una casualidad espectacular es que no lo comprase nadie. [El premio quedó desierto y fue a parar a las arcas de la Generalitat que lo invirtió en Bienestar Social.]
Jaume: Supongo que llegar a este punto de hacer un truco tan masivo, en el que todo el mundo se queda sorprendido, debe ser complicado llegar a dominar la técnica necesaria para conseguir un efecto tan sorprendente.
David: Es que esa es la gracia del mentalismo, que nunca sabes dónde acaba el secreto y empieza la mente, dónde acaba la mente y empieza el truco que puede haber, porque usamos mucho más la mente de lo que la gente escéptica cree, y más en un encuentro de magos. Solo te diré que usamos mucho más la mente de lo que se imagina mucha gente.
Jaume: Supongo que los amigos de los magos se deben pasar el día temiendo que su amigo les robe la cartera o el reloj. A ti, en el día a día, tus amigos o tu pareja debe temer que les leas la mente o que les hagas hacer la gallina…
David: [Se ríe] Sí, es que además es deformación profesional. Desde que te has puesto delante de mí yo te he estado analizando el lenguaje no verbal, no intentes mentirme porque es muy probable que me dé cuenta. [Risas] Cuando saben que eres mentalista, la gente se pone muy nerviosa, ya no saben si les estoy intentando leer lo que piensan, no saben qué hacer con las manos por si adivino algo…
Jaume: Debe ser complicado leer la actitud corporal de alguien en tan poco tiempo. Sube al escenario alguien que no sabes quién es y en un tiempo muy breve tienes que adivinar de qué pié cojea…
David: Sí, por supuesto. Y tú que has visto el espectáculo, fíjate la gran dificultad porque no puedo elegir a los espectadores, porque siempre estaría esa sospecha, que es lo primero que piensa un espectador: “Ya se conocían, es un compinche”. Para mí, no poder elegir es mucho peor, porque no puedo usar el ver que alguien puede ser más fácil de trabajar o ver que la persona que sube puede complicarme la vida. El hecho es que no puedo elegir, así que una vez ha subido al escenario es cuando veo cómo es esa persona, pero bueno, tampoco he tenido muchos problemas, la gente es buena.
Jaume: Hombre, se supone que si van a ver un espectáculo de mentalismo ya van con una cierta predisposición.
David: Sí, pero aún así hay de todo. Siempre hay el espectador que va a disfrutar de la magia, que es como debe ser, pero también hay el que va a buscar, a ver si ve el truco o a ver qué puede encontrar. Por eso siempre decimos que los espectáculos hay que verlos desde la ilusión. No puedes ir al cine a ver Titanic y decir: “esto no es un barco, es una maqueta, están en una piscina”, sería ridículo. Pues esto es lo mismo, tenéis que mirarlo desde la ilusión.