Aragonés y catalán en la escuela
La Dirección General de Política Lingüística del Gobierno de Aragón ha dado a conocer a los medios de comunicación algo que podemos considerar muy positivo para las lenguas propias de Aragón, que es incluirlas en el currículo educativo y declarar que puedan ser lengua vehicular en clase siempre que se sujeten a unas normas (poco claras) y se haga un proyecto que deberá ser aprobado por la autoridad competente. La noticia, que ha puesto nerviosos a los contrarios al reconocimiento del catalán como lengua propia de Aragón y a todos aquellos que están en contra de la presencia del aragonés y catalán en las escuelas, al menos con esos nombre, los únicos que científicamente son aceptables, ha sido aplaudida –la noticia, digo- de manera general por los defensores del trilingüismo. Otros, en cambio, aplaudimos que el Gobierno por fin saque del limbo de la extraescolaridad las lenguas y las incluya en el currículo, pero ¿de verdad eso va a tener una especial repercusión en la salvaguardia del catalán y del aragonés? ¿Realmente con eso se ha llegado a lo necesario y deseable? Pues no; en mi opinión rotundamente no. Y voy a explicar de modo breve por qué tengo mis dudas sobre la efectividad de las medidas, que más bien parecen paños calientes que remedios reales.